Nos cuentan que el Ateneo de Salamanca no para de hacer recitales de poesía, pero que son como momentos que se van a perder como “lágrimas en la lluvia” de las que habló Roy Batty. (Nota al pie: es el replicante que interpretó Rutger Hauer en ‘Blade Runner’, ejem…). La poesía se pierde, se diluye, son hojas en el viento, es una literatura que se deshace bajo el peso todopoderoso de los dos filos de la hoja: la prosa novelada y la prosa de ensayo. Más allá de todo esto sólo queda la alegría del bohemio, del elitista o del soñador. Nos gustaría ser poetas, pero nosotros somos mercenarios de esa espada de prosa, y no hay ya vuelta atrás. Demasiados prejuicios. Intentamos que alguno de nosotros en sus muchas personalidades pudiera decantarse por la lírica, pero no hay más lírica que la operística. Todo lo demás son eso, lágrimas en la lluvia. La belleza de las palabras se convierte en cañonazos de la idea y la acción. La poesía es lo que queda cuando el lenguaje es libre por completo y no se somete a la tiranía de la descripción o el diálogo. Quizás por ello no ha triunfado para las masas, sólo camina sigilosamente entre las piernas, como una culebra silenciosa a la que nadie hace caso. Para bien o para mal, el Ateneo seguirá silencioso. Aunque a veces es mejor ser invisible.
lunes, 21 de diciembre de 2009
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