miércoles, 2 de diciembre de 2009

Agustí Centelles y la estocada española

Todavía no habíamos hablado del nacionalismo y el arte, pero ya vamos a hacerlo. Resulta que los dos hijos de Agustí Centelles, el Robert Capa catalán, llevaban casi 20 años queriendo vender el archivo de su padre sobre la Guerra Civil; la Generalitat de Cataluña, que cacarea sobre la dignidad nacional y el patrimonio catalán cada vez que tiene oportunidad apenas había dado ofertas de interés a los hijos, que supuestamente rechazaron una de la casa de subastas Christie’s por 850.000 euros. Les faltó decir que “se ríen de nosotros”: finalmente apareció como una exhalación el Ministerio de Cultura, que se tiró un farol y finalmente compró, por un precio más alto que el dado por la Generalitat, el archivo entero. 


Consternación generalizada en Cataluña, rasgadura de vestiduras y los dos hijos de Centelles cubiertos de palabritas como “traidores”, “peseteros” o “descastados”. Eso sí, qué curioso, muchos en castellano, que no en catalán (en este idioma hasta los insultos suenan como el rumor del oleaje en una cala de Figueres). Pero lo que realmente hizo daño fue que la ministra, en otro gesto “italiano” por la “finezza” que ha tenido, decidiera que todo el archivo se va a ir a Salamanca, al Centro de la Memoria en construcción como compensación a haberse llevado los papeles de la Guerra Civil a Cataluña (los que les correspondían, claro). A eso, en esgrima, se le llama “estocada española”: no la ves venir, suele ser muy barriobajera y jode de verdad. 

Fue en ese punto cuando los Carod-Rovira de la vida entraron en combustión, porque les sonó a venganza siciliana del Ministerio, cuando en realidad se trata de compensar el agravio a Salamanca, y sobre todo, de pura lógica. Esta ciudad, tantas veces criticada aquí, tiene en cambio uno de los mejores centros de conservación de material fotográfico de España en la Filmoteca de Castilla y León, que ya acumula más de 250.000 archivos perfectamente registrados y restaurados. Es decir, un 50% de talento salmantino y otro 50% de maniobra política. Pero mira, la vida es así, va por rachas y a veces hay cierta justicia. Y si no, que la Generalitat hubiera espabilado y apostado más fuerte en el juego.  

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