jueves, 14 de julio de 2011

De la ciencia olvidada


Verano de lujurias y azoteas, rezaba un viejo título de una película eminentemente mala. Hoy las lujurias las pone la Sgae, y las azoteas los financieros, que no saben si tirarse a la calle desde las alturas, rememorando la metáfora visual más fuerte de las crisis capitalistas (aquel 1929, cuando la gente simplemente saltaba y no evadía la pasta a alguna isla perdida).

Entre medias quedan las artes, porque las ciencias siguen siendo totalmente invisibles en nuestro mundo. Es la gran asignatura pendiente, esa forma de pensar tan inversamente proporcional a la del español medio: racionalismo. Dicen que por cada español con cerebro metódico hay un parado, un camarero y un funcionario. La crueldad siempre se ceba con el débil, especialmente con un país que renunció hace mucho tiempo a ser productor: somos los camareros de Europa, y últimamente, también de Japón, China y EEUU. ¿Para qué hacer máquinas cuando podemos poner copas entre 5 y 10 euros? Cuanto más arrinconada esté la ciencia, más lejos estaremos de ser una sociedad mentalmente sana; se gastan millones en visitas papales y jornadas de la juventud, en festivales de música, en vacaciones, en playas, en juntarse con el resto del hormiguero humano, pero muy poco en alimentar las cabezas. Más valdría vivir más al norte, pasar algo más de frío y tener más tiempo para formarnos, leer y crear. España es un país de autores, de creadores, pero lo mejor que ha salido en los últimos 20 años son Marías, Muñoz, la renovada escuela nacional de cómic (sin apoyo público, por cierto) y la primera etapa de Pedro Almodóvar. Más Galileo y Leonardo y menos Sid Vicius no vendría mal. Para variar y dejar de ser tan borrego.





2 comentarios:

Anónimo dijo...

El borreguismo y el gañanismo son lo imperante. Lástima. A ver cuándo le das a la SGAE pero bien.

Anónimo dijo...

SI SEÑOR. pedagogía y más pedagogía, hasta que se les cuele en la mollera. ¡Adelante!, no desanimes.
Senastián