martes, 3 de noviembre de 2009
Ciao José Luis
Debe ser muy siniestro ser un actor de los pies a la cabeza y que te recuerden por un par de escenas en comedias costumbristas que sacaban lo peor del alma española, y que de paso eternizaban el cliché del moreno bajito, calvo, con bigote y terriblemente ingenuo que nos definió durante muchos años. José Luis López Vázquez ha muerto y los geniecillos del gremio le recuerdan por 'La cabina' y 'Mi querida señorita'. Perfecto para su visión de lo que es el cine, pero insuficiente a todas luces. Muy buenas interpretaciones, pero que no superan los papeles secundarios que hizo para 'El pisito', 'El cochecito', 'Plácido', 'La escopeta nacional' o 'Luna de Avellaneda'. Era un espartano del cine, una cara conocida pero que siempre dio lo mejor de sí mismo cuando interpretaba a hombres pequeños de placeres y vicios menores en un mundo que le venía demasiado grande. De haber nacido en Londres o Nueva York habría sido uno de esos grandes actores de carácter con un Oscar sobre la chimenea y que habría terminado haciendo alguna sitcom célebre en la CBS o la ITV británica, por ejemplo. Y sin embargo, por desgracia, la inmensa mayoría de la gente sólo le recordará por aquella escena de 'El turismo es un gran invento', del 68, cuando con bigote, traje negro y gorra de pañuelo al estilo albañil decía aquello de "a-le-maa-naaas". Una pena doble: su muerte y que no se le haga justicia en la psique nacional.
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