miércoles, 18 de mayo de 2011

El Pueblo empieza a cabrearse


15 de mayo. Bonita forma de empezar a darle patadas a un bidón de gasolina llamado España que, por ahora, no se mueve mucho. Manifestaciones en toda España; en Salamanca uno de los mejores valores del PP local reacciona como una jubilada sin pastillas sedantes: una pena, era su oportunidad para destacar más, porque algún día López podría ser alcalde, pero para entonces Salamanca importará todavía menos que ahora. En el PSOE, visto el cariz que toma el asunto, aunque a fin de cuentas son cuatro gatos (la guerra de Irak echó a la calle a millones y Aznar hizo caso omiso, así que...), se ponen de los nervios porque les adelantan por la izquierda. IU intenta agarrarse a un clavo ardiendo; y en el PP se ríen porque saben que esto no les afecta, porque la gente de Madrid y Barcelona que acampa y se manifiesta son "rojillos" y ellos ya van bien sobrados con su bolsa de votos disciplinada, lobotomizada y correctamente uniformada. La pregunta que nos hacemos es qué pasará el día que en España haya un partido liberal-demócrata de verdad, dónde terminará el PP, en qué diván.

La cuestión es que en este blog ya hemos dicho muchas veces que es cuestión de tiempo que la clase media de menos de 40 años estalle porque les han estafado el futuro. Tal cual. Ya van dos generaciones de cabreados: los que se engancharon al carro en los 90 y los que intentaron hacerlo en esta primera década. Gente bien preparada entre los 25 y los 40 y pocos que se han estrellado contra la realidad de un país que agota sus fórmulas sin renovarse. A España la salvaba que la bola del dinero seguía creciendo, pero cuando ha estallado, todas las vergüenzas han quedado al aire: o alguien hace algo o esa gente, que ya ha perdido la fe en los dos partidos mayoritarios (IU es una quimera y una broma) va a replantearse y a intentar mover los cimientos del edificio. Por mucha necesidad de mantequilla sobre una tostada, metáfora del conformismo que se viene abajo cuando no hacer nada hace que no haya ni tostada ni mantequilla.

El milagro no era tal, más bien un poco de trucos de magia y listos. Las manifestaciones del 15-M han demostrado que una parte de esa gente cabreada está dispuesta a moverse un poco más y no esperar a ver qué pasa. Si la partitocracia no se mueve y no lo arregla, crecerá y se convertirá en un problema para el PP si gobierna: los seguirá teniendo en la calle y más cabreados todavía, y no hay nada que le dé más gusto a un "rojillo" que poner a caer de un burro a un gobierno de derechas. Los dos primeros años del hipotético gobierno del PP con Mariano van a ser muy moviditos: va a desear haber perdido las elecciones generales. O puede que no, puede que España no tenga remedio y que la gente no diga ni mu mientras la peor generación de políticos que ha tenido España desde la turba de magos y arribistas que rodeaban a Carlos II se cargó lo poco que quedaba del Imperio. Porque algo está muy claro: irán a votar unos 16 o 20 millones de personas, unos diez sólo para el PP, pero el resto estará gestando el virus de la impaciencia. Ganar en 2012 o este 22 de mayo no es un salvavidas de nada, porque cuando se es mediocre y ciego ante cómo se resquebraja el sistema, se es siempre aunque se lleve un traje caro.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Vale Corso, ya era hora de que pusierais un poco más de pimienta. Al fin y al cabo este acontecimiento se podría enmarcar en "performance" de hiperrealismo social.
ElLuis