sábado, 7 de mayo de 2011

Adoptar un poeta


Cuando no se tienen buenos hijos se les adopta. Es un poco lo que han hecho en Salamanca con Antonio Colinas, un nómada poético que ha deambulado por León, Córdoba, Italia, Ibiza y ahora en esta llanura ondulada que es el oeste castellano. Nunca ha sido gran madre de hombres de letras desde que la ciudad de los tres tesos fortificados despidiera a Fernando de Rojas y ese Anónimo que dejó al Lazarillo, ambos sentando las bases del Siglo de Oro español. Entre 1450 y 1600 y pico Salamanca tuvo su Edad de Oro y ahora se reconvierte en parque temático de piedra y patrimonio. Es la nueva era española: servicios, servicios, y más servicios. Aquí llegó relajado y tranquilo Antonio Colinas, y aquí se quedará probablemente, convertido en un icono, en una parte más del patrimonio de la ciudad. Sólo esperamos que siga siendo igual de libre, independiente y multifuncional, capaz de viajar y no parar de escribir, prolífico como pocos.

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