viernes, 1 de julio de 2011

El mal karma


Siempre se ha dicho que la vida enseña sus normas a guantazo limpio. Nuestros errores de cálculo son tan importantes como los aciertos: aprendemos más de ellos que de otros. Por ejemplo, a pasarse de listo e intentar imitar a Savonarola en la red, porque se suele terminar quemado y escocido, en listas negras y vaya usted a saber dónde más. Cuando se comete un error se asume la culpa, algo que algunos no deben haber entendido; cuando se comete un error se aprende y se obra en consecuencia en adelante. Por eso no vamos a pillarnos los dedos, para que determinada gente no tenga excusa para, una vez más, sacudirnos desde su púlpito. Que cada uno saque sus conclusiones, que ya habrá otros con mayor cobertura legal para decir la verdad dolorosa.


Así que nos limitaremos a comentar una noticia curiosa, con enlaces de dos periódicos diferentes (basta clickear y leer), para que quede claro que la realidad no es permeable cuando es tan contundente como un buen puñetazo de un peso pesado llamado Fiscalía Anticorrupción. Sean culpables o no, hay dos hechos probados: primero, que la mala fama de la Sgae alcanza niveles de proporciones de novela negra de la buena (ojito al artículo de 'El Mundo'); segundo, que hay una causa policial y judicial abierta, y que de ella se van a derivar responsabilidades penales y mediáticas, ya que de este golpe va a ser difícil recuperarse. Es un suma y sigue que nos remite a los errores de nuestras vidas, a los errores de todos, a pensar que el mal karma no nos alcanza.

Y por supuesto, siempre nos quedará Diego Manrique...



1 comentario:

Anónimo dijo...

No te preocupes, Corso. Como ni tú ni yo somos santos como Vicente, es legítimo que nos alegremos intensamente de los cabrones que han machacado al prójimo, cuando se han creído inmunes desde su sagrado sitial, Que se jodan.
Sebastián