jueves, 12 de enero de 2012

Carta abierta a quien quiera leerla


Queridos encargados de mandar en Salamanca:

Para que vean que somos buenos, no vamos a personalizar en ningún flequillo absurdo. Y sí, va por el DA2, el síntoma de una enfermedad mucho más grande y que cubre muchos campos. A la gente decente y de bien le importa un comino, un pimiento y un montón de m... lo que ocurra con según que cosas relacionadas con la cultura. Está la época como para aguantar sermones, y menos con el terrible vacío financiero que nos fustiga. Vaya por delante que el sentido común viene con tijera bajo el brazo. Pero la virtud humana está en la moderación, y en aceptar la realidad. El mayor problema es que los gobernantes jamás admitirán lo que han hecho. Se ha instalado en todos ellos el mecanismo de tirar la piedra y esconder la mano para no pagar crédito político. Es el reverso tenebroso de la democracia, la demagogia y el populismo.

En España, y Salamanca no podía ser menos, lo del conocimiento ha sido siempre cosa de académicos y bohemios. Nunca se ha entendido la cultura como una parte más de la educación, desde niños a ancianos, una formación continuada de la sociedad. Algo que no es nuevo, en realidad es una idea más vieja que el cristianismo, porque ya se pensaba sobre esto en Atenas, Tebas y Roma. Quizás sea un atavismo de la Edad Media, cuando enseñar a leer y escribir era peligroso, no fueran a pensar los plebeyos por su cuenta y se nos cayera el invento sobre la cabeza. La cuestión es que el mayor déficit secular (de siglos, no de rojillos sin Dios) de este lado de los Pirineos siempre ha sido la educación, una especie de patata caliente que nadie quiere comerse. El mismo error una y otra vez. Dicen que es porque el protestantismo nunca entró por la frontera. Pero la cuestión es que conocemos evangelistas igual de cuadrangulares que sus vecinos católicos, así que debe ser otra la solución.

Si sumamos ese problema educativo (de baja calidad y muy mal enfocada en lo práctico) a que la cultura ha sido usada desde hace demasiado como un arma política más, entonces aparece el cóctel perfecto que explica por qué el DA2 parece ya una parte más de la morgue de CSI en Las Vegas. El exceso de dinero público y la falta de rigor en su inversión ha llevado a multiplicar vías en lugar de apostar por tres o cuatro cosas que funcionen y que tengan raigambre en las ciudades que las sostienen. Y si encima la oposición se dedica a mentir descaradamente sobre los famosos folletos, para ganar puntos frente a la excitada parroquia católica, entonces no es que se pueda apostar, es que matan moscas a cañonazos. De aquella pifia del PSOE todavía nadie ha dado excusa alguna. El autor estará buscándose el cerebro o la entrepierna debajo de un puente, lo que menos trabajo le lleve. Ganaron muchos puntos en las elecciones, muchísimos...

El DA2 era una buena idea, y sería una buena idea. Siempre que se maximice su dimensión educativa, no sólo de exhibición de arte contemporáneo, con la que se ha ganado el respeto del mundo del arte dentro y fuera de España (que es económicamente independiente, por cierto). Pero si es usado por los partidos como arma arrojadiza o como un escaparate para mostrar su modernidad, o simplemente para exhibir que realmente hacen cosas y no se limitan a cobrar sueldos y dietas. En realidad el DA2 nació como un émulo de las grandes obras faraónicas de los viejos imperios: arte y poder, poder y arte, un matrimonio de conveniencia que, además, y eso lo sabemos, serviría para atraer turismo especializado a una urbe que vivía de los fantasmas del pasado. Bueno, sigue haciéndolo, pero en fin... La relación fue bien mientras hubo voluntad, pero cuando desapareció el final se asomó por el horizonte.

Pero si realmente hace falta recortar y ahorrar dinero, entonces ¿por qué no se recortan de otros lados igual de inútiles y que no llegan a ningún lado, gastos que son tan superfluos como, según ese tópico, la cultura? ¿Por qué siempre pagan las buenas ideas, los justos por los pecadores? ¿Por qué tirar a la basura todo el dinero invertido, no sería más inteligente y demostraría mejor buen gobierno saber reformar y reutilizar lo construido en lugar de derribarlo todo? ¿Por qué, en lugar de decir la verdad, que lo van a cerrar y punto pelota, y dicen que es porque es urgente cuadrar las cuentas, se empeñan en repetir eso de que no va a afectar a su funcionamiento, como si fuéramos todos idiotas? Es que no cuela. Más valdría echarle agallas: "Pues sí, lo vamos a cerrar porque nos sale caro y tenemos que recortar, en serio, que no somos mala gente, es que no tenemos un puñetero euro". Eso la gente lo entendería. Se cabrearía, pero lo entendería. Ser sinceros con el DA2 no va a hacer perder las elecciones a nadie. Es más, sería un detalle de buena voluntad. En cambio, aprovechar la crisis para relanzarlo y darle una nueva dimensión les haría ganar puntos.

Saludos cordiales.







1 comentario:

FJPC dijo...

Como casi siempre, das en el clavo Corso. La cultura ha dejado de ser un activo para la clase política y en determinados círculos de la derecha -y también de la izquierda, glups!- defender las inversiones en cultura y educación se ha convertido en algo políticamente incorrecto.
En efecto. Malos tiempos para la lírica.
¡Mucho ánimo con este blog!
FJPC