martes, 15 de febrero de 2011

Álex de la Iglesia Redux

Cuando se empiezan las frases con lugares comunes ideológicos se suele terminar en un jardín que nadie cuida o poda: la incongruencia. Lo de Álex de la Iglesia tiene un valor inmenso. Repetimos post de opinión de El Corso, este Corso Expresso convertido ya en el reducto de pensamiento dentro de la web-revista, para alzar de nuevo, leídas muchas reacciones al discurso del director, otra bandera a su favor. (Para ver su discurso, en El Corso).

Sin duda alguna, es Carlos Boyero en su artículo de hoy en ‘El País’, quien más cerca está de la realidad. Que a Álex le han pasado la factura del carnicero y que por el camino va a quedarse solo. Soledad por pensamiento. Una forma de represión silenciosa y de exilio interior. Ya nadie le reirá las gracias, pero ni puñetera falta que hace. Los pelotas, los cortesanos y los corifeos tienen su justo valor: cero. Sirven para subirle a uno la moral, pero para nada más. Y en exceso son peor que una patada en la entrepierna.

Ahora Álex entra en el territorio de Ulises, el de los malditos, condenados, cuyo valor personal es una prueba más de que los grupos humanos sólo tienen un 20% de inteligencia y un 80% de servilismo por parte de mediocres pusilánimes. Hay mucho pagafantas suelto, desde el cine al periodismo, donde abundan los cortesanos, el puterío y la ignorancia. Álex de la Iglesia ha vivido en carne propia una tarde de hace tiempo cuando alguien dijo, en una redacción, “se ha muerto Willy de Ville, joder…”, para obtener como respuesta general una pregunta, “¿quién es ese?”. Vale que no era conocido, pero el desprecio a la obra ajena, más si es un autor, es la marca de fábrica de una sociedad acostumbrada al corporativismo y a doblegar la cabeza del clavo que sobresale a martillazos. La cara de mala folla de Álex es una metáfora visual de lo que se avecina: el ostracismo parcial. Le van a echar mucho de menos, por decir verdades, por ser demasiado soberbio, por ser quien es. Mejor eso que no convertirse en otro nombre que barrerá el tiempo.

PD: “España es muy pequeña y el mundo es muy grande, Álex”. Es el comentario de un foro de un espectador. Un buen consejo aplicable a muchos momentos, sólo hay que cambiar los lugares.


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