domingo, 14 de febrero de 2010

El Festival de las Artes ya tiene rostro

El Festival de las Artes es como la clave de 'El Gatopardo': cambiarlo todo para que todo siga igual. Echaron a Guy Martini y se han traído a Calixto Bieito, que hará algo mejor, no lo dudamos. Pero mejor sería si él mismo actuara, porque este festival está gafado, y mucho más si se monta en una ciudad que es la antítesis de la vanguardia. Salamanca es genial para acordarse del "viejo pedorretas" del que hablaban Lorca y Dalí (Unamuno), de los viejos maestros de la lengua, de Fernando de Rojas, de Calixto (el galán, no el director), de Melibea, de la vieja Celestina que rondaba las tenerías del Tormes extramuros siglos atrás. Es perfecta para rememorar los grandes episodios nacionales de la Guerra de la Independencia y del Barroco, cuando la Universidad de Salamanca era la Oxford románica y la Sorbona miraba de reojo a ese punto perdido en medio de la nada castellana. 

Pero a Salamanca se le atragantó la Modernidad, cuyo último y único vestigio es el art déco de la Casa Lis; y si no pudo con eso imagínense con la posmodernidad. Que no, que mejor el Festival de las Artes a otro sitio, que nos den el dinero para montar un buen festival de teatro y que se pasen por aquí durante un mes Mario Gas, Juan Echanove, Gutiérrez Caba, la Townsend, Animalario, Flotats, el propio Bieito y Blanca Portillo haciendo de Hamlet. Por lo menos ya tenemos cartel: es quizás el mejor que ha tenido en sus seis ediciones. Es de Oleg Dou. Ya es un cambio estético, veremos si se cierra el círculo virtuoso y el VI Facyl da alguna justificación al optimismo y la esperanza de la sorpresa. 

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