sábado, 5 de noviembre de 2011

El desprecio a los géneros


Es impactante pensar que, más allá de su calidad o buen tino argumental, la primera película sobre robótica que se ha hecho en España sea de este año. ¡De este año! Han tenido que pasar más de 60 años para que alguien en la piel de toro, obsesionada con sus guerras, sus cuitas emocionales y ese cine falsamente costumbrista que tanto daño le han hecho a la cultura del país. En España los géneros se los pasan por el arco del triunfo: en literatura, en música, en el cine, en casi todo. Sólo el mundo de las letras parece haber espabilado algo más, pero aquí siguen siendo un puñado de valientes los que hacen ciencia-ficción. La desprecia. Y mientras tanto, en la televisión y el cine los americanos, japoneses, coreanos, británicos, alemanes, incluso los franceses, nos inundan con productos. Isaac Asimov (en la foto), Philip K. Dick, Ray Bradbury o Clarke son sólo la punta del iceberg.

Hay un canal sólo de ciencia-ficción en las plataformas digitales españolas (y con bastante éxito, por cierto), y un rápido sondeo entre el público para saber cuáles son sus películas preferidas suele dar como resultado más de dos o tres títulos de ese género. En la lista de las diez mejores películas aparecen títulos como ‘Blade Runner’, ‘Star Wars’, ‘2001: Odisea del espacio’… a la gente le gusta, y devora un género que es fundacional del siglo XX y que ha dado grandísimos escritores. No es una manía persecutoria nuestra: en España se desprecia todo lo que no sea académicamente bohemio, que se ajuste al decálogo de perfiles, personajes y estilos literarios, surgidos por las zancadillas de la Historia. Es así desde hace siglos, y lo seguirá siendo. Hasta que no apareció Arturo Pérez-Reverte el folletín o la novela de aventuras era un residuo para idiotas, con la levísima excepción de los Episodios Nacionales de Galdós. Ese desprecio congénito es lo que ha evitado que las letras españolas sean más universales, que se desplieguen en muchas más direcciones. Y el sci-fi del que hablan los americanos es todavía un bebé en pañales.

Hay que aplaudir el valor de Kike Maíllo con su película, ‘Eva’, pero las críticas ya empiezan a meter el dedo en el ojo de este pionero, justo el mismo año en el que Eduardo Chapero Jackson se estrena con una de las primeras obras ciberpunk también del cine español, ‘Verbo’. Aplaudimos, porque se lo merecen, y es un recordatorio de que la guía de la cultura en España lleva demasiadas generaciones en manos de pueblerinos que viven subidos sobre el botijo y la boina, creyéndose que su tierra es el mejor reflejo de lo que literaria y cinematográficamente pueden darle al mundo. Mentes pequeñas, obras pequeñas.



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