Otro RIP, pero encadenado a lo que se llama “educación sentimental”. Blake Edwards fue uno de los que, de rebote a través de ciclos de cine clásico, llegaron a ser una constante. Lo que nuestros padres disfrutaron viendo la generación de los 70 y 80 lo aprendió en filmotecas, ciclos nocturnos de La 2 y el pirateo audiovisual. Ahora el gran creador de Peter Sellers se ha ido y con él quizás el eslabón final de un tipo de comedia que caminaba siempre sobre el Atlántico: a ratos americana, a ratos inglesa, universal. También con la vista puesta en los niños grandes y mayores que gobiernan el país, está la exposición en Salamanca ‘Los tebeos de la posguerra’, una cicatriz emocional para todos los que superan los 50 años y saben que los cómics fueron una de las pocas fuentes de alegría en sus vidas bajo la bota franquista. Estará hasta enero y escudriñando ese poso del subconsciente podrían verse muchas de las razones por las que todavía España es lo que es: por el tebeo entraron muchas cosas, no sólo escapismo literario para los niños. Más de uno se llevaría una gran sorpresa.
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