Tintín es mucho más que una figura del cómic, es la llave para una forma de ser en Europa, un estilizado ingrediente de lo que ha conformado la forma de pensar europea durante décadas, mucho más incluso que la anglosajona, dominada por el mito del heroísmo exacerbado creado por DC y Marvel, entre otros estudios. Aquí siempre hubo muchos espejos en los que mirarse, en los que se crearon los idearios visuales y simbólicos a partir del cómic. La película de Spielberg que está a punto de llegar es una forma de respaldar, desde la a veces tan diferenciada cultura americana, uno de los grandes mitos icónicos del viejo mundo. De una tradición del show y del cómic, a otra. Por eso en estos días los tintinólogos andan desaforados y deseando ver llegar algo firmado por Peter Jackson y Steven Spielberg, una forma de tributo que ya veremos a dónde llega con el apoyo de la industria. Sobre todo cuando los anteriores intentos terminaron en fracaso o en pequeño placer en forma de dibujos animados para el mercado franco-belga. Y como demostración, algunos de los montajes que han hecho, buscando el verdadero castillo de Moulinsart y luego retocando la imagen para que se parezca al cómic, o cruzando los cuentos de Lovecraft con Tintín, como en esa portada que es la del viaje al Tibet sin serlo.
lunes, 25 de julio de 2011
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