viernes, 24 de febrero de 2012

Público sin público



En este blog siempre hemos tenido a gala la parte periodística. El cierre de 'Público' presupone una pérdida grande. O algo menos. El periódico que quiso ser la versión más progresista de 'El País' ha terminado por caer de rodillas. Mediapro pierde dinero a expuertas, y la gran maniobra de Zapatero para crear un grupo mediático más fuerte se ha ido al garete.

Lo que queda ahora es un gran vacío a la izquierda de 'El País', que puede empezar a descorchar cava porque buena parte de esos lectores pasarán ahora a sus filas, justo cuando se prepara para dar el salto a largo plazo que ya ha dado 'The New York Times', el faro que se usó en su día para su fundación. De momento esta ha sido su defunción.

Para los plumillas un trabajo menos a pedir, para los conservadores otra alegría más (llevan ya unas cuantas, aunque a ellos no les afectara mucho), para el oficio de contar la realidad más o menos objetivamente (más bien factiblemente) es otro desastre a sumar. El gremio periodístico empieza a parecerse ya a la Francia de 1940, con la gente tirándose a la cuneta con sus sacos en cuanto oían a los aviones alemanes. Y la cultura pierde un particular lugar donde los reportajes y noticias eran al menos algo más diferentes. Resulta paradójico que la derecha tenga tres periódicos nacionales y la izquierda sólo uno y algún que otro de la periferia. Ya no habrá noticias y reportajes a dos páginas con esa maquetación que parecía más de Mr Hyde que de un diseño normal, y que de vez en cuando prestaban una atención muy buena a las artes. Lamentable. Pero así es el capitalismo... Eso sí, existía la democracia antes de que naciera en 2007 y seguirá existiendo después del domingo, cuando echará el cierre, por mucho que pataleen. Algunos ya pasaron por algo parecido y nadie se acordó de ellos ni se rasgaron las vestiduras en ningún sitio. Es la mera y simple lucha por la supervivencia.


1 comentario:

uno que pasaba por aqui dijo...

Un periódico desaparece cuando ya no interesa a la gente. Y cuando no interesa es porque ni es imprescindible, ni tiene gran relevancia, ni nadie lo va a echar demasiado de menos.

Mi opinión personal es que su exacerbado sectarismo (más allá del de cualquier periódico "de derechas") le restaba cualquier credibilidad. Y un periódico sin credibilidad no tiene razón de ser, afortunadamente.

Su pretendida mayor virtud fue en realidad su propia lápida. Para mí, una alegría. Que cierren este periódico y los "de derechas" que lleguen a tales extremos de crispación y manipulación.

Será una prueba más de que esta sociedad ha superado el guerracivilismo, tan premeditadamente espoleado por políticos interesados, con la vil excusa de recuperar la memoria, y sin más fin que el de llenarse los bolsillos.