sábado, 14 de agosto de 2010

Los Proms, la excepción a la regla

Otra razón más para ser inglés: los BBC Proms. Bueno, escocés, galés, norilandés, privilegiado habitante de las Islas Anglonormandas o ese extraño lugar entre Gran Bretaña e Irlanda llamado Isla de Man, cuyo escudo son tres piernas con armadura corriendo una detrás de la otra unidas por la cadera. Islas raras, gente rara. Tanto como para que cada año la BBC en el Royal Albert Hall de Londres, con el público de pie escuchando la música, o sentada, o recibiendo la peculiar pedagogía de la música clásica volcada por y para los londinenses y cualquier otro que tenga el buen gusto de amar la música sinfónica. Dos meses veraniegos donde la música clásica lo es todo. El secreto de los Proms es convertir la formalidad total de un concierto clásico en una fiesta abierta, veraniega, sin etiquetas y totalmente festiva, para el pueblo, por el pueblo y con el pueblo. Miles y miles de melómanos, muchos de ellos menores de edad, no pierden tiempo en llenar el Royal Albert Hall. Tan británico como poner cara de circunstancia, tomar té o mirar por encima del hombro al resto de europeos. 

Liberados de la pompa y el boato continentales, sin esmoquin, sin privilegios, sin tonterías de última hora… justo lo contrario a los estrangulados festivales de Salzburgo, Viena, el Berlín oficial, la Ópera de París o la wagneriana Bayreuth. En esos lugares prima la calidad y la fuerza de la música: son grandiosos por su poder artístico. Los Proms, en cambio, lo son por su pedagogía y apertura humanista a la gente. Desde cinco libras puede usted viajar a Londres y escuchar un concierto centrado en un compositor determinado, ser instruido previamente por un músico que habla al público y que luego da paso a la orquesta. Música sin exclusión, sin elitismos, un estilo muy republicano de ver el arte que no ha sido imitado en ningún otro lugar. Sólo en la patria del boato, la pompa y la circunstancia podrían hacer algo así, porque en España habría pasado desapercibido entre el anarquismo generalizado de este país lleno de reyes sin corona. La excepción inglesa a la norma británica. De ahí también su poder de atracción y su éxito. 


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