sábado, 3 de marzo de 2012

Corso Expresso se mueve de sitio

Hola a todos y todas. Corso Expresso se mueve para estar ya dentro de la web El Corso, para lo que hemos redireccionado el blog. Simplemente esperad un par de segundos y se abrirá el nuevo sitio del blog, que forma ya parte de la web y revista online El Corso. Allí seguiremos siendo los mismos de siempre. Gracias.

viernes, 24 de febrero de 2012

Público sin público



En este blog siempre hemos tenido a gala la parte periodística. El cierre de 'Público' presupone una pérdida grande. O algo menos. El periódico que quiso ser la versión más progresista de 'El País' ha terminado por caer de rodillas. Mediapro pierde dinero a expuertas, y la gran maniobra de Zapatero para crear un grupo mediático más fuerte se ha ido al garete.

Lo que queda ahora es un gran vacío a la izquierda de 'El País', que puede empezar a descorchar cava porque buena parte de esos lectores pasarán ahora a sus filas, justo cuando se prepara para dar el salto a largo plazo que ya ha dado 'The New York Times', el faro que se usó en su día para su fundación. De momento esta ha sido su defunción.

Para los plumillas un trabajo menos a pedir, para los conservadores otra alegría más (llevan ya unas cuantas, aunque a ellos no les afectara mucho), para el oficio de contar la realidad más o menos objetivamente (más bien factiblemente) es otro desastre a sumar. El gremio periodístico empieza a parecerse ya a la Francia de 1940, con la gente tirándose a la cuneta con sus sacos en cuanto oían a los aviones alemanes. Y la cultura pierde un particular lugar donde los reportajes y noticias eran al menos algo más diferentes. Resulta paradójico que la derecha tenga tres periódicos nacionales y la izquierda sólo uno y algún que otro de la periferia. Ya no habrá noticias y reportajes a dos páginas con esa maquetación que parecía más de Mr Hyde que de un diseño normal, y que de vez en cuando prestaban una atención muy buena a las artes. Lamentable. Pero así es el capitalismo... Eso sí, existía la democracia antes de que naciera en 2007 y seguirá existiendo después del domingo, cuando echará el cierre, por mucho que pataleen. Algunos ya pasaron por algo parecido y nadie se acordó de ellos ni se rasgaron las vestiduras en ningún sitio. Es la mera y simple lucha por la supervivencia.


lunes, 20 de febrero de 2012

Ni puñetera idea


Fíjense bien en el señor de la foto: no tiene ni idea de lo que tiene entre manos. Su parecido, algo más decadente, con el actual presidente del Gobierno es algo más que una coincidencia, es una demostración de que la España profunda existe y ha puesto el culo en el trono. Unos por conservadores, y el de la foto, por inoperancia. Anoche, en el discurso oficial de la Academia, dijo algo que le va a perseguir para siempre: "Internet aún no forma parte de la actividad económica del cine". Eso se llama "soplapollez", por no decir gilipollez, ignorancia o falta de visión. Y si encima Molina Foix y otros pardillines de la vida le hacen los coros, pues más todavía.

La figura de un visionario pionero como Álex de la Iglesia se acrecienta a pasos agigantados. Sus dos años al frente de la institución fueron los mejores en mucho tiempo: se modernizó, se crearon nuevas vías, consiguió que Almodóvar entrara en razón y se comportara como un ser humano y no una Maria Callas más, logró que Buenafuente pasara por el escenario... y sobre todo planteó el futuro ligado a la red. Hasta que el gremio sacó su corporativismo, su victimismo y terminó poniendo en el trono a un señor mayor más acorde con los 80 que con el arranque de la segunda década del nuevo siglo.


Negar el presente y diferirlo hacia el futuro es una forma de no tomar decisiones fundamentales para el cine y su supervivencia. Y las cosas que no evolucionan, se revolucionan o mueren. De momento el cine de género (thriller y ciencia-ficción) reclamó anoche su lugar en el mundo con 'No habrá paz para los malvados' y 'Eva', pero todavía queda mucho camino. Hay que reformular las subvenciones (apoyar a los que empiezan y no resolverle el presupuesto a las vacas sagradas) y apoyarse en lo que da dinero (las televisiones, asociarlas, no obligarlas a pasar por caja como si fuera un impuesto revolucionario) para poder crear una industria. Si hubiera más 'Torrente' por año todo iría mejor, por mucho que huela a soez. Pero, la verdad, ya da igual, a nadie parece interesarle que el cine nacional sobreviva, porque entre todos lo están dejando morir con una mezcla de miopía y conservadurismo digna de los nobles franceses en 1789.



jueves, 16 de febrero de 2012

Del Times al periodismo prostituido


Leer a John Carlin siempre es bueno. Leer cómo funcionan los despachos de una vaca sagrada como 'The New York Times' también es positivo. Eso a pesar de que De la Rochelle ya dijera una vez que era mejor escribir para los conservadores que para los progresistas porque "ellos se toman muy en serio lo que hacen, por ridículo y erróneo que sea". La experiencia de cómo funciona un periódico de verdad es muy interesante, porque ayuda a ver los terribles errores que se cometen en el periodismo en España. Pequeños y grandes.

Un oficio que prefiere sacarse los ojos unos a otros por saber quién es más periodista que el otro, un gremio donde sus miembros prefieren discutir si alguien con título universitario es más y mejor que otro que no lo tenga, que prefieren ser cainitas en lugar de cortar de raíz el intrusismo y crear un sindicato de verdad y no las reuniones pachangueras de amiguetes que no van a ningún lado... así está el patio. Eso cabe para todo. Especialmente cuando se juntan churras con merinas y los medios son usados para ajustes de cuentas entre unos y otros. El periodismo, esa forma de sofisticada prostitución en la que las neuronas son como las piernas que se abren ante el característico flap-flap de los billetes...

Se nos viene a la memoria cierta historia algo ridícula de un periódico de provincias y la cultura que demuestra cómo una simple tontería, por opacidad de las instituciones públicas, puede llegar a ser una pifia. Albert Pla, uno de los cantautores más irreverentes posibles, intentó tocar en Salamanca, y como casi todos los que venían a la ciudad querían hacerlo bajo el paraguas del dinero público. Porque entonces (era antes de la crisis, o al borde de su aparición) había todavía dinero, porque muchas veces los técnicos de la institución cultural municipal firmaban lo que les daba la gana... El que entonces era el representante de Pla intentó pillar cacho pero la institución no picó. Habría que saber si con acierto o no. Eso ya es otra cosa.

Lo curioso vino después: el representante se tiró el farol ante los medios y uno de los medios locales picó y lo publicó sin que estuviera cerrado de verdad el concierto. Cuando se deslizó en la prensa los técnicos dijeron eso de "donde dije digo digo que te den". El representante enredó a otro periodista buitre que llamó a la institución que iba a pagar el concierto y le dijeron que "estamos muy liados" y punto en boca. Casi se publica si no llega a ser por un temeroso jefe/a que definió todo el asunto como "una no-noticia". Tenía bastante razón, mirándolo en perspectiva.

Pero la cuestión es que la institución censuró con todas las de la ley a un músico. Tal cual. Aunque no se sabe si por los manejos de uno o porque cierta persona se vio retratada en sus prejuicios por lo que decía la gente de Albert Pla y se encabronó. La censura llegó después. Pero como la política hacia el público y los medios de esa institución era de opacidad total, una simple tontería como aquella estuvo a punto de ser una gran pifia. Entre otras cosas porque el periódico que publicó aquel concierto ya no reculó y toda la historia parecía una ocultación de la verdad más de tantas que suelen hacer las instituciones públicas.

Este tipo de historias no suceden en otros lugares donde las maniobras orquestales en la oscuridad son siempre denunciadas o directamente ignoradas. Porque lo de Pla es una tontería al lado de otras historias que han sido silenciadas con una llamada de teléfono por el político de turno. Eso de "si no lo sacas mañana yo pensaré en ti para otras cosas". Cosas que luego no pasaron o fueron convenientemente olvidadas, especialmente con una institución provincial que huele a muerto que tira de espaldas...


martes, 14 de febrero de 2012

Terra Nova, misma historia de siempre




¿No tenéis la sensación de que los guionistas, cuando abordan algo tan complejo como la ciencia-ficción para televisión, empiezan a repetirse? Mientras escribimos estas líneas Cuatro emite los dos primeros episodios de 'Terra Nova', una serie que prometió mucho pero que se deslizó hacia lo previsible cuando fue estrenada en EEUU. Todo el mundo dijo eso de "mucho ruido y no demasiadas nueces".

Al final 'Terra Nova', después de ver buena parte de la primera temporada y esperar al día en el que se estrenó en abierto, es un batido en el que hay un poco de 'Parque Jurásico', otro poco de 'Lost' (al menos de fondo, que no de forma, y menos mal, que con una migraña ya tuvimos bastante...), de 'Avatar', un poquito de 'Eureka' o de 'Invasión Jurásica' y muy poco de 'Fringe', por desgracia. Resulta demasiado comercial y Spielberg no se pringa ni un poquito, dejando la valentía para otro tipo de historias. Baste recordar la estupenda 'Minority Report' para ponernos dignos y exigirle al gafotas barbudo algo más que lo que se ha visto hasta ahora. Lo de los viajes en el tiempo está más manido que un pasamanos ministerial, llevar a una pequeña colonia al Cretácico desde el siglo XXII ya es algo más interesante, pero caer en la vil trampa comercial de reproducir los roles familiares y meter adolescentes en la historia denigra y mucho el producto final. Y si aparece un niño y no es de Pixar, fijo que no vamos por buen camino...


Es otra oportunidad perdida, nos tememos, y es más que posible que las siguientes temporadas, si sobrevive la serie, no recule demasiado. Eso sí, la producción apenas tiene errores, con una ambientación y efectos especiales de primer nivel, puede incluso que superior a la mayor parte de los que hay en el cine. En eso no hay quien les gane, pero esperábamos, sinceramente, una especie de cruce entre 'Fringe' y 'Parque Jurásico' con algo más interesante, quizás del estilo de las distopías propias del género, pero no, que luego la industria familiar se nos queja y la pifiamos.

domingo, 12 de febrero de 2012

El Síndrome María Antonieta



Ya que últimamente la cultura está bajo cero y no hay mucho digno de lo que hablar, pero sí muchos problemas políticos, quizás sea hora de recordarle a los memos que nos gobiernan, y nos gobernaban, que existe algo llamado Síndrome María Antonieta. Es una historia muy graciosa, y os la vamos a contar. Seguro que todos recuerdan a aquella reina francesa de origen austriaco que gastaba a manos llenas en Versalles mientras su atolondrado marido, Luis XVI, a la postre vivo ejemplo de la leyenda de la gallina que corría sin cabeza, hacía oídos sordos al murmullo popular de un pueblo cabreado, aplastado y humillado. No se puede fustigar a los de abajo por mucho tiempo, por su bien, porque los países que maltratan a sus individuos suelen terminar como aquella reina que vivía en una burbuja. Es una de las tres primeras reglas del arte del bueno gobierno desde Pericles, Augusto, Marco Aurelio, Carlomagno, Confucio o Washington.

Queremos decir que la mayor parte de la clase política española, y especialmente los sindicatos (que no tienen coj.. para hacer siquiera una huelga general ante el despido libre encubierto de la reforma laboral), se parecen peligrosamente a esa María Antonieta que cuando le contaban que el pueblo pasaba hambre porque no había pan contestó eso de "pues que coman pasteles".

Los españoles llevan mucho tiempo siendo demasiado rusos (soportando las coces del burro sin decir ni mu) y muy poco siendo franceses o americanos, o incluso ingleses. Tres pueblos despreciados por el nacionalismo barato de las Españas pero que son la guía de viaje de un país que intenta ser mejor. Alguien debería decirles que María Antonieta era muy querida por las marujas y los nobles, pero que terminó igual que su marido: el cuello mirando a Cuenca y la cabeza en un cesto de mimbre. Rajoy y el PP aguantan porque llevan tres meses y poco más mandando y todavía tardará la mierda y la sangre en salpicarles, pero por cada carga policial, cada manifestación, cada "garzonada" más que el pueblo vea, se acercarán más a esos desharrapados que pedían pan en las verjas de Versalles y que fueron disueltos a tiro limpio. La opción de la violencia popular desatada es una opción cada día más cercana.


El Síndrome María Antonieta es una realidad palpable en muchos zoquetes del Gobierno y la oposición, igual que en la alta burguesía que pide y pide, exige y exige, sin darse cuenta de que todo los reyes y líderes de la Historia sabían que al esclavo no se le aprieta hasta el final, porque luego aparece un Espartaco de turno que no tiene nada que perder y ya la tenemos liada. Lo malo es que lo del "pan y circo" ya ni siquiera existe, y la crudeza del dolor de la pobreza y la necesidad son fantasmas que no se dejan atrapar y deambulan por ahí con ganas de pegarle fuego al mundo. O de cortarle la cabeza a María Antonieta. Lo único es que igual la próxima tarada decapitada resulta tener barba, acento gallego y una manifiesta necesidad de un logopeda. Es un aviso gratuito: recordad lo de la Bastilla, porque cabrear a Merkel o a Bruselas, o al FMI o al mercado puede no ser lo peor que os pase. Pequeñuelos.



jueves, 9 de febrero de 2012

Los Estados Unidos de Europa


Cuando vienen mal dadas se suelen sacar a relucir las miserias personales y los grandes ideales. La población se divide entre los que sobreviven pisando cabezas ajenas y los que baten alas para volar por encima de la mugre. Así que a batir alas... Se nos viene a la memoria dos frases. Una es de un personaje de cómic de cuando éramos niños, que en las novelas ilustradas de Julio Verne decía aquello de "a grandes males, grandes remedios", o lo que es lo mismo, que cuando la situación es tan grave hay que tomar decisiones que jamás tomaríamos cuando la cosa marcha normal.

La otra frase es de Víctor Hugo: "¡Un día vendrá en el que las armas se os caigan de los brazos, a vosotros también! Un día vendrá en el que la guerra parecerá también absurda y será también imposible entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín, como es imposible y parece absurda hoy entre Ruan y Amiens, entre Boston y Filadelfia. Un día vendrá en el que vosotras, Francia, Rusia, Italia, Inglaterra, Alemania, todas vosotras, naciones del continente, sin perder vuestras cualidades distintivas y vuestra gloria individual, os fundiréis estrechamente en una unidad superior y constituiréis la fraternidad europea [...]. Un día vendrá en el que no habrá más campos de batalla que los mercados que se abran al comercio y los espíritus que se abran a las ideas".

Luego descubrimos una frase filtrada de una de las muchas reuniones de Bruselas: "Esto es un desastre". Se dirime el futuro del euro en estos días, con Grecia ejerciendo de paciente de turno en el hospital. Como un episodio de 'House', con un médico taranbana que se supone es el mejor del mundo. Pero no las tenemos todas con nosotros... si existiera algo parecido a los Estados Unidos de Europa no pasarían estas cosas, pero no existe por el miedo atávico, los intereses electorales, la poca visión a largo plazo de los políticos, su mediocridad manifiesta (en España ya van más de 16 años de subnormales con poltrona), la falta de agallas para plantarle cara a los tiburones financieros (con lo fácil que sería deslizarles una notita en la que se les hiciera ver que el Estado ni perdona ni olvida.... hehe) y sobre todo la total falta de imaginación.

¿Qué hace falta para que la vieja Europa cuarteada y caótica se dé cuenta de que el futuro ya no va a soportar microchorradas nacionalistas como Kosovo? ¿Qué hace falta para que exista un gran abrazo que con el tiempo supondrá más control mutuo, más racionalidad fiscal y económica, menos posibilidades de caer en cadena en una gran crisis económica? ¿Qué hace falta para que las élites que gobiernan y tienen una sola patria (su dinero) empujen para que llegue algo que sería la reconstitución de lo que más grande nos ha hecho nunca, Grecia y Roma?

Igual lo que hace falta es una guerra, una cruzada contra el Islam, un gobierno despótico y sátrapa en Moscú, que China nos escupa a la cara y nos llame "monos blancos", como llevan haciendo desde hace siglos. Quizás un líder carismático, un George Washington con acento de Toulouse o de Berlín, o de Milán o de Barcelona, o de Londres. Tal vez un ataque pandémico de cordura, un nuevo Renacimiento, una crisis económica tan profunda que sea ya imposible otro camino que el de tirar abajo los muros que faltan para hacer de Europa el gran loft federalista que debería ser para evitar que las pequeñas miserias nacionales nos devoren.

Europa empezó el siglo XX siendo la dueña y señora del mundo y del universo (hasta España tenía todavía colonias en África), llegamos al primer cuarto de siglo arruinados pero enteros, a la mitad del mismo Europa estaba descuartizada, violada, saqueada y agonizante en una cama. Terminamos el siglo siendo pequeños burgueses que tiraban muros de Berlín para poder abrazar a los eslavos. Y hemos empezado el siglo XXI con la misma acidez de estómago que en 1920 o 1950. El siglo XX ha sido el peor de Europa en mucho tiempo, una especie de segundo siglo XIV (peste negra, guerras, cruzadas fracasadas...) con ideología de fondo.

Así que igual habría que pensar que ya que la mierda nos llega al cuello hay que batir alas antes de que los tiburones nos las arranquen y pensar en algo más elevado que refugiarse en el sótano a contar monedas y el rifle en las manos. Cuanto más idealista es una idea, más cerca del fracaso, pero cuanto más racional es, más opciones para triunfar. ¿O acaso no era una locura pretender en 1776 que un puñado de colonias de desharrapados destripaterrones fueran un país democrático mientras Europa vivía del despotismo? Pues eso...



miércoles, 8 de febrero de 2012

Francia y sus complejos


Vaya por delante que siempre hemos tenido mucho respeto por la cultura francesa, que, a fin de cuentas, está bastante más evolucionada que otras. Es uno de los países fundacionales de Europa y de lo que sea esa cosa amorfa para unos y concreta para otros llamado "civilización europea". Y sin embargo, hay que decir: Francia y sus complejos. Francia contra el mundo, emulando a un Astérix atolondrado que lucha por conservar una cultura que en muchos casos sigue viviendo de los bohemios decimonónicos. Y sus efectos colaterales. Lo último grande de verdad que tuvieron fueron Camus y la nouvelle vague. Y ya. El verdadero problema es uno, y muy grande: la lengua francesa se muere porque sus hablantes no cuentan para el mundo, porque el oeste africano no cuenta para nadie. Es un idioma en retroceso profundo. Y no se puede vivir de 60 millones de franceses, unos 5 millones de quebecois y un puñado de belgas y suizos.


Más que acomplejado, Francia es un país que vive cerrado al mundo, subidos a una columna de eremita para gritar desde lo alto su excepción, sin darse cuenta de que lo que mueve el mundo está abajo. Y lo que mueve el mundo es el idioma, y más concretamente el inglés, el español, el árabe, el chino y quizás un par más de lenguas. El poder y la palabra, la diosa preferida de Francia, que le ha dado la espalda.

Desde fuera, con la distancia, no deja de ser curiosa la suave decadencia de la cultura gala. El mundo celebra los 200 años de Dickens como si fuera uno de los grandes padres de la literatura (mentira), y citar al bardo de Stratford-upon-Avon es poco menos que una marca registrada. El mundo anglosajón domina por completo a Occidente, y sólo tímidamente asoman de vez en cuando el resto, sobre todo los alemanes, que después de masacrar en los 30 y 40 a sus élites intelectuales parece que ven algo de luz. Pero una vez aplastados los judíos alemanes, el país es tan mundano como lo pueda ser Eslovaquia. Funciona mejor, claro, pero son igual de comunes.

Francia tiene un grave complejo identitario: no se sabe bien si es de inferioridad respecto a los demás, si es pura envidia o si es simplemente la nostalgia de tiempos mejores. Tanto la literatura como la música francesa han sido siempre de las más vanguardistas y abiertas del continente, pero su aislamiento empieza a ser terrible para ellos. Francia, culturalmente, parece haberle dado la espalda al mundo, o mejor dicho, un mundo en clave anglosajona que es rechazado por sistema por un país que obliga incluso a subtitular la publicidad para luchar contra el invasor angloamericano. Francia está, por decirlo así, presente en el circuito cultural mundial, por supuesto, pero está en una esquina, como el chico malo de la clase. Sus formas se repiten continuamente (igual que España con tantas otras cosas), y aunque la música ha abrazado el legado de sus inmigrantes sin problemas, parece que el resto no. El pueblo francés es culto, pero no les sirve para nada. Aparentemente no lo aprovechan para crear una imagen de marca más elaborada que un capullo arrogante bebiendo vino con gorra a la sombra de la torre Eiffel. Y no es un tópico, es el resultado de un mal desarrollo cultural. ¿De qué sirve ser tener más conocimiento si no es usado para mejorar tu mundo?

A todo esto surge una pregunta: ¿recuerda alguien alguna gran luminaria de los últimos 20 años, Le Clezio aparte (premio Nobel mediante, que antes no lo conocía nadie...), surgida de Francia que haya tenido algún tipo de efecto cultural concreto en el resto del mundo? Habrá muchos nombres, pero la sensación de que no sale nada nuevo de Francia queda siempre en el poso de la taza del café.



martes, 7 de febrero de 2012

Dinklage y la falta de imaginación


En abril la HBO dará rienda suelta a la segunda gran píldora de una serie ('Juego de Tronos') que, en perspectiva, podría ser para la TV lo que 'El Señor de los Anillos' para el cine fantástico. Asistimos a toda la revisión de un género en el campo audiovisual, tal cual. Lo mismo que hicieron Kubrick y George Lucas lo están haciendo ahora con la saga literaria de George R. R. Martin. Es producto de género, un formato cerrado donde se explotan temas, símbolos y recursos colectivos. Por desgracia siempre serán destinados a públicos no mayoritarios, pero cuya minoría no es tan grande cuando alcanzan al gran público. Sobre todo cuando aparece un actor genial como Peter Dinklage (en la imagen) que soporta sobre sus espaldas casi todo el talento de la serie. Tanto como para llevarse un Globo de Oro, entre otros premios. Un pequeño gran hombre que es todo imaginación y talento.


La ola expansiva de 'Juego de Tronos' llega a España casi a la misma vez que allí, hasta el punto de que la sola mención hace saltar a muchos fans. Ya hemos hablado mucho de los géneros y el poco rendimiento que se le saca en España, excepción hecha del género negro, donde nuestro país es una cantera casi inagotable, y que gracias a su expansión a la TV primero y (en menor cantidad de lo deseable) al cine después. Pero el bajo rendimiento de 'Eva' de Kike Maíllo y la nula producción de más ciencia-ficción o de género fantástico es un síntoma crónico. ¿Es por culpa del dinero? Los fans de 'El Señor de los Anillos' hicieron una precuela amateur con una factura de producción de unos 30.000 dólares que era increíble en su calidad. Pero nadie se atreve porque se supone que no hay público, una excusa que se viene abajo cuando los datos de audiencia de Canal Plus de la primera temporada de 'Juego de Tronos' se unen a las descargas legales e ilegales de la misma. Sí hay público. Lo que no hay son agallas.

Y lo que hay, sobre todo, es mucha pereza y poca imaginación a la hora de crear en el cine, la TV, incluso en la literatura, muy pocas ganas de mezclar géneros, de deformar los límites y los estilos. Hay demasiados aprendices de Cortázar y muy pocos de Philip K. Dick o Bradbury, muchos ansiosos de ser Marías (que sólo hay uno) y apenas un puñado de gente que podría medirse a Greene o Conrad. El modernismo falsario creado en España en los años 80 se extendió a la música y en parte propició su caída, y lo mismo ocurre con el resto de artes, donde hay mucha repetición y muy pocas ganas de arriesgarse con las armas que da el talento y los géneros en la mano. Y dicho esto, nos gustaría recordarle a la gente escéptica incapaz de separarse de sus manuales de comportamiento de revista de tendencia que la mayor candidata a los Oscar este año es una película en blanco y negro, muda y hecha por un puñado de franceses. ¿Hay o no hay sitio para los géneros llevados al límite? Pues eso, nenes...




lunes, 6 de febrero de 2012

Número 25 de El Corso on line


Será un buen número de El Corso por una simple razón, definida en una palabra: Poe. Centramos parte de las energías en una breve guía de lectura de un autor que cambió para siempre la literatura y buena parte de la cultura popular de Occidente. Las Letras lo ocupan todo, pero dejan espacio para que en la sección de Arte hagamos la previa de Arco 2012, para que en Cómic abordemos a otro autor tocado lejanamente por Poe, Benjamin Lacombe, el ilustrador francés que ha redefinido los libros para niños. En Cine miramos hacia la ceremonia de los Goya y los Oscar, en Ciencia escogemos a cuatro científicos españoles que serán el futuro de la investigación mundial, y en Viajes, la famosa ruta del vino y el gaznate de los 60 regresa a nuestros días. En Ficción, recuperamos a Blanca Haddad y sus poemas ilustrados.


sábado, 4 de febrero de 2012

Wert y las mentiras


Hay algo intrínsecamente perverso en la acción política: la manipulación de la realidad. Cuando uno más uno son dos, pero tú necesitas que sean tres, no hay forma más común de conseguirlo que decir que son tres, caiga quien caiga, aunque la realidad sea otra, porque la política se basa en el convencimiento ideológico, en que los fieles vean que son tres y no dos, aunque el sentido común diga que estás equivocado.


La sociedad está acostumbrada, después de unos 200 años de democracia en movimiento desde el siglo XVIII en Inglaterra y Estados Unidos, a ser adoctrinada y a veces se traga que uno más uno son tres. La propaganda es un arte, y por eso cuando el nuevo jefe de Educación, el ministro Wert, dijo que la asignatura de Ciudadanía adoctrinaba contra el capitalismo, estaba asentado algo ideológico como parte del bien común. ¿Es que las clases de religión católica no adoctrina? Claro que sí, pero es mejor que el status quo heredado de otros tiempos pasados siga como está, no vaya a ser que cambie algo de verdad.

España es lo que se podría llamar un país "culturalmente católico", pero no de fe o pensamiento, mucho más cuando embusteros consumados como Wert manipulan libros y dan por hecho que un ensayo izquierdista es manual de Ciudadanía para los chicos en la escuela pública. Wert es una demostración más de que incluso el más prístino (no es su caso, viendo su pasado) de los profesores universitarios o ejecutivos es un peón en manos del arte de la propaganda política. Han quitado una asignatura que a nosotros siempre nos pareció una idea no muy buena, pero tampoco es que enseñarle las cuatro a cinco tonterías habituales del catolicismo doctrinario sirva para mucho. Treinta años después de clases de religión los chicos no son más creyentes, más bien lo contrario. El fracaso de la educación católica también se extiende hacia los colegios privados, nidos de hipocresía en los que apenas un 15% de los chicos y chicas salen rezando.

Así pues, una simple y pequeña conclusión: en lugar de intentar que España siga pariendo hipócritas o pequeños Santo Tomás de Aquino, ¿por qué no luchar para salgan más Stephen Hawking, Francis Bacon, Locke, Voltaire, Joseph Conrad o por lo menos otro García Berlanga? Es que eso cuesta, y no va dentro del paquete político. Este tipo de gilipolleces son las que brotan como champiñones cuando la política tiene demasiado peso en una sociedad. Muy typical spanish, por cierto...



domingo, 29 de enero de 2012

Dos abuelos salvan el negocio


Ya está en marcha otra vez la verdadera máquina de hacer dinero de la música española. Dos veteranos que han sido noticia por pasar por los hospitales más de lo recomendable, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, se enfrascan en su segunda gira conjunta, 'La orquesta del Titanic', después de que la anterior forjara una pequeña fortuna vikinga al asalto de cada ciudad y capital de provincias. Es posible que vuelvan a Salamanca dado la mansalva de dinero que hicieron aquí con sus conciertos.


Pros: son los únicos, junto con Amaral y Fito, que pueden presumir de ser rentables de verdad, de ser músicos de verdad. Nos gusten más o menos, hay que reverenciar la técnica en directo de Fito, la capacidad de Amaral para no perder comba (aunque quizás eran más músicos antes que ahora) y desde luego la veteranía es un grado. Sabina es Sabina, te guste más, menos o nada. Todos hemos coreado alguna canción, y le reconocemos el mérito de ser bardo urbano, aunque ya trabajan más otros por él que él mismo... por cierto. En cuanto a Serrat, pues otro tanto, son dos caras de la misma moneda: antiguos cantautores reconvertidos en poetas musicados. Serrat es a Barcelona y Cataluña lo que Sabina a Madrid y su entorno urbano. Sostienen la industria musical por sí solos, porque a pesar de los años y las polillas, son auténticos en su formato.

Contras: quizás la misma razón para hacerles la ola, que son producto de industria. Tener que seguir colgados de la maquinita registradora de estos dos es casi trágico para la música en España, abotargada entre el mini star system indie que no para de producir divas y banda-divos más que música de verdad (salvo por, quizás, Vetusta Morla y los catalanes de Manel) y los enlatados sonidos latino-flamencos que engrasan horrendos monstruos como David Bisbal y Alejandro Sanz. Entre medias el folk sigue arrinconado (mezclado o no), el flamenco auténtico ya no da más de sí después de que Morente y compañía hayan pasado a mejor vida, y el rock no existe, tal cual. El mejor y más activo de los estilos es una ruina absoluta en un país donde no hay cultura musical más allá de las modas estéticas de revistas de la República de Malasaña.

Conclusión: dos abuelos salvan el negocio, así que el negocio no es boyante.



domingo, 22 de enero de 2012

¿Megaerror?



Lo de Megaupload no termina de encajar bien en nuestras mentes de tinta y papel. Ya hemos cantado las glorias de internet muchas veces, y de cómo ha obligado a cambiar de rumbo a toda la cultura y la educación en el mundo, sea cual sea la civilización. Evidentemente la red no le vale para nada a una escuela de monjes budistas zen, pero para el resto de pobres diablos atados a la realidad del mundo, pues puede que sí. La ignorancia del que gobierna es tan grande que oscurece el mundo y podría acabar con internet. Los autores y sus derechos sólo son la excusa, nos tememos.

Los derechos de autor son sagrados, porque algunos aspiran a serlo, y este mismo blog ha volcado contenidos con autoría que han sido reproducidos o copiados parcialmente en otros sitios. La red te da notoriedad cuando te piratean, te convierte en una marca de fábrica sobre la que luego puedes montar toda una empresa personalizada. Pero también es verdad que copiar y difundir la obra de alguien sin su permiso y sin pagarle por ello, es un delito.

Así que Megaupload nos ha dejado un poco en el filo entre aplaudir o abuchear. Creemos que es todo mucho más complicado que eso, y las metáforas usadas po
r muchos tertulianos de TV y radio son tan nefastas como su ignorancia hacia estos temas. Cuando los periodistas tertulianos son talluditos que cuentan batallitas de la Transición es mejor cambiar de canal. La ignorancia sobre internet cunde y empuja a una opinión pública que es, en su gran mayoría, inmune a las soflamas de los medios. Todos, alguna vez, hemos copiado o descargado ilegalmente. Es mucho más complejo que el top-manta, ya totalmente superado y desfasado. Mientras la secta innombrable se dedicaba a pegar palos de ciego en las charangas de pueblo, la red hacía mucho más daño que todos los enemigos públicos de los artistas. Luego pasó lo que pasó.


La razón final de todo esto es un tipo con cara de parecerse a Plague, el amigo de Lisbeth, forrado hasta las cejas por una web que acumulaba casi el 4% del tráfico mundial de datos. Lo cual es mucho, muchísimo. Y el cobro también debía ser alto, si no es difícil explicar por qué tenía tanto dinero.

Así que al final seguimos como al principio. Es cierto, Megaupload era una isla Tortuga moderna, pero también era una nube de datos para millones de usuarios que se han quedado sin sus archivos porque las discográficas y productoras de Hollywood están cabreadas porque pierden dinero. Ojo: el FBI no ha movido el culo hasta que el dinero de las majors ha estado afectado, es decir, a los autores que les den mientras los tipos de traje y corbata no le vieron los colmillos al lobo. O en este caso, no vieron el loro del capitán del barco pirata digital.

De fondo lo que hay es una batalla campal entre la industria más moderna y avanzada de EEUU, internet e informática, y los legisladores. La famosa ley SOPA, sin aplicación todavía y en el aire aún, va camino de ser la nueva trinchera de una guerra que amenaza con ser mundial. Y en medio, como siempre, los usuarios, criminalizados por todas las leyes, como si una ama de casa de Zaragoza que ve en streaming su serie favorita estuviera a la altura de un narco colombiano. La ignorancia del que gobierna es tan grande que oscurece el mundo y podría acabar con internet. Los autores y sus derechos sólo son la excusa, nos tememos.




sábado, 14 de enero de 2012

ME-CE-NAZ-GO


Son tiempos de tentarse la ropa. Leer cualquier periódico publicado en España es un suicidio de la parte intelectual de nuestro cerebro, la que sabe que está leyendo medias verdades, medias mentiras o cortinas de humo sufragadas por el partido de turno en el municipio, autonomía o estado de turno. A perro flaco todo son pulgas, y España y su cultura ya son el perro más famélico, flaco y miserablemente piojoso desde... bueno, ni se sabe.

Siguen apareciendo los nombres de los nuevos cargos intermedios de los ministerios, especialmente interesante en el de Educación y Cultura. Pero ninguno de ellos tendrá en sus manos una varita mágica capaz de arreglar los problemas de un sistema caducado hace ya años. Uno de los mejores ejemplos es el Liceo de Barcelona, uno de los dos solitarios teatros operísticos nacionales y quizás el que más problemas ha tenido. Al Teatro Real no le van a cortar la financiación, porque está en Madrid, porque depende de Papá Estado y porque no es la ventana de exclusión cultural del nacionalismo catalán, que se ve ahora con los bolsillos por fuera, sin un puñetero euro y ante la tragedia emocional de pegarle también un tajo al Liceo.

Las malas noticias caen como los casquillos de las balas disparadas. Lo de Francia y su triple A es algo que ni nos importa ni nos afectará directamente, no a España, que sí, pero a los que estamos debajo de esa etiqueta no, porque a la mayoría de los ciudadanos les quitaron la triple A hace ya mucho tiempo. Y todo sigue flotando alrededor de lo mismo: ME-CE-NAZ-GO. El PP prometió hacer una ley de mecenazgo digna de un país occidental civilizado y no de un reino bananero y católico. Hace dos siglos la Iglesia era un más que digno mecenas, ahora ya ni eso. Aunque teniendo en cuenta los vientos que soplan por los pasillos episcopales mejor cerrar las puertas, que cogemos frío.

Sigue la cuenta atrás, y cada mes pasado es un mes perdido. La Cultura necesita el soporte de la educación para entrar en la psique del pueblo, y del dinero de los ricos y poderosos para poder tener opciones más allá del propio negocio propio. Porque un autor sólo consigue dinero de tres formas: de las arcas públicas (en retirada ya quizás para siempre), de la venta de su obra (total o parcial) o de los mecenas. Vermeer se hizo inmenso porque le encargaban obras. Picasso se hizo grande porque supo vender su obra. Y hasta 2007, otros vivieron bien gracias a saber pedir dinero público. Pero lo tercero se acabó, lo segundo es muy complicado y lo primero podría ser un puente temporal entre este sistema cultural y el que venga en el futuro.


jueves, 12 de enero de 2012

Carta abierta a quien quiera leerla


Queridos encargados de mandar en Salamanca:

Para que vean que somos buenos, no vamos a personalizar en ningún flequillo absurdo. Y sí, va por el DA2, el síntoma de una enfermedad mucho más grande y que cubre muchos campos. A la gente decente y de bien le importa un comino, un pimiento y un montón de m... lo que ocurra con según que cosas relacionadas con la cultura. Está la época como para aguantar sermones, y menos con el terrible vacío financiero que nos fustiga. Vaya por delante que el sentido común viene con tijera bajo el brazo. Pero la virtud humana está en la moderación, y en aceptar la realidad. El mayor problema es que los gobernantes jamás admitirán lo que han hecho. Se ha instalado en todos ellos el mecanismo de tirar la piedra y esconder la mano para no pagar crédito político. Es el reverso tenebroso de la democracia, la demagogia y el populismo.

En España, y Salamanca no podía ser menos, lo del conocimiento ha sido siempre cosa de académicos y bohemios. Nunca se ha entendido la cultura como una parte más de la educación, desde niños a ancianos, una formación continuada de la sociedad. Algo que no es nuevo, en realidad es una idea más vieja que el cristianismo, porque ya se pensaba sobre esto en Atenas, Tebas y Roma. Quizás sea un atavismo de la Edad Media, cuando enseñar a leer y escribir era peligroso, no fueran a pensar los plebeyos por su cuenta y se nos cayera el invento sobre la cabeza. La cuestión es que el mayor déficit secular (de siglos, no de rojillos sin Dios) de este lado de los Pirineos siempre ha sido la educación, una especie de patata caliente que nadie quiere comerse. El mismo error una y otra vez. Dicen que es porque el protestantismo nunca entró por la frontera. Pero la cuestión es que conocemos evangelistas igual de cuadrangulares que sus vecinos católicos, así que debe ser otra la solución.

Si sumamos ese problema educativo (de baja calidad y muy mal enfocada en lo práctico) a que la cultura ha sido usada desde hace demasiado como un arma política más, entonces aparece el cóctel perfecto que explica por qué el DA2 parece ya una parte más de la morgue de CSI en Las Vegas. El exceso de dinero público y la falta de rigor en su inversión ha llevado a multiplicar vías en lugar de apostar por tres o cuatro cosas que funcionen y que tengan raigambre en las ciudades que las sostienen. Y si encima la oposición se dedica a mentir descaradamente sobre los famosos folletos, para ganar puntos frente a la excitada parroquia católica, entonces no es que se pueda apostar, es que matan moscas a cañonazos. De aquella pifia del PSOE todavía nadie ha dado excusa alguna. El autor estará buscándose el cerebro o la entrepierna debajo de un puente, lo que menos trabajo le lleve. Ganaron muchos puntos en las elecciones, muchísimos...

El DA2 era una buena idea, y sería una buena idea. Siempre que se maximice su dimensión educativa, no sólo de exhibición de arte contemporáneo, con la que se ha ganado el respeto del mundo del arte dentro y fuera de España (que es económicamente independiente, por cierto). Pero si es usado por los partidos como arma arrojadiza o como un escaparate para mostrar su modernidad, o simplemente para exhibir que realmente hacen cosas y no se limitan a cobrar sueldos y dietas. En realidad el DA2 nació como un émulo de las grandes obras faraónicas de los viejos imperios: arte y poder, poder y arte, un matrimonio de conveniencia que, además, y eso lo sabemos, serviría para atraer turismo especializado a una urbe que vivía de los fantasmas del pasado. Bueno, sigue haciéndolo, pero en fin... La relación fue bien mientras hubo voluntad, pero cuando desapareció el final se asomó por el horizonte.

Pero si realmente hace falta recortar y ahorrar dinero, entonces ¿por qué no se recortan de otros lados igual de inútiles y que no llegan a ningún lado, gastos que son tan superfluos como, según ese tópico, la cultura? ¿Por qué siempre pagan las buenas ideas, los justos por los pecadores? ¿Por qué tirar a la basura todo el dinero invertido, no sería más inteligente y demostraría mejor buen gobierno saber reformar y reutilizar lo construido en lugar de derribarlo todo? ¿Por qué, en lugar de decir la verdad, que lo van a cerrar y punto pelota, y dicen que es porque es urgente cuadrar las cuentas, se empeñan en repetir eso de que no va a afectar a su funcionamiento, como si fuéramos todos idiotas? Es que no cuela. Más valdría echarle agallas: "Pues sí, lo vamos a cerrar porque nos sale caro y tenemos que recortar, en serio, que no somos mala gente, es que no tenemos un puñetero euro". Eso la gente lo entendería. Se cabrearía, pero lo entendería. Ser sinceros con el DA2 no va a hacer perder las elecciones a nadie. Es más, sería un detalle de buena voluntad. En cambio, aprovechar la crisis para relanzarlo y darle una nueva dimensión les haría ganar puntos.

Saludos cordiales.







miércoles, 11 de enero de 2012

Nominaciones a los Goya, a toro pasado



Igual que en el famoso libro sobre hombres y mujeres que hizo historia en EEUU y el resto del orbe occidental, hay gente que viene de Marte y otros de Venus. Hombre y mujer, respectivamente. En el cine español pasa lo mismo: el público es del contundente Marte y el gremio (autores, académicos y críticos) es más bien del melifluo Venus. Ver los nominados a los Goya de este año, cuya lista se dio a conocer ayer, es la concreción de esa forma tan italiana de entender la vida: unos comen tomates y los otros se los tiran a los demás.

El público fue en 2011 por un camino y las nominaciones les han caído en cascada a quienes la taquilla le dio la espalda: Almodóvar, Zambrano, Mateo Gil, Kike Maíllo (por desgracia, porque sus agallas para hacer sci-fi en España son dignos de elogio, ahí el público fue cruel), Chapero-Jackson (otro pionero, autor del primer trocito de ciberpunk del que tenemos memoria en la piel de toro). Academia y espectadores sólo han coincidido en un punto: Enrique Urbizu, el aislado director de cine de género negro que sostiene él solito un formato de cine que arrasa en el mundo pero que para verlo en España hay que poner velitas a la Virgen. 'No habrá paz para los malvados' tiene muchas papeletas para que el 19 de febrero se unan a la fiesta con José Coronado, el eje de toda la película, un policía corrupto, violento, pasado de kilos y que es el gran descubrimiento de 2011.


Querer premiar películas que apenas han visto 63.000 espectadores (como en el caso del western de Mateo Gil, 'Blackthorne') son ganas de tocar las narices. Cierto es que puede ser de una calidad objetiva, y que en EEUU o Latinoamérica, el pastel olvidado del cine nacional, haya podido tener más tirón, pero ignorar de esta forma los gustos populares sólo hace más grande la brecha entre unos y otros. Santiago Segura y 'Torrente 4', una chorrada como un piano de cola pero que gusta a la gente, no ha rascado ni una sola nominación. Pero esta película, por sí sola, ha sostenido económicamente a todo el gremio en taquilla y postventa, el mismo que lleva haciendo 40 años exactamente lo mismo: que si paso de niñez a madurez, que si drama realista social, que si revisionismo histórico... La locomotora está gripada, y al público español, bastante casquivano, le da exactamente igual.


Con este panorama sólo podemos alegrarnos por José Coronado, tantas veces ridiculizado, fustigado por la crítica, pero que por fin tiene una oportunidad de redimirse. Eso es bueno, honrar a un currante del cine que ya ni se sabe cuántas películas, serie o mandangas audiovisuales ha hecho ya. Y por Urbizu, que se lo merece de largo. Lo peor de toda esta historia es el desencuentro total entre público y sector: cuando se hace cine de género la gente le da la espalda (en contra de lo que siempre hemos dicho aquí), y cuando se hace cine de siempre el público también lo ignora miserablemente. Pierde España siempre, quizás demasiado drogada de fuegos artificiales de Hollywood como para apreciar los brotes de buen gusto que se hacen en el cine nacional, caricaturizado por unos medios imbéciles y sostenido por críticos todavía más imbéciles. Las nominaciones sólo sirven para echarse a dormir y pensar que en algún universo paralelo esto sería otra cosa. Habrá que preguntárselo a Sheldon Cooper. For example...

sábado, 7 de enero de 2012

Primer número de El Corso en 2012


Para el primer mes de 2012 tenemos novedades: una nueva disposición de las secciones, con un gran reportaje estrella por mes, más amplio, y que este enero recae sobre algunos estrenos interesantes del cine para este año. La segunda es el diseño de maquetación, que evoluciona para no quedarse anquilosado. Más claro, más liviano. Esperemos que os guste. En cuanto a los temas, en Letras nos fijamos en la carrera del novelista John Le Carré, un modelo para los guiones de cine y TV; en Cómic, en las múltiples adaptaciones que se han hecho de la obra de Kafka y que este año despuntan; en Arte, contamos de nuevo con Darío Tobes para la relación entre educación infantil y arte contemporáneo.

En Música, la atención recae en una de las promesas de la música clásica, el Heath Quartet, que ya estuvo en Salamanca en 2011. En Ciencia y Tecnología, los prometidos nuevos viajes a la Luna, el nuevo romance de la ciencia actual, y el regreso de la saga Diablo de Blizzard al mundo de los videojuegos. Que os guste.


sábado, 31 de diciembre de 2011

Para cerrar el año, un lamento


Una lástima que el último post de 2011 vaya a ser el adiós al DA2, un sitio que fue de los pocos de calidad en Salamanca, más allá de la vida universitaria, la orfebrería estética que es la Casa Lis y la Catedral de una ciudad que lo tiene por duplicado: las universidades, los bares, los museos, y también la profunda ceguera del ciudadano pasivo de toda la vida, el mismo que no clama al cielo cuando le arrebatan algo que ya le pertenece después del trabajo de muchos años de Javier Panera y el resto de escasos colaboradores. Todas esas gotas se perderán, como en 'Blade Runner', perdidas en la lluvia. Esperamos equivocarnos, de verdad.

La ciudad seguirá adelante, eso seguro, con la misma parsimonia con la que ha languidecido durante siglos desde que la Guerra de la Independencia la pusiera en el mapa y luego Fernando VII se la pasara por los borbónicos calzones. Desde aquel momento de máxima decadencia ha pasado de todo: asonadas, rebeliones, varias guerras carlistas, una casi nula revolución industrial, la Pontificia, una Guerra Civil que no dejó batallas pero sí efectos colaterales (¿recuerdan a Unamuno y Millán Astray? ahí se retrató Salamanca, para lo bravo y lo cobarde, lo bueno y lo malo), una dictadura, una transición democrática y todo lo que vino después.


El DA2, y esperamos de todo corazón equivocarnos, vive ya sus últimas bocanadas, mutilado en personal y fondos, acosado por unos recortes que se ceban siempre en los mismos y no en otras gilipolleces con las que se ahorra tanto o más dinero. Es posible que para aguantar hasta el final el Ayuntamiento deje que se extinga el pacto que tenía firmado con la Fundación Coca-Cola, y que ésta, al final, se lleve sus cuadros a otro lado. Y eso sí que será el final de una corta historia que a algunos nos divirtió y entusiasmó, la posibilidad de ver en aquella recóndita aldea de galos irreductibles con cuernos de toro algo más que no fuera el botón charro, las tapas, la cerveza barata y las mil y una muestras del plateresco español.

Entonces la vieja cárcel reconvertida en centro de arte pasará a ser otra cosa, puede que parte del exiguo entramado cultural, puede que como centro educativo (sería lo mejor para todos tras el breve funeral por el arte), quizás se reconvierta en alguna chorrada estacional, en un hotel o, y aquí lo sentimos pero no vamos a tirar de autocensura, en el nuevo Museo Taurino que tanto anhelan los salmantinos decentes y de buen pensar como su alcalde. Todo el mundo sabe que la Tauromaquia es parte de la cultura española, igual que la copla o la tortilla de patatas. Otra cosa será saber qué bien pueden aportar estas cosas tan inmateriales a la evolución de un país que vive uno de sus mayores fracasos colectivos en esta crisis económica alentada por los sueños de nuevos ricos. Viendo el éxito del actual Museo Taurino, escondido, abandonado y abigarrado como una capilla pagana de Fenicia, tierra de culto al toro mágico, igual no es tan buena idea. Y como en las buenas tragedias griegas, el corifeo pondrá el lamento de fondo, aunque se pierda en el fragor del ruido de las manadas de turistas pasando por delante de la Casa de las Conchas (que no la han cerrado por es del EX Ministerio de Cultura, que si no, también...).



viernes, 30 de diciembre de 2011

Cine social: el plato de verduras


Una de las peores trampas de esa pulsión intelectual llamada realismo, aplicable a la literatura, el cómic, el cine, la TV y el teatro, es la de que cuando uno se preocupa del pobre limpiabotas de la esquina y sus miserias está realmente haciendo justicia social. Es una finta que el mundo real lleva haciéndoles al arte y a la ciencia desde hace siglos, y no para de ser lo que es: una buena mentira.


No dudamos de la maestría de Ken Loach o Kaurismaki, el segundo de nuevo en la pantalla con 'El Havre', la enésima película sobre la inmigración en Europa que ni resuelve nada ni aporta nada nuevo. La historia del Quijote adaptada a los tiempos es algo que ya ha hecho Ken Loach tantas veces que aburre, y Mr. K va por el mismo camino. Y los críticos no han parado de hacerles la ola sin parar, como si ese cine fuera el único digno de ser arte. Los prejuicios, los tópicos y un sistema de castas heredado de los gloriosos años 50 en EEUU y Europa que no ha parado de zancadillear los nuevos caminos. Una prueba más de que los críticos son cada vez la parte menos útil de la cadena de producción audiovisual.


Ahora bien, eso no quita para que películas como 'El Havre' sean tan necesarias como comer fruta después de comer: son esas costumbres periódicas que permiten alargar la vida un poco más de lo que el resto del devenir nos permitirá. Ken Loach es como un plato de crema de verduras: no huele muy bien, sabe raro pero hay que comérselo de vez en cuando para evitar que en lugar de sangre en las arterias tengamos sólo carne picada made in Burger King. El problema surge cuando para Europa TODO tiene que ser cine social y encumbra producciones menores y sin tirón con el público, tan sensible a los problemas de la inmigración, las minorías o las injusticias sociales como nunca antes. Porque esta crisis está tocándole las narices, sobre todo, a la clase media que vota. Así que el ciudadano medio no es el borrego insensible que predice Loach y Mr. K, sino alguien que cuando va al cine busca algo más, un escalón más de sofisticación, porque si no se queda en casa, enciende el ordenador y se descarga la película para verla en casa con un bocata de jamón en una mano y una café en la otra, por ejemplo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

La generación de la píldora de colores


Un rápido vistazo a los remakes de algunas películas dejan en el aire una pregunta peculiar. Porque igual no es que falten ideas, es
que realmente el temido Plan 80 ya está en marcha. La generación de la píldora de colores ya está aquí. Nos explicamos. Pero antes hay que recuperar trozos sueltos de una opinión con algo de legendaria que se publicó años atrás.

"En 1972 cuatro de los mejores hombres del ejército estadounidense, que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido”…Si han reconocido a la perfección esta frase y encima retumba en su cabeza la musiquilla de tamborileo que acompañaba a la voz en off, entonces es usted miembro de la Generación 8.0. Más pruebas. ¿Por qué Vicky el Vikingo se rascaba la nariz?, ¿quién decía eso de “Haz el mal, haz el capital”?, ¿cómo se llamaba el mono de Marco?, ¿recuerdan el programa 1,2,3, contacto?, ¿se acuerda quizás de Naranjito, los lagartos de V, de Casimiro cantando para que nos fuéramos a la cama, de Alf, del macarra enano de Tom Cruise en Top Gun, o puede que también viera pegado a la tele Los Mosqueperros, Dragones y mazmorras y se le cruzaran los cables con Planeta Imaginario? Y lo mejor de todo: ¡¡Chanquete ha muerto!! Estupendo, pues ya puede empezar a darse palmaditas en la espalda porque es un hijo predilecto de la primera generación nacida, crecida y forjada en la democracia, la primera que fue objeto del gran experimento sociológico de la educación por la televisión, de las radiofórmulas y el vídeo. Fuimos los pioneros del lavado de cerebro de masas".

Ver la nueva versión de 'El Equipo A' es un pequeño dolor de muelas. Que sí, que es muy espectacular, pero ha perdido el encanto inocente y casi infantil de la serie de los años 80. Una suerte (o no) de haber nacido como ser humano audiovisual en aquella década es que eres capaz de tejer miles de referencias cruzadas, mucho más que otras generaciones, porque aquella fue la primera en entender que había dos mundos: el real y el que aparecía en la TV, en la radio, en el cine, y abrazó esa virtualidad de una manera mucho más escapista y fantástica que cualquier otra anterior. La democracia ayudó mucho: había barra libre social y la imaginación era tan permisiva como poderosa. De ahí surgió toda una terna de gente que hoy deambula en esos años marcados con el 3 delante, que se está haciendo mayor pero en el fondo siguen siendo adolescentes encerrados en el instituto, para lo bueno y para lo malo, o en un colegio, o en sus cuartos.

Son los mismos que han conseguido que la Comic Con sea un acontecimiento planetario, que The Big Bang Theory no sea sólo una serie para universitarios, que el cómic se esté adaptando en masa al cine y a los videojuegos, la generación que ha creado la fiebre de las consolas, que todavía hoy juega recordando los tiempos del Atari y el puñetero Mario dando botes entre flores, setas y cocodrilos. De esos referentes cruzados ha surgido el actual marco cultural en el que nos movemos, porque la generación de los años 70 ya está dejando atrás el mundo, y la de los 60 están en vías de jubilación. Aquellas estaban más politizadas, eran adictas al realismo social o al otro escapismo, el de las drogas, el rock y la contracultura. La de los 80 no era una generación resistente, era consumista a más no poder: necesitaba portarse bien para que le siguieran dando la píldora de la que hablaba Mary Poppins en una de las películas más subversivas de la Historia (Disney, ese cabrito de aquelarre, siempre escondiéndose...). Así que, sí, en efecto, tenemos la culpa de que el cine sea tan malo hoy en día. Y de muchas otras cosas. Y eso que todavía no hemos llegado al poder. Pero tranquilos, en breve seremos todos cuarentones y ya no habrá excusas para darnos el volante. Claro que, bien mirado, igual es que vimos demasiado cine, demasiada televisión, demasiados libros...