
Hay un viejo dicho entre los estrategas y tácticos: el que más patalea y se queja de algo es el que paga la factura. Es lo que le pasa a Alemania con Grecia, que no quiere apoquinar el dinero que debe para salvar a un socio más pequeño (con el que ha hecho grandes negocios aprovechándose del diferencial de precios, por cierto, hipócritas…), y de paso ya apuntan a que España será la siguiente nación de la Zona Euro en irse al garete. No duden de que no será así, y llegado el caso, avisamos, Alemania será la primera en perder el culo, literal y metafóricamente, en ayudar.
Una cosa es lo que diga S&P (una empresa privada con intereses privados, totalmente subjetiva y con ganas de marcha a nuestra costa), otra lo que diga la prensa alemana (tan amarilla como la británica si no más, por cierto, que los alemanes son en el fondo unas marujas reprimidas) y una tercera muy distinta lo que nos pase de verdad. Como todos los demás, saldrá adelante este país muy habituado a ver pasar cadáveres ajenos, así que…
No obstante, no deja de ser elocuente cómo todos los especuladores del mundo se ceban con los débiles, a la espera de hacer negocio, igual que hiciera Soros en su día a costa de la libra esterlina. Ese día, cuentan, el Gobierno británico encargó a uno de los comandos del MI6 que le pintara una diana gigante a este, y citamos textualmente, “pedazo de cabrón húngaro”, y que llegado el caso, apretara el gatillo. La crisis la provocaron los desmanes privados, y ahora los gobiernos públicos pagan el pato, una vez más. El capitalismo no termina de entender que sus pecados sí dejan huella, y llegará el día, no muy lejano, en el que más de un Gobierno decida cortar por lo sano para evitar que los buitres oscurezcan el cielo. No es nada nuevo: de hecho, en la antigua Roma, más de un emperador quitó de en medio a un molesto magnate que quería enriquecerse a costa de las endeudadas arcas imperiales. Roma, ése espejo de nuestros deseos…
PD: Sí, el escudo alemán está del revés por algo…














Sus ojos se posaron entonces en una pintada del baño. No se había percatado de la cantidad de pintadas y frases que había escritas por todo el pequeño váter. Vio una curiosa, escrita a toda prisa: “Bienvenido al lado oscuro”. Valiente mamarracho. Pasó a otra. “¿Quieres sexo duro? Llama a Jenny al 634……”. Vale.. Después, junto al dibujo espantosamente carente de talento de un pene, un teléfono con una frase sin terminar: “Te la voy a …..”. ¿Por qué la gente siempre se pone tan mezquina cuando puede ser anónima? Cerca había otra más inteligente, pero no menos implícita: “El amor es cuestión de ángulo”. A los lados había un montón de frases incoherentes. Siete de cada diez eran sórdidas hasta tener que apartar la mirada ante la imagen mental. Luego, otras tres eran insultos racistas, fascistas, lemas comunistas vacíos de sentido y valor, gente diciendo que no eran españoles junto a otros que lo proclamaban a todo el que pudiera leerlo. 