martes, 15 de noviembre de 2011

Disney tenía razón

Una simple pregunta: ¿cómo se puede inocular el virus del gusto por el arte en un niño, que normalmente tiene la capacidad de concentración muy dispersa por su edad y cuya sociedad le empuja a enorgullecerse de su ignorancia? Sencillo: el cine.

Es obvio que nuestra cultura entró hace mucho en una fase muy infantil, parecida a la que ya se vivió durante la Edad Media: la imagen es la que manda, y el campo visual es lo que marca las reglas. A esa vertiente general se han adaptado todas las artes, y es una de las razones por las que nunca antes se había hecho tanto cine en el mundo, ni el cómic había tenido tanta fuerza. Por supuesto la gente sigue leyendo, pero los que viven de la palabra y la abstracción son cada vez más una élite que una masa.

Hay que encontrar alguna manera de que en lugar de sacar a 10 de cada 100 de la normalidad, se pueda sacar al menos a la mitad, o cuando menos, a una mayoría, de ese sopor que les empuja al reaggeton, la música latina enlatada y el pop anglosajón que no vale ni el pedo de una mosca en las selvas de Tailandia. Pues resulta que era obvio: con más imágenes. Y a ser posibles con animación, desde niños, cuando sus mentes son blandas y maleables.


Resulta que en 1940 Walt Disney dio con la tecla e hizo 'Fantasía'. Fue un desastre económico, pero se convirtió en película de culto que con los años no hizo sino aumentar su mito y su grandeza. Es más, históricamente es una de las razones, y está comprobado, por la que muchos niños en EEUU se interesaron por la música. Cultura y educación como un arma de resistencia partisana contra la estupidez de una sociedad más interesada en lo material y en la vida y el dinero fácil que en acumular conocimiento y formación que les saque de la pobreza o de la mediocridad (intelectual y material).


1 comentario:

Anónimo dijo...

He disfrutado como un enano viendo el video.
Esto sí es pedagogía.
Sebastián