Mucho ojo con el Festival de las Artes. La rana que lo personificó los tiene de corbata. En las calles estrechas de Salamanca ya ha empezado el murmullo de la guillotina al caer, ese sonido metálico sostenido, precedido de los redobles de tambor, que suele terminar con un golpe seco y los vítores de los parisinos. Ojito porque este podría ser el último año del Festival de las Artes (¿es un deseo o una realidad?), porque se han hecho muchas tonterías y en Valladolid más de uno ya está deseando echarle el guante. Hace más de un año, casi al principio de la historia de este blog, dijimos que al Festival se lo llevarían a Valladolid al final, pero es que puede que ni eso. Que no está el patio para tonterías, que el horno está sucio y por no haber no hay ni para harina para bollos. Con Calixto Bieito han subido la programación para rozar los 1,6 millones de euros, eso en blanco, que en negro siempre sale más pasta. Y si este año no funciona el invento, adiós. Ya lo dijimos hace un año, pero claro, no es suficiente, aquí nadie toma en serio los susurros antes del guillotinazo. Al final será cierto eso que dicen a los estudiantes cuando llegan el primer año: “Bienvenido a Paletolandia”. De todas formas, mucho ojito, porque tan culpable sería la ciudadana como la organización que no ha sabido conectar con Salamanca.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario