Entre una fiscalidad inteligente y el “que no se escape ni uno de pasar por caja” en España se optó hace años por lo segundo. En el país de la picaresca había que invertir la leyenda negra del listillo fenicio, pero aquí sigue habiendo mucho pirata y muy poco inversor. En cuanto lo ha dicho el ministerio todos le han cantado lo mismo: de buenas intenciones ni se come ni se vive. Porque en el fondo, todo esto, sólo implicará más burocracia, más instituciones, más filtros, más gente por en medio para algo tan sencillo como “me gusta, me lo llevo, desgravo y así tengo para comprar otro más”. ¿Es falta de sentido común o realmente la obsesión por controlarlo todo no tiene fin? Y lo peor, querida ministra, es que cuando usted tenga que volver a ser guionista (a ver quién la contrata después de lo que ha montado..., aunque productores y directores agradecidos los habrá siempre) como antes, su sucesor (probablemente del PP) hará exactamente lo mismo.
sábado, 19 de febrero de 2011
Ponga un mecenas en su vida
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