miércoles, 11 de enero de 2012

Nominaciones a los Goya, a toro pasado



Igual que en el famoso libro sobre hombres y mujeres que hizo historia en EEUU y el resto del orbe occidental, hay gente que viene de Marte y otros de Venus. Hombre y mujer, respectivamente. En el cine español pasa lo mismo: el público es del contundente Marte y el gremio (autores, académicos y críticos) es más bien del melifluo Venus. Ver los nominados a los Goya de este año, cuya lista se dio a conocer ayer, es la concreción de esa forma tan italiana de entender la vida: unos comen tomates y los otros se los tiran a los demás.

El público fue en 2011 por un camino y las nominaciones les han caído en cascada a quienes la taquilla le dio la espalda: Almodóvar, Zambrano, Mateo Gil, Kike Maíllo (por desgracia, porque sus agallas para hacer sci-fi en España son dignos de elogio, ahí el público fue cruel), Chapero-Jackson (otro pionero, autor del primer trocito de ciberpunk del que tenemos memoria en la piel de toro). Academia y espectadores sólo han coincidido en un punto: Enrique Urbizu, el aislado director de cine de género negro que sostiene él solito un formato de cine que arrasa en el mundo pero que para verlo en España hay que poner velitas a la Virgen. 'No habrá paz para los malvados' tiene muchas papeletas para que el 19 de febrero se unan a la fiesta con José Coronado, el eje de toda la película, un policía corrupto, violento, pasado de kilos y que es el gran descubrimiento de 2011.


Querer premiar películas que apenas han visto 63.000 espectadores (como en el caso del western de Mateo Gil, 'Blackthorne') son ganas de tocar las narices. Cierto es que puede ser de una calidad objetiva, y que en EEUU o Latinoamérica, el pastel olvidado del cine nacional, haya podido tener más tirón, pero ignorar de esta forma los gustos populares sólo hace más grande la brecha entre unos y otros. Santiago Segura y 'Torrente 4', una chorrada como un piano de cola pero que gusta a la gente, no ha rascado ni una sola nominación. Pero esta película, por sí sola, ha sostenido económicamente a todo el gremio en taquilla y postventa, el mismo que lleva haciendo 40 años exactamente lo mismo: que si paso de niñez a madurez, que si drama realista social, que si revisionismo histórico... La locomotora está gripada, y al público español, bastante casquivano, le da exactamente igual.


Con este panorama sólo podemos alegrarnos por José Coronado, tantas veces ridiculizado, fustigado por la crítica, pero que por fin tiene una oportunidad de redimirse. Eso es bueno, honrar a un currante del cine que ya ni se sabe cuántas películas, serie o mandangas audiovisuales ha hecho ya. Y por Urbizu, que se lo merece de largo. Lo peor de toda esta historia es el desencuentro total entre público y sector: cuando se hace cine de género la gente le da la espalda (en contra de lo que siempre hemos dicho aquí), y cuando se hace cine de siempre el público también lo ignora miserablemente. Pierde España siempre, quizás demasiado drogada de fuegos artificiales de Hollywood como para apreciar los brotes de buen gusto que se hacen en el cine nacional, caricaturizado por unos medios imbéciles y sostenido por críticos todavía más imbéciles. Las nominaciones sólo sirven para echarse a dormir y pensar que en algún universo paralelo esto sería otra cosa. Habrá que preguntárselo a Sheldon Cooper. For example...

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