Por nuestro bien, que esto sea sólo una chorrada más por falta de cafeína en vena y que los que vienen sepan lo que hacen, aunque lo dudamos.
Año 2017. Patxi López es aclamado como nuevo presidente del gobierno, el sexto desde que empezara el ciclo de caos aquel lejano ya 20 de noviembre de 2o11. Lo aclaman a él y a su nuevo vicepresidente, Antonio Basagoiti, con el que ha formado el nuevo gobierno de coalición, el primero en los casi 40 años de democracia española. Lo han hecho con el 68% de los votos, por cierto. Les aclaman todos de pie en la sede de la Asamblea de Madrid porque, desde 2014, el Congreso de los Diputados y el Senado son ruinas humeantes, un montón de escombros. En la Carrera de San Jerónimo sólo quedaron en pie, chamuscados, los leones.
Durante el discurso, Patxi López hace mención a todo lo que empezó con aquel noviembre aciago, cuando Mariano Rajoy se convirtió en presidente con mayoría absoluta. Luego empezó el caos. En diciembre el paro llegó a los 5,3 millones, y para el día de Navidad declararon la quiebra Bankia y casi todas las cajas fusionadas durante los dos años anteriores. España entró en quiebra técnica también el 2 de enero de 2012, cuando Bruselas obligó a Rajoy a solicitar el rescate financiero. El hundimiento de España arrastró a Bélgica, a Italia y terminó de rematar a Portugal y Grecia. En los primeros seis meses del año hubo dos huelgas generales y varias huelgas sectoriales salvajes, como la de médicos en Madrid, Andalucía y varias comunidades más. Cataluña se declaró en bancarrota en julio y las manifestaciones, hasta entonces más o menos pacíficas, se volvieron muy violentas, especialmente en Sevilla, Málaga, Valencia, Madrid y Barcelona.
En Madrid el movimiento del 15-M se dividió entre los pacifistas y los que hicieron el primer amago de quema del Congreso en agosto. La presión financiera obligó a Rajoy a congelar y rebajar en un 40% las pensiones, incluso con efecto retroactivo, a paralizar el pago del subsidio de desempleo y a anular las inyecciones de dinero en sanidad y educación. En septiembre, tras terminar la temporada alta turística, España alcanzó los 7 millones de parados. Iberia hizo concurso de acreedores, y poco después, Telefónica empezó a sacar de España sus activos y los centros de operaciones hacia Perú, Chile y Argentina. En noviembre de 2012 Alemania entró en recesión aguda y Gran Bretaña tuvo que pedir ayuda a Estados Unidos y China para evitar quedarse sin fondos. Rajoy convocó elecciones para diciembre y las perdió, pero tampoco ganó ningún partido, así que se formaron tres coaliciones en apenas dos años: primero con Feijoo de presidente, luego Carme Chacón, que huyó corriendo del Congreso mientras ardía, y finalmente el incombustible Gallardón, que llegó al poder en 2014, con el paro en los 8 millones y pico, una deuda inconmensurable y el Santander y el BBVA también en quiebra. Los sindicatos convocan una huelga general indefinida que duró dos meses.
En 2015 Bruselas interviene en el gobierno español, lo disuelve y obliga al renovado parlamento a aceptar un gobierno técnico liderado por un anciano Javier Solana, rescatado por París y Berlín para evitar el desplome total. El nuevo poder reforma hasta la constitución, cambia todo el sistema educativo, laboral y fiscal, reforma la justicia en tiempo récord y limpia de deuda a las autonomías anulando muchas de ellas, que son absorbidas por la nueva Comunidad Central gobernada desde Madrid. Finalmente, a principios de 2017, y con el nuevo embajador único y plenipotenciario franco-alemán sin perder detalle, se convocan elecciones con el nuevo Partido Socialdemócrata Español y el refundado Partido Liberal con los restos del PP, que forman una mayoría suficiente.
¿Os ha gustado? Pues poned los pies en el suelo, que nunca se sabe...
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