sábado, 7 de noviembre de 2009

Por Yoani Sánchez

Hace ya algún tiempo que no hablamos de los miserables tiranos que han convertido sus países en satrapías persas al peor estilo. Jenofonte habló largo y tendido en la ‘Anábasis’ de este tipo de miserables ególatras, pero se quedó corto en comparación con la sutileza de la dictadura cubana. Hablando en plata castiza, esa que no saben usar en Latinoamérica: “Nos pasamos la revolución cubana y sus éxitos educativos por el forro de los cojones del burro del tío Casimiro el de Cacabelos”. Yoani Sánchez (en la imagen), la bloguera más famosa de Cuba (Generación Y), resistente al régimen, fue detenida y humillada por la seguridad cubana mientras iba camino de una manifestación “tolerada y controlada”. La obligaron a subirse a un coche donde fue insultada, amenazada y golpeada. Sinceramente, los argumentos que podríamos usar son tantos como repetitivos. 

Darle pábulo a los afectos al régimen cubano con otro post largo sobre su despotismo y ceguera histórica sería un error. Simplemente recogemos uno de ellos: cualquier estado que para sobrevivir tiene que cercenar la libertad de opinión y expresión pierde toda legitimidad moral para justificarse a sí mismo. Es cuestión de tiempo, y esperamos de corazón que Cuba salga de la larga noche igual que lo hizo España, que su transición sea igual de práctica, beneficiosa y positiva. Que no se haga realidad la frase de Thomas Jefferson: “La libertad de las naciones se alimenta de la sangre de los tiranos”. Mientras tanto, os sugerimos mensajes de apoyo. Recuerden que un día también hubo aquí un imbécil al mando, bajito, con voz de gaita y monotesticular. Pero esa es otra historia…


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