jueves, 19 de agosto de 2010

Mario Testino al Thyssen


Lentamente, sin prisa pero sin pausa, el abrazo del oso del dinero se cierne sobre los grandes museos. En un afán por abrir nuevos caminos y no ser simplemente arcones de pinturas del 1400 al 1950, la mayor parte de las grandes pinacotecas del mundo (excepto aquellas que sigan viéndose como guardianes de las esencias) abren puertas a la fotografía no tan artística y sí más mediática. El trabajo en los medios de comunicación (especialmente las revistas de papel cuché, donde una foto siempre luce más) es como una cuña que entra en lugares como el Thyssen-Bornemisza.

Y su próxima perla “popular” serán las series de Mario Testino, un fotógrafo peruano habituado a ‘Vogue’, ‘Vanity Fair’, ‘The Face’… y el resto de medios destinado a a exprimir al máximo las ilusiones, esperanzas y complejos femeninos. O artísticos. O de tendencias, esa expresión tan hueca como la cabeza de más de un coolhunter que en realidad simplemente resucita alguna década del siglo XX para salir del paso. Será a partir del 21 de septiembre. Una exposición (‘Mario Testino. Todo o nada’) con más de una cincuentena de fotografías (en la imagen, Natalia Vodianova, que sirve de imagen al cartel) que aglutinan el trabajo de Testino en moda (porque hay que comer, queridos) y el que hace por su cuenta y más cercano al arte fotográfico (el octavo, dicen).


Testino es uno de los que se ha subido al carro del mixto técnico: un poco de analógico, otro poco de digital y quizás algo de Photoshop. Y todo con un nexo temático: el desnudo. Así se cierra el círculo del gancho mediático y popular: arte, moda, erotismo y una módica entrada a un módico precio. Bueno, en el Thyssen no es módico, pero es el precio de la belleza, porque eso es lo que vende, no "arte", con o sin comillas. Testino destripa a esas mujeres ante la cámara dando al espectador lo que busca: glamour (otro concepto hueco, francés, muy francés), morbo y esa bruma que muchos llaman “mujer Testino” y que el propio museo pone a la altura de icono mariano moderno: “Una mujer fuerte e independiente que se mueve en extremos completamente opuestos, Todo o nada, y que el fotógrafo ha definido y redefinido a lo largo de toda su carrera”. A fin de cuentas, Rubens hizo lo mismo también una y otra vez, pero con otras medidas y otro talento, claro...

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