
Post específicamente pedido por "Leticia Gandhi".

Así fue cómo nacieron en los años 80 ‘El hombre deseado’ (llevada luego al cine), ‘El condón asesino’, ‘Lisístrata’ o ‘Beach boys’. No importa la opción sexual de cada cual, la risa y la comedia, la sátira y la mala uva son universales y no entienden de diferencias. Las vidas de los personajes tienen justo el punto de costumbrismo social que las hacen entendibles por el resto de la gente, de tal forma que la empatía humorística se convierte en la herramienta de König para tirar abajo cualquier tipo de barrera. En su haber, desde 1986 en adelante, cuenta con más de una veintena de volúmenes e historias cortas, con esas tres como canónicas, además de ‘Huevos de toro’ o ‘Konrad & Paul’ o ‘Poppers’, por poner algunos ejemplos. Su estilo es claro, basado en el blanco y negro (pero también con ediciones en color), con apego al estilo de la caricatura, con mezclas de folletín, vodevil y un sinfín de situaciones de la minoría gay presentadas de tal manera que conducen a la comedia. Y por supuesto toda la temática gay que entra como el precio a pagar por leer a König: aceptación, Sida, infidelidades, promiscuidad… Y todo con la ley de los tercios que él mismo ha cacareado más de una vez: “un tercio es mi vida, otro es ficción y otro más son historias de otros”. El cómic europeo ganó con él a un fabricante de éxitos, que arrastra a la gente hacia este arte, y al mismo tiempo a un Pepito Grillo que señala con humor dónde están los fallos sociales. Imprescindible.
















El mismo Olimpo que vio partir a uno de sus grandes sacerdotes, Nacho Duato, uno de los grandes de su oficio que acabó hasta las narices de la burocracia del Ministerio de Cultura (da igual quién esté, al parecer...) y de los nuevos códigos "de buena conducta" que le obligaban a ser como el resto independientemente de sus méritos. Esto es, que el Ministerio ha cambiado el toque meritocrático del genio por el toque de la normalidad democrática liberal. Esto es, más justicia a cambio de perder talento. Sea como fuere, Duato ya es el jefe del Teatro Mijailovsky de San Petersburgo, uno de los grandes centros líricos y de danza del mundo. Allí, en Rusia, donde la danza es una de las grandes artes en detrimento de otras (cada país tiene sus talentos, claro está) es adorado como un semidios, y el divismo característico de Duato (más allá de reconocer su valía) será bien entendido y recibido. Duato parece ser el típico hombre-obra, es decir, que lo que él considera creación abarca toda la vida y lo ocupa todo. Es un artista imperialista, que imprime su sello a todo lo que hace, de tal forma que todo debe girar en torno a él y su idea. Así que Duato se va dando un portazo, diciéndole al Ministerio que él se va de la Compañía Nacional de Danza después de 20 años y que se metan sus códigos por el... orgullo funcionarial. De todas formas, en España la danza es menor, así que no se notará, y mucho más en un país obsesionado con los escritores, los pintores y los arquitectos como éste, donde sólo ahora el cómic gana peso y el cine siempre ha sido el tonto de la familia, o mejor dicho, el rarito al que se mira mal... Ciao, Nacho. No guardes rencor. No sirve de nada.


La obra más importante de 


