Mientras tanto: Basilio Martín Patino. Si cuando murió Delibes se montó tanta jarana, preferimos no pensar qué ocurrirá cuando el decano del cine salmantino y uno de los primeros en experimentar con el medio, allá por los 50 y 60, se vaya al otro barrio. O Antonio Gamoneda, otro que tal baila y que el día en que tengamos todos que despedirnos de él (insistimos, otro al que todos cubren de buenas palabras y que apenas ha sido leído) se quebrará más de una cabeza por lo que pueda pasar. Murió Delibes y se nos viene a la memoria la vieja teoría californiana del "Three for one": los grandes creadores o los famosos, nuestros santos laicos para nuestra particular mitología civil, mueren siempre de tres en tres. Y como la biología manda, si muere alguien mayor, los compañeros de viaje suelen también irse detrás. La lista es grande: Gamoneda, Patino, Antoni Tápies, Antonio Gala, Ana María Matute, Joan Manuel Serrat, Alfredo Di Estéfano (más artista que muchos de esta lista, por cierto), Eduardo Mendoza, Juan Marsé (juas juas)... eso sin hablar de los no tan viejos que podrían irse con Caronte, desde Almudena Grandes (!) a Javier Marías. Dios... perdón, los dioses no lo quieran, que vivan muchos años más y que por lo menos no tengan que morir para que la gente los lea. Qué triste vida la del escritor, tantas energías para sólo ser una estrella fugaz con algo de suerte. ¿O quizás no?
sábado, 20 de marzo de 2010
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