sábado, 11 de diciembre de 2010

Conocimiento es poder (y educación, civilización)

Bacon tenía razón: “El conocimiento es poder”. Por eso al sabio y al inteligente se le persigue o se le manipula, se le seduce o se le criminaliza. Es algo parecido a decir que un individuo ha estudiado filosofía: la reacción suele ir desde el arqueo de cejas a un resoplido de desaprobación. Sun-Tzu invitaba a sus discípulos a ocultar la astucia para no revelar su verdadero poder; quizás por eso Platón casi muere por culpa de Dionisio de Siracusa: demasiado inteligente y revolucionario para un mercenario metido a reyezuelo de la Antigüedad. Por eso Atenas empujó a Sócrates contra sus propios principios, por eso la medicina natural era vista como brujería en la Edad Media, por eso también en cuanto apareció la imprenta la Iglesia se arremangó la sotana para intentar controlarla con cédulas y permisos e impresión bajo pena de cárcel; igual por eso la educación nunca fue abierta y universal hasta el siglo XX, o quizás sea la razón oculta de que los nazis cargaran contra los judíos de esa forma, porque eran el grueso de la intelectualidad europea. Y por esa misma razón es fundamental que los ciudadanos sean enseñados y educados de la manera más profunda posible, porque sólo así serán más juiciosos y al mismo tiempo más audaces: no hay arte o cultura sin pedagogía, y mil veces habrá que repetirlo. Por eso España adolece de inteligencia: sólo aquí se pelean por un crucifijo en la pared de una escuela, y sólo aquí se desprecia la lengua castellana por considerarla “tiránica y conquistadora”. A derecha o izquierda, el mismo cruce lleno de despojos. Sólo con Bacon, Platón y Sócrates en las manos se podrá volver a tener otro Julian Assange, sólo así podremos todos dejar de ver la vergüenza de medios de comunicación convertidos en fulanas baratas con según qué políticos. Ya lo dijo Umbral: “España, ese país de fanáticos, para lo bueno y para lo malo”. Habría que añadir una de las frases del Tao: “El sabio conoce el camino, y por eso en la tormenta no se deja llevar por el viento y en la bonanza no cae en la euforia”. 


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