martes, 20 de octubre de 2009

El Premio Tongo Planeta

Escena de la nueva película de suspense que nos ha regalado la editorial Planeta: varias horas antes de que se fallara el ganador del Premio Planeta de 2009 apareció en Wikipedia la respuesta, era para Ángeles Caso, en cuya página de información de la enciclopedia en la red ya figuraba como ganadora. Como diría el Luisma, "me parto y me mondo". Ella no tiene la culpa, simplemente hizo lo que haríamos todos: poner la mano. Fue la demostración palpable de que el mayor premio de las letras hispánicas, por dinero y por difusión publicitaria, es uno de los mayores tongos y pufos que se conocen, una red mafiosa que hará verdad aquella leyenda urbana que aseguraba que Terenci Moix escribió por encargo la novela con la que ganó. Mejor dicho, le hicieron ganar. La desconfianza es tal hacia el mundo editorial que casi hacen parecer retoños con pañales a los tiburones caníbales de las discográficas. El hecho también hace verdad el famoso dicho de NGS: "la mayor parte se dan entre amigos". Ya no cabe la posibilidad de que un día aparezca un mirlo blanco que surja de la nada con una obra maestra, no hay opción al genio desconocido porque se le cierran las puertas de los premios, y los que todavía buscan a ese talento anónimo son tan pequeños que apenas tienen repercusión mediática. 

Queda un resquicio, el Ministerio de Cultura, que parece remar en dirección contraria y le entrega el Premio Nacional de Literatura Dramática a Paco Bezerra, un imberbe treintañero que no tenía dinero y personal para subir a las tablas su obra ganadora. Suponemos que ahora sí, porque si no es para matar a alguien en el Ministerio. Sea como fuere, algo huele a podrido en el Estado de las editoriales. Así de sencillo. Suponemos que es más fácil vivir de la reedición de clásicos y de encargarle al escritor rancio de siempre de origen castellano o catalán para que ensucie más páginas en blanco. Recordamos pues la sinceridad de Thomas Bernhard, escritor austríaco, que se descolgó con esta frase para justificar por qué había aceptado todos los premios que había recibido en su vida: "No estoy dispuesto a rechazar 25.000 chelines, soy codicioso, no tengo carácter, yo también soy un cerdo". Pues eso, que todos hacemos oink oink porque ninguno nació rico. Y si es así, ¿para qué escribes, burgués pestilente? ¡Vive la vida tú que puedes!

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