martes, 2 de agosto de 2011

Todo sea por el arte


Los roces entre sentimiento religioso y arte son tan antiguos como el mundo, y los de la Iglesia Católica & Cía con los artistas, tan abundantes como sus buenas relaciones. ¿Qué habría sido del arte occidental sin el patrocinio y mecenazgo de la Iglesia? Probablemente un 70% menos, y desde luego antes de 1700 casi un 90%, con esa décima parte en forma de servicios a las grandes casas nobiliarias que pagaban con algo más que bendiciones. Sin embargo a medida que el arte se desligaba de sus mecenas para ser bohemio, libre, anárquico y profundamente independiente, los roces aumentaron. Ya nadie se acuerda de Julio II y de cómo espoleó a los artistas para que el Vaticano fuera el gran museo del mundo. Ahora de lo que se acuerdan es, con toda la razón, de la ofuscación católica porque alguien hace una foto de un actor como un Cristo cualquiera tapándose los genitales con una cruz. Bueno, cosas peores se han visto, desde luego, pero no deja de ser curioso que la gente se escandalice ya por eso, tanto como que la izquierda se enerve porque les hayan quitado una foto. Son los brotes de pasión visceral tan ibérica como el jamón de bellota.

La foto no está mal, pero no deja de ser un artificio muy bien preparado para luego ser como una cuchilla de afeitar, de la misma forma que hay católicos que ya sólo viven felices si no es contra el mundo. Por ese camino van muy mal los fieles de Roma, porque nadie puede vencer al mundo, hagan lo que hagan. Lo contrario es un sueño infantil: la Historia seguirá su curso y Roma podría ser borrada por el tiempo igual que lo fueron los dioses egipcios, griegos e incas, tan fuertes (o más incluso en algunos sitios) como lo es hoy roma. ASí que un poquito más de cabeza y menos corazón, todos ganaremos. Eso sí, quede para la cuenta de las grandes capulladas universales cómo los conservadores se han vuelto a cubrir de gloria democrática al censurar esta foto (nada mejor para publicitar algo que prohibirlo...) que reproducimos con máximo gusto. Todo sea por el arte y la pobre Blanca Portillo, ¿no?


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