Algo de humor para despedir a un gran hombre: "Hoy es un día de fiesta para todos los portátiles negros que crujen cuando se abren".
Steve Jobs nos ha dejado algo huérfanos, demasiado pronto, con la idea de que nunca sabremos qué hubiera podido hacer más que lo que ya hizo. Una gran tragedia para los amantes de la tecnología humanizada; día festivo para los mediocres que juzgan el trabajo y el ímpetu ajenos para quitarle valor, como si Jobs hubiera sido un capullo cualquiera; día de fiesta para sus competidores, que saben que de golpe han reducido al menos un 5% su diferencial con Apple simplemente con que él no esté en el edificio de la compañía. Y un largo adiós comedido, no histérico al estilo de Jacko, Elvis o Amy. Los freaks son así: pasionales, pero con retardo y limitador.
Ya dijimos todo lo que había que decir en la web de El Corso, así que en este blog nos quedaremos con una frase que le define perfectamente, a él y a una manera de entender la excelencia: "Si eres carpintero y haces una cajonera, y quieres hacer una buena de verdad, usas maderas bonitas y de calidad para hacer el frontal y los paneles de los lados. Pero luego no usas un contrachapado para el fondo, porque aunque no se vea usas una buena madera, porque sabes que para que sea una cajonera buena de verdad es lo que tienes que hacer".
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