viernes, 10 de diciembre de 2010

El adiós de Mr. L

Ésta será una de las últimas veces que hablemos de esta ciudad fuera del campo de lo que realmente importa, que no es otra cosa que el intelecto: Lanzarote se retira, y como los viejos púgiles, invicto. Dicho esto se abren muchas cosas: las palmas de las manos de aplaudir por perder de vista al alcalde más iconoclasta (en todo lo malo imaginable) que haya tenido esta ciudad desde los tiempos en que en la Plaza Mayor colgaban las banderas nazis en honor al Tercer Reich (grabado todo por Patino, por cierto, hay pruebas...). También se abre el melón sucesorio, lo que da mucho miedo al pensar en los candidatos probables: al menos éste hizo una apuesta seria por la cultura y montó de la nada la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y el DA2, el Liceo, el CAEM y el Sánchez Paraíso. Sólo de pensar en su delfín hasta ahora, ese concejal del que no diremos el nombre, se le ponen a la estatua de Fray Luis de León los pelos como escarpias. Y para que se le erize el pelo a una estatua tiene que ser la monda. Negro, negrísimo futuro vemos ya en el binomio Salamanca-Cultura, porque la actual situación, aunque jibarizada, tiene mucho de sostenimiento artificial por parte del Ayuntamiento, así que... que Dios pille confesados a los de por aquí, porque intuimos que habrá migración en breve, nuestra, suya y de todos... Pero nada mejor que una ruptura para empezar una buena revolución... pendiente desde hace mucho. Ha llegado la hora, de aquí a mayo, de sacar la guadaña, el gorro frigio, la tricolor y toda la fuerza encadenada*.... desencadenarse, vamos.  



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