jueves, 9 de febrero de 2012

Los Estados Unidos de Europa


Cuando vienen mal dadas se suelen sacar a relucir las miserias personales y los grandes ideales. La población se divide entre los que sobreviven pisando cabezas ajenas y los que baten alas para volar por encima de la mugre. Así que a batir alas... Se nos viene a la memoria dos frases. Una es de un personaje de cómic de cuando éramos niños, que en las novelas ilustradas de Julio Verne decía aquello de "a grandes males, grandes remedios", o lo que es lo mismo, que cuando la situación es tan grave hay que tomar decisiones que jamás tomaríamos cuando la cosa marcha normal.

La otra frase es de Víctor Hugo: "¡Un día vendrá en el que las armas se os caigan de los brazos, a vosotros también! Un día vendrá en el que la guerra parecerá también absurda y será también imposible entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín, como es imposible y parece absurda hoy entre Ruan y Amiens, entre Boston y Filadelfia. Un día vendrá en el que vosotras, Francia, Rusia, Italia, Inglaterra, Alemania, todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fundiréis estrechamente en una unidad superior y constituiréis la fraternidad europea [...]. Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados que se abran al comercio y los espíritus que se abran a las ideas".

Luego descubrimos una frase filtrada de una de las muchas reuniones de Bruselas: "Esto es un desastre". Se dirime el futuro del euro en estos días, con Grecia ejerciendo de paciente de turno en el hospital. Como un episodio de 'House', con un médico taranbana que se supone es el mejor del mundo. Pero no las tenemos todas con nosotros... si existiera algo parecido a los Estados Unidos de Europa no pasarían estas cosas, pero no existe por el miedo atávico, los intereses electorales, la poca visión a largo plazo de los políticos, su mediocridad manifiesta (en España ya van más de 16 años de subnormales con poltrona), la falta de agallas para plantarle cara a los tiburones financieros (con lo fácil que sería deslizarles una notita en la que se les hiciera ver que el Estado ni perdona ni olvida.... hehe) y sobre todo la total falta de imaginación.

¿Qué hace falta para que la vieja Europa cuarteada y caótica se dé cuenta de que el futuro ya no va a soportar microchorradas nacionalistas como Kosovo? ¿Qué hace falta para que exista un gran abrazo que con el tiempo supondrá más control mutuo, más racionalidad fiscal y económica, menos posibilidades de caer en cadena en una gran crisis económica? ¿Qué hace falta para que las élites que gobiernan y tienen una sola patria (su dinero) empujen para que llegue algo que sería la reconstitución de lo que más grande nos ha hecho nunca, Grecia y Roma?

Igual lo que hace falta es una guerra, una cruzada contra el Islam, un gobierno despótico y sátrapa en Moscú, que China nos escupa a la cara y nos llame "monos blancos", como llevan haciendo desde hace siglos. Quizás un líder carismático, un George Washington con acento de Toulouse o de Berlín, o de Milán o de Barcelona, o de Londres. Tal vez un ataque pandémico de cordura, un nuevo Renacimiento, una crisis económica tan profunda que sea ya imposible otro camino que el de tirar abajo los muros que faltan para hacer de Europa el gran loft federalista que debería ser para evitar que las pequeñas miserias nacionales nos devoren.

Europa empezó el siglo XX siendo la dueña y señora del mundo y del universo (hasta España tenía todavía colonias en África), llegamos al primer cuarto de siglo arruinados pero enteros, a la mitad del mismo Europa estaba descuartizada, violada, saqueada y agonizante en una cama. Terminamos el siglo siendo pequeños burgueses que tiraban muros de Berlín para poder abrazar a los eslavos. Y hemos empezado el siglo XXI con la misma acidez de estómago que en 1920 o 1950. El siglo XX ha sido el peor de Europa en mucho tiempo, una especie de segundo siglo XIV (peste negra, guerras, cruzadas fracasadas...) con ideología de fondo.

Así que igual habría que pensar que ya que la mierda nos llega al cuello hay que batir alas antes de que los tiburones nos las arranquen y pensar en algo más elevado que refugiarse en el sótano a contar monedas y el rifle en las manos. Cuanto más idealista es una idea, más cerca del fracaso, pero cuanto más racional es, más opciones para triunfar. ¿O acaso no era una locura pretender en 1776 que un puñado de colonias de desharrapados destripaterrones fueran un país democrático mientras Europa vivía del despotismo? Pues eso...



1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades. Si con un horizonte tan largo como el que tenéis por edad ¿? (me imagino), pensáis así, hay futuro. Ánimo.
Baeza