viernes, 16 de octubre de 2009

La mejor banda sonora posible: 'Bleu'

Pocas veces la música ha dado tanto sentido a una película como con 'Bleu'. El filme lo dirigió Kristof Kieslowski, pero el alma la puso su compatriota Zbigniew Preisner, un músico absolutamente prodigioso que compuso la banda sonora perfecta. La música daba alma y fuerza a una historia de pérdida completa. Una mujer que dejaba atrás, en un accidente de coche, a su marido y su hija pequeña. El dolor reflejado en el rostro sereno de Juliette Binoche: pero tiene truco, su aparente relajación esconde realmente el sufrimiento excesivo que en algunas escenas es delirante. Recordamos especialmente cuando ella, angustiada cuando la realidad emerge con fuerza por encima de su sedación emocional, arrastra su puño cerrado por un muro de piedra, pelándose los nudillos, sangrando por sus dedos retorcidos. 

El azul lo domina todo, la metáfora de la tristeza, pero también de la liberación en la iconografía revolucionaria a la manera francesa. Azul es libertad, blanco es igualdad, rojo es lucha y fraternidad. La protagonista se libera finalmente, pero lo hace a través de la asimilación de la pérdida, y para hacerlo termina la partitura que su marido músico fallecido había dejado inacabada. Entonces estalla la última versión final de su obra. El mismo tema inicial, esa canción de Europa, repetida por Priester al final pero con otra carga emocional. De las pocas cosas que ponen los pelos de punta a más de uno. Recomendamos la película, pero todavía más la banda sonora, porque el film no se entiende sin los acordes, pero sí estos sin las imágenes. Probablemente el músico le ganó la partida al cineasta. 

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