jueves, 29 de diciembre de 2011

La generación de la píldora de colores


Un rápido vistazo a los remakes de algunas películas dejan en el aire una pregunta peculiar. Porque igual no es que falten ideas, es
que realmente el temido Plan 80 ya está en marcha. La generación de la píldora de colores ya está aquí. Nos explicamos. Pero antes hay que recuperar trozos sueltos de una opinión con algo de legendaria que se publicó años atrás.

"En 1972 cuatro de los mejores hombres del ejército estadounidense, que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido”…Si han reconocido a la perfección esta frase y encima retumba en su cabeza la musiquilla de tamborileo que acompañaba a la voz en off, entonces es usted miembro de la Generación 8.0. Más pruebas. ¿Por qué Vicky el Vikingo se rascaba la nariz?, ¿quién decía eso de “Haz el mal, haz el capital”?, ¿cómo se llamaba el mono de Marco?, ¿recuerdan el programa 1,2,3, contacto?, ¿se acuerda quizás de Naranjito, los lagartos de V, de Casimiro cantando para que nos fuéramos a la cama, de Alf, del macarra enano de Tom Cruise en Top Gun, o puede que también viera pegado a la tele Los Mosqueperros, Dragones y mazmorras y se le cruzaran los cables con Planeta Imaginario? Y lo mejor de todo: ¡¡Chanquete ha muerto!! Estupendo, pues ya puede empezar a darse palmaditas en la espalda porque es un hijo predilecto de la primera generación nacida, crecida y forjada en la democracia, la primera que fue objeto del gran experimento sociológico de la educación por la televisión, de las radiofórmulas y el vídeo. Fuimos los pioneros del lavado de cerebro de masas".

Ver la nueva versión de 'El Equipo A' es un pequeño dolor de muelas. Que sí, que es muy espectacular, pero ha perdido el encanto inocente y casi infantil de la serie de los años 80. Una suerte (o no) de haber nacido como ser humano audiovisual en aquella década es que eres capaz de tejer miles de referencias cruzadas, mucho más que otras generaciones, porque aquella fue la primera en entender que había dos mundos: el real y el que aparecía en la TV, en la radio, en el cine, y abrazó esa virtualidad de una manera mucho más escapista y fantástica que cualquier otra anterior. La democracia ayudó mucho: había barra libre social y la imaginación era tan permisiva como poderosa. De ahí surgió toda una terna de gente que hoy deambula en esos años marcados con el 3 delante, que se está haciendo mayor pero en el fondo siguen siendo adolescentes encerrados en el instituto, para lo bueno y para lo malo, o en un colegio, o en sus cuartos.

Son los mismos que han conseguido que la Comic Con sea un acontecimiento planetario, que The Big Bang Theory no sea sólo una serie para universitarios, que el cómic se esté adaptando en masa al cine y a los videojuegos, la generación que ha creado la fiebre de las consolas, que todavía hoy juega recordando los tiempos del Atari y el puñetero Mario dando botes entre flores, setas y cocodrilos. De esos referentes cruzados ha surgido el actual marco cultural en el que nos movemos, porque la generación de los años 70 ya está dejando atrás el mundo, y la de los 60 están en vías de jubilación. Aquellas estaban más politizadas, eran adictas al realismo social o al otro escapismo, el de las drogas, el rock y la contracultura. La de los 80 no era una generación resistente, era consumista a más no poder: necesitaba portarse bien para que le siguieran dando la píldora de la que hablaba Mary Poppins en una de las películas más subversivas de la Historia (Disney, ese cabrito de aquelarre, siempre escondiéndose...). Así que, sí, en efecto, tenemos la culpa de que el cine sea tan malo hoy en día. Y de muchas otras cosas. Y eso que todavía no hemos llegado al poder. Pero tranquilos, en breve seremos todos cuarentones y ya no habrá excusas para darnos el volante. Claro que, bien mirado, igual es que vimos demasiado cine, demasiada televisión, demasiados libros...



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