Domingo noche, casi lunes. Mejor tres consejos en lugar de una opinión. El Equipo tiene sus filias y fobias, y en el mail del blog suelen aparecer algún que otro mensaje pidiéndonos que hablemos de algunas obras. En su mayoría libros y cómics. Nos quedamos con tres propuestas.
Primera: la Trilogía Negra de Estocolmo, de Jens Lapidus, un tipo que ha pasado de ser abogado (todavía lo es) de la muy burguesa y rica Suecia a ser la voz algo sucia y rocambolesca de la novela negra escandinava. De momento se han publicado en España ‘Dinero fácil’ y ‘Nunca la jodas’. Falta el tercer volumen de la mini saga. Y prometemos no volver mucho con la serie negra nórdica, que ya pasa de rosca… pero es que son muy buenos.
Segunda: ‘La Cizaña’, quizás el más adulto, realista, ciertamente marginal volumen de Astérix y Obélix. Muchos de los tics sociológicos de Europa quedaron retratados en este volumen que no es de los mejores para los fans de los dos galos, pero sí para los que ven mucho más allá la crítica a muchos de los males sociales (envidias, celos, abuso de poder, lucha de clases…) que se adivinan entre las viñetas. Y el color verde no es una casualidad. Fue, quizás, el volumen más extraño junto con 'El Adivino' y 'La residencia de los dioses'. Los años en los que el cómic europeo ya se separaba por completo de la veta Aquiles que tanto gustaba en Estados Unidos. En Europa se había tendido ya hacia la vía Ulises: astucia, humanidad y realismo.
Tercera: Blake y Mortimer en ‘La marca amarilla’, uno de los cómics más grandiosos de la “línea clara” introducida por el cómic europeo en la posguerra gracias a los acólitos de Hergé. Es, además, el primero que hizo una mezcla entre el ‘thriller’ psicológico de reminiscencias científicas y el cómic. Muy buen calidad y un mito para los amantes del noveno arte.
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