martes, 31 de agosto de 2010

Ralph König "für alle"


Post específicamente pedido por "Leticia Gandhi".
De vez en cuando Alemania sigue sorprendiendo porque es capaz de romperse para volver a darle a Europa razones para admirar su cultura. En una nación donde lo que tira de verdad es la música, el arte contemporáneo y la literatura, resulta gratificante ver que también el cómic es una mina de la que salen obras que den más empaque al noveno arte europeo. Saliendo del mundo del cómic underground hacia el éxito total apareció hace unos años Ralph König. Arrancó en el pequeño rincón marginal que era la revista Zomix, para luego crecer a partir de su universo de personajes gays y heterosexuales de un militante de esta minoría que encontró otra manera de conectar con una sociedad de masas a la que, en parte, sigue mirando por encima del hombro.


Así fue cómo nacieron en los años 80 ‘El hombre deseado’ (llevada luego al cine), ‘El condón asesino’, ‘Lisístrata’ o ‘Beach boys’. No importa la opción sexual de cada cual, la risa y la comedia, la sátira y la mala uva son universales y no entienden de diferencias. Las vidas de los personajes tienen justo el punto de costumbrismo social que las hacen entendibles por el resto de la gente, de tal forma que la empatía humorística se convierte en la herramienta de König para tirar abajo cualquier tipo de barrera. En su haber, desde 1986 en adelante, cuenta con más de una veintena de volúmenes e historias cortas, con esas tres como canónicas, además de ‘Huevos de toro’ o ‘Konrad & Paul’ o ‘Poppers’, por poner algunos ejemplos. Su estilo es claro, basado en el blanco y negro (pero también con ediciones en color), con apego al estilo de la caricatura, con mezclas de folletín, vodevil y un sinfín de situaciones de la minoría gay presentadas de tal manera que conducen a la comedia. Y por supuesto toda la temática gay que entra como el precio a pagar por leer a König: aceptación, Sida, infidelidades, promiscuidad… Y todo con la ley de los tercios que él mismo ha cacareado más de una vez: “un tercio es mi vida, otro es ficción y otro más son historias de otros”. El cómic europeo ganó con él a un fabricante de éxitos, que arrastra a la gente hacia este arte, y al mismo tiempo a un Pepito Grillo que señala con humor dónde están los fallos sociales. Imprescindible.


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