miércoles, 8 de diciembre de 2010

Wikileaks entra en una nueva fase

Suecia, el país que más cadáveres en armarios esconde (algún hablaremos de cómo participó en el Holocausto judío, algo poco conocido...), expide una orden internacional contra Assange y Gran Bretaña le detiene, pero con reservas. Australia le ofrece apoyo diplomático y legal (ya era hora, llevaba un año sin pena ni gloria este australiano olvidado por su país) mientras sus políticos critican abiertamente a los chapuceros servicios secretos americanos (que ya se comieron con patatas el 11-S por su ineptitud). Mastercard cierra la vía económica de Wikileaks y los hackers de medio mundo le dan justo lo que necesita: ataque masivo hasta dejar su web y su sistema electrónico a la altura de una calculadora de 1986. Acción, reacción; nada es gratuito ya en la red: si me jodes, yo te crujo, hablando en plata. Si te dejas presionar por el gran matón, asume las consecuencias de tu cobardía, que sería otra forma de decirlo.

La gran ola de Wikileaks sigue adelante a pesar de que muchos consideren que no revela nada: es sencillo, cuenta cosas que todos sospechábamos, pero al quedar reconocidas oficialmente cobran carta de naturaleza real que las convierte en bombazos. Pero eso es algo que algunos cráneos limitados no llegan a comprender, esperando quizás que esto sea como el Watergate. Allí tampoco hubo bombazos, sólo insinuaciones. Pero ya se sabe que el periodismo en papel sigue imponiendo muchas fronteras falsas a la mente. De momento ya se han hecho 1000 copias virtuales de Wikileaks para evitar que cierren el grifo, porque internet es como el mar y la historia del niño que quería meterlo en un hoyo en la playa... el resto ya lo saben.


No hay comentarios: