Dice la Biblia, ‘El Cultural’, que el género del musical ha abandonado definitivamente la losa de los bailes estilo Gene Kelly para convertirse en teatro musicalizado, en “la ópera del siglo XXI”. Sería casi imposible resumir aquí la historia de los musicales. Digamos que su primer subidón fue en los años 30, cuando el sonido llegó al cine y se pusieron a cantar en números teatrales que se filmaban tal cual. La posibilidad de unir cine y espectáculo de variedades fue lo que puso a babear a los grandes estudios, que financiaron a fondo perdido una versión de Broadway por unos centavos de dólar antes de la guerra, con Fred Astaire y Ginger Rogers alargándose en el tiempo.
Luego llegaría la gran época dorada, los 50 y parte de los 60, con Gene Kelly y Vincent Minelli de demiurgo detrás de las cámaras. Fue entonces cuando Mayo del 68, el desencanto burgués y los ácidos 70 trituraron el cine musical. El género volvió a su lugar: los teatros, especialmente los de Nueva York, hogar del estilo y sancta sanctorum de los musicales. Y una vez en casa el musical volvió a coger fuerza (‘Chicago’, ‘Cabaret’, ‘New York, New York’, ‘Grease’ o ‘Rent’). Ahora en España se abren los procesos de transformación para que el musical viaje. Como ‘Chicago’, que ya pone rumbo al Teatro Coliseum madrileño con una plantilla de actores que ya tienen muchas tablas en este tipo de obras, como Natalia Millán y Manuel Bandera, que ya compartieron escenario en ‘Cabaret’. ¿Será de verdad la ópera de este siglo o es el tercer renacer de un género que, mientras no salte al cine, parece tener su futuro asegurado? A veces, lo que está en el teatro, debería quedarse en el teatro. De momento les hacemos dos recomendaciones: ‘Chicago’, estreno en breve, y en la Gran Vía, ‘Spamalot’, de la que hablaremos en el futuro.
1 comentario:
Spamalot ... los Monty Python´s ... quien sino ellos
Buena sujerencia
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