sábado, 30 de enero de 2010

Soy el pito del sereno

Por una vez, y sin que sirva de precedente, hablaremos escuetamente de política en Castilla y León. Dijo el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera: “Ningún municipio de esta región va a pedir ser sede del cementerio nuclear del gobierno socialista”. De los doce en la lista final, la mitad son de Castilla y León. Y todos del PP, por cierto. ¿Qué puede esperarse de semejante personajillo? Nada. Los pueblos tienen los gobernantes que eligen, no los que se merecen. Pero para el caso es lo mismo porque la gente vota cada cuatro años. Además de tomarle a coña su propia gente, siempre ha tenido ese aire a piojo de puerta de armario que no se sabe si entra o sale del mismo… Esto con Aznar en la Junta, no pasaba, dicen por aquí. Además de la hipocresía. Se puede ser conservador, pragmático, coherente y positivo (Rato, Gallardón, Feijoo…), pero también ser derechista, hipócrita, cortesano e ignorante. La elección es de cada uno. De momento, pónganle ustedes un matasuegras en la boca a la foto que acompaña el texto. Es lo que le falta al pobre Juanvi, como lo llaman en Pucela. 


jueves, 28 de enero de 2010

Good bye, Salinger

Se acabó el sufrimiento para Jerome David. Ha conseguido, por fin, que le dejen en paz. Su reclusión voluntaria alejado del mundo ya no tiene sentido: de simple mortal paranoico, huraño y agrio ha pasado definitivamente a ser una leyenda, un mito, uno nombre que se repetirá incesantemente hasta convertirse en un mantra en labios de lectores mundanos, profanos o expertos. Ha muerto, con 91 años, más de cuarenta de ellos como recluso de sí mismo, Jerome David, autor de ‘El guardián entre el centeno’, publicada en 1951 y que es el referente de muchas mentes perturbadas y otras no tanto que disfrutaron con su insidia. Otro RIP que no queríamos citar, pero para el aso es igual: Salinger, el apellido que da sentido a Jerome David, llevaba muerto para el mundo muchas décadas. La imagen es la última foto que se tiene del autor. Una pena, y una grandeza a la vez. 

Las campanas de Aquisgrán

Europa se achica mientras el resto del mundo se engrandece. Hace 65 años que Europa murió en Auschwitz. No podíamos olvidar algo así. Es su tumba, inalterable. Todo lo bueno que teníamos murió allí, irremediablemente. En las fosas está también el cadáver de una civilización hundida, envejecida, sin alma y que ha olvidado su espíritu en la tranquila mecedora de la vida fácil. La cuna de la democracia y la república, del federalismo y de las libertades y derechos civiles se encierra en sí misma, se silencia, mientras una dictadura mercantilista como China y una sociedad miserablemente injusta, de castas y machista como pocas, la India, aprende inglés y despega. 

De todas las nuevas potencias sólo una merece la atención, Brasil, porque es lo más parecido a lo que en su día debió ser el resto de Latinoamérica: una nueva Europa, más mestiza, más libre y más suave que la original, lastrada por millones de muertos. Honduras culmina su golpe de estado reaccionario y coloca a un capullo que reza al jurar el cargo, amnistía a los militares y le ha tomado el pelo a medio mundo, que había condenado el golpe y ahora mira para otro lado y critica a los que se mostraron firmes en la defensa de la democracia. Muchos partidos y muchas naciones deberían avergonzarse de su ignorancia y necedad. Ah, lerdos, no serviríais ni para cortar el césped atados con una cadena al cuello.

La Unión Europea, diseñada oficialmente para evitar la guerra y unificar el continente con un pseudofederalismo laxo, hace aguas por todos lados por el provincialismo y el nacionalismo de sus miembros. Extraoficialmente era el último intento cuerdo y sano de reconstruir la Roma occidental, pero ni por esas. No tañen las campanas de Aquisgrán, no hay nadie que recuerde que Europa fue una y no trina ni gilipolleces varias. Si ser español, francés, inglés o alemán depende de tener gobierno, estado y manís propias, entonces no merece la pena ser ni español, ni francés, ni inglés, ni alemán. La identidad nacional debería basarse en otras cosas, como los ritos, la cultura o la lengua, no en los viejos y encorsetados clichés del estado-nación prototípico de la filosofía política moderna. No hay más futuro que el azul y dorado, se lo aseguramos desde ya: lo contrario será rendirse a monstruos mucho más grandes y que usan las constituciones y las leyes democráticas para limpiarse el culo. Y la América imperial no es espejo, es la distorsión de Alicia al otro lado del mismo. Y siguen sin tañer las campanas de Aquisgrán…


lunes, 25 de enero de 2010

'Spamalot' - 50% es mejor que nada


Pregunta: ¿Es capaz la cultura española de recoger e imitar el estilo absurdo, surrealista y desmedidamente inglés de los Monty Python? Respuesta: Puede que sí, puede que no. Puede que a ratos, puede que la imitación sea la esencia misma del elogio, pero 'Spamalot', en Madrid, puede que también en Salamanca, deje cierto regusto y cierto aire a nada. Es pythonesque hasta cierto punto; después de todo es la versión española del mismo musical que ellos mismos montaron y estrenaron en Broadway. No obstante, no llega a ser realmente pythonesque. Es un quiero, puedo pero mire usted, no llego. La mezcla de sketches entre 'Los caballeros de la tabla cuadrada' y 'La vida de Brian' le quita muchísima identidad a un musical que pasa más por pastiche mal fusionado de momentos míticos de los Monty Phyton que realmente una idea nueva y original.

Es posible que sea la nueva franquicia para explotar el negocio: luego vendrá el musical sobre 'La vida de Brian', y puede que después el de 'Fliying Circus' o ' El sentido de la vida'. Los fans buscan al grupo pero se topan con un musical que sólo les encandila a ratos. Una pena, aunque merece la pena, valga la redundancia. Quizás cuando la saquen en DVD gane puntos... o no. Aunque uno 50% es mejor que nada. Mientras tanto, volvamos todos a los clásicos de la BBC de siempre. Porque, ¿puede una golondrina transportar un coco? Quizás, si es africana...

PD: La pregunta final, sólo para iniciados. Es lo que tiene ser fan de los MP: muchos serán los llamados por la curiosidad, pero muy pocos los elegidos.


viernes, 22 de enero de 2010

Un buen trago de Kraken

En época de crisis, un microrrelato. Por los caídos en combate de las redacciones de toda España.

"Pocas veces había tenido tantas ganas de liarse a hostias con alguien. Muy pocas. De naturaleza práctica y algo acobardada, lo cierto es que la ira no le faltaba, pero hasta el momento, por precaución, porque conocía al cabrón que anidaba al otro lado de la imagen del espejo, se había censurado millones de veces. Pero en aquel momento tuvo que agarrarse al sillón con fuerza, las manos crispadas, las uñas rojas de tanto apretar, como garras de una bestia; los ojos abiertos como platos, la vena del cuello hinchada, la boca crispada, los nervios a flor de piel y la lengua en retirada para ponerse a gritar como un poseso. Como tantas otras veces miró la cabeza rubia troglodítica y neandertaliana al tiempo de su superior en cargo que no en biología: de buena gana lo hubiera puesto a cavar zanjas, a pastar en el campo, a cortarle el césped. El pequeño nacionalsocialista que todos llevamos dentro berreaba en alemán desde la profundidad de su alma. Pero no hizo nada. ¿Para qué iba a hacer algo, qué más daba ya? Nada importa cuando te despiden, sólo ves pasar parte de tu vida, pero sobre todo cobran fuerza preocupaciones miserables como el pan, la leche, el alquiler, las copas, la ropa, la comida, los viajes… todas esas cosas que antes se hacían sin pensar y ahora habrá que meditar profundamente, con los céntimos en la cabeza y las manos sucias de tanto manosear las monedas y los billetes. La ira, la justa, santa, obligada y necesaria ira ante la injusticia se impone, salvo para los que ya se han acostumbrado tanto a retorcerse ante la realidad que no queda apenas chispa para encender la hoguera de la, repetimos, justa, sana, obligada y necesaria vendetta. Él simplemente se relajó, se dio cuenta de que el lerdo infinito que tenía en frente esperaba precisamente una explosión. Así que echó todo el agua que pudo sobre el pedernal, relajó los músculos y como pudo sonrió abiertamente, enseñando todos los dientes. Firmó los papeles que hicieran falta ante la mirada inexpresiva del otro y se fue sin decir nada, pensando ya en el siguiente ciclo de su vida y en un buen trago de Kraken en casa.

PD: Dos días después, el troglodita rubio murió embestido por un autobús, rodeado de cien personas que se limitaron a observar morbosamente. Dios existe, pero es un cabrón retorcido".

miércoles, 20 de enero de 2010

América se suicida

Fíjense bien en el tipo de la foto. Es republicano. En América un simple conservador: en Europa sería tachado de ultraderechista peligroso y varias asociaciones civiles ya le habrían intentado enchironar por apología de la tortura, la xenofobia y vaya usted a saber qué más. Es el nuevo senador republicano por el pequeño, no tal liberal ya, estado de Massachussets. El primer reaccionario desde 1954. Es el tipo, además, que rompe la mayoría demócrata en el Senado y pone en peligro la reforma sanitaria de Obama. Independientemente de nuestras filias y fobias, América empieza a parecerse ya al Imperio Romano de los últimos siglos, los de la decadencia: cerrado, elitista, ciego ante el futuro, enrocado en sus fobias y más pendiente del cainismo político que de construir un buen futuro. Sólo por memeces como la de Guantánamo (que, por cierto, no ha servido para nada salvo para cubrirse de mierda) merece EEUU caer en desgracia y verse superado por Europa y China, que a fin de cuentas son las dos grandes civilizaciones de la Historia. América se suicida cada día un poco más. 

Un buen amigo nuestro nos dijo una vez que más tarde o más temprano un presidente chino se reunirá, en secreto en algún lugar de Asia Central, con un presidente común europeo. Ese día se repartirán el mundo ante la mirada fenicia de un presidente ruso, y entonces se acabó la aventura americana. EEUU, la mayor potencia del mundo, el país más rico del orbe, no quiere gastarse el dinero en cubrir la sanidad universal, que le saldría por un 30% de lo que se gastó en Irak y Afganistán. Son una nación de jacobinos celosos de su libertad gobernada por una élite imperialista como pocas se han visto. En eso se parecen al viejo Imperio Español: buena gente dirigida por lerdos avariciosos. Obama cada vez nos cae mejor: porque ahora ya nadie le hace la ola, porque ya no es el nuevo Mesías, porque los americanos reniegan de él. Propuesta: ¿Qué tal si la UE le ofrece a Barack Obama ser el primer presidente “de verdad, no de pega” de Europa? Arrasaría. 


martes, 19 de enero de 2010

Tricicle

Un leve gesto sirve para partir la caja torácica. No es una llave de artes marciales, no es el gatillo de un arma, no es la empuñadura de una espada: es Tricicle. Desde aquella versión de la canción de Julio Iglesias, vista pro vez primera en televisión en los 80, estos tres gamberros aburguesados (sí, y además catalanes y además no lo niegan – ninguna de ambas) han conseguido hacer reír en paralelo a Martes y 13. Pero mientras el lenguaje y los giros y guiños del absurdo eran fundamentales en Millán y Salcedo, en ellos la palabra sobra: sólo es un gesto, un movimiento de una mano, una cara, una mirada, una ceja arqueada… y la risa. Es el nivel más básico, intuitivo, primitivo y eficiente de la carcajada. 

“Reid mientras estéis vivos. Si os duele, estáis vivos; si os reís, estaréis todavía más vivos”, dijo Gervaise de la Rochelle mientras cruzaba el Rin aquel lluvioso martes de febrero de 1945. ‘Carrick’ es lo último de Tricicle, más fenicios que nunca, pero al mismo tiempo con nada que demostrar. Puede ser bueno o puede ser malo: sea como fuere, los viejos monstruos siguen adelante como unos Rolling Stones del humor ibérico que no han parado. Ni lo harán. Son, por decirlo así, y junto con Buenafuente, la cara más universal y menos nacionalista (en principio, ojo) de la carcajada catalana. Son como esa pirueta que hacía Buenafuente: cuando estaba en TV3, para poner tenso al personal y hacer reír al público trufaba sus monólogos y diálogos de palabras y frases en castellano. Cuando se fue a Antena 3 hizo al revés y empezó a ser más catalán que nunca. Lo que sea por llevar la contraria: lo que sea por hacer reír. Ya saben: si duele, vivimos, si reímos, vivimos más. Tricicle estará el 2 y 3 de abril en el CAEM salmantino. 


viernes, 15 de enero de 2010

Florilegio, kaputt

Adiós Florilegio, adiós arte en forma de pentagrama, adiós a uno de los pocos festivales "pequeños pero de calidad", como se suele decir. Adiós a una oportunidad única para poder disfrutar en una ciudad con dos conservatorios pero por la que apenas pasan orquestas de calidad; adiós a la posibilidad de que a los 15 conciertos anuales (siendo optimistas) de gran formato se les una una futura programación fija de clásica. Adiós al público de clásica, maltratado y que prefiere quedarse en casa escuchando las grabaciones de las orquestas que jamás pisarán su ciudad. Es decir, que vale más una buena edición de alta calidad de la Deutsche Grammophon que todo el dinero invertido por el Ayuntamiento y Caja Duero juntos en este apartado. 

Adiós a la variedad, a las piezas maestras en formato de cámara, a poder escuchar de nuevo las Variaciones Diabelli por tres músicos diferentes con tres instrumentos contrapuestos. Adiós al respeto a Caja Duero, que para poder ajustar cuentas contables para la puñetera fusión con la entidad cadáver que es Caja España ha metido la guadaña en la Obra Social. Adiós a toda su programación, perdida y diluida en la de la Fundación Salamanca. Adiós a muchas cosas. Adiós a Gerard Caussé, que una vez más usó al periódico del Sindicato del Crimen local para quejarse y de paso recibir una soberana patada en el culo. 

Y ahora, repitan todos con nosotros, a coro, bien alto, para que se enteren todos los rentistas y fenicios que no saben qué hacer con su dinero: "Que vuelva la Sociedad de Conciertos ya, por favor, que viva la iniciativa privada y el dinero particular que no sabe de conveniencias políticas y sí de gusto y mecenazgo". Como diría Tarantino, "malditos bastardos"... 

jueves, 14 de enero de 2010

¿El fin de Israel?

El sionismo ha fracasado: no ha conseguido el Gran Israel con el que soñaban. El super estado laico y progresista que diseñaron desde los kibbutz también ha fracasado: la extrema derecha religiosa judía se comporta ya como la teocracia católica medieval. El tercer tropezón fundamental es el cultural: mientras el pueblo judío estuvo diseminado y confederado espiritualmente por Europa y Estados Unidos fueron la élite cultural más importante del mundo. Hasta que la intolerancia los expulsó o eliminó. 

Sin embargo, después de 50 años de historia como Estado independiente, como el resto de naciones del planeta, Israel es un quiero y no puedo cultural que sólo ha conseguido avances en tecnología aplicada a la guerra. Una lástima. El mejor ejército del mundo (dicen, aunque aquí tenemos muchas dudas a este respecto...), pero se esperaba muchísimo más. Es como lo de los balcánicos: si Yugoslavia hubiera continuado entera sería una potencia europea de consideración, pero cuarteada le hace todo más fácil a los alemanes, polacos y rusos en el Este. La guerra contra el mundo árabe ha dado grandes nombres carismáticos como Ben Gurion o Moshe Dayán, gente como Elie Wiessel y dos Nobel de Literatura que ya nadie lee o reconoce (Isaac Bashevis Singer y Yosef Agnón). 

Pero de la gran explosión cultural que generaron en Europa entre 1700 y 1939 sólo quedan los ecos perdidos, una verdadera pena. Ni en lo político ni en lo cultural, que es lo que aquí nos importa, Israel ha rendido como se esperaba, y la posibilidad de que lo haga está cada vez más lejana. Quizás Toynbee tuviera razón y sean las élites sociales las que mueven y revolucionan las naciones, no la suma. Meter en una habitación a tres premios Nobel no tiene por qué dar como resultado una genialidad. Mientras tanto, el Estado de Israel que muchos admirábamos, el laico progresista de los años 50 y 60, se hunde bajo el peso de los bucles de ese nuevo fascismo hebraico con sombrero negro que por prohibir incluso a condenado la fotografía a seres humanos. Lamentable. ¿No sería mejor echar a los ortodoxos al Sinaí, bien controladitos antes de que empiecen una guerra civil judía, y hacer las paces con el mundo árabe para que el Gran Israel del intelecto resurja? Porque en una porra se nos ocurrieron nombres como Félix Mendelsshon, Walter Benjamin, la Bauhaus, Spinoza, Freud, Marx, Mahler... Mejor no seguimos. 

PD: Todo esto ha surgido porque el Ejército israelí quiere boicotear todo lo que publicite la modelo Bar Rafaeli, que se negó a hacer el servicio militar. Muy inteligente, sí señor, sobre todo cuando la Rafaeli, ex de Di Caprio, ha sacado su domicilio fiscal para no pagar allí impuestos. Así de paso se jode toda Israel. Ton-tos. 

martes, 12 de enero de 2010

Se nos cayó el mito: Hemingway

Nunca hay que dejar que la realidad o el testimonio de terceros destruya un mito. O cuando menos, hay que intentar contrarrestarlo. Claro que, al final, quizás sea mejor que el mito se venga abajo: Ernest Hemingway. Se ha encargado recientemente Antony Beevor (sin h en el nombre, aunque parezca mentira), aunque hay que recordar que Ernest luchó en la Primera Guerra Mundial (como conductor de la Cruz Roja), que cayó herido por la artillería y salvó a un soldado italiano. De todos los libros que dejó en vida antes de quitarse de en medio, Ernest el Rojo (mejor dicho, Ernest el Narciso, el Vividor, el tipo que pensó que haciéndose de izquierdas era más aventurero, épico y atractivo para la Historia), sin duda alguna el más profundo y conmovedor es ‘El viejo y el mar’. La soledad, la lucha de un hombre viejo y experimentado contra la fuerza de la Naturaleza, el tesón, el sacrificio, el pulso entre ese pescador y el brioso mar. Una lectura totalmente recomendable y que se sale de la norma impuesta por el propio autor, un “viva la virgen” de los que hubo pocos y que fue una de las mayores muestras del “ego yo-yo” que se haya visto nunca en Occidente. 

No obstante, en las páginas finales de ‘El Día D’, de Beevor, en el capítulo referente a la liberación de París por los Aliados, narra el ambiente enrarecido y bufonesco que se encontraron los oficiales franceses de la 2ª División Acorazada al llegar a Rambouillet, cerca del Sena. Hemingway se paseaba armado como si fuera un miembro más de la Resistencia, rodeado de corresponsales de guerra obsesionados por ser los primeros en entrar en París. Para colmo de males andaba Ernest detrás de las faldas de Mary Welsh, luego su cuarta esposa; ufano, arrogante, agresivo, capaz de pegarle un puñetazo a un periodista americano al menor comentario sarcástico sobre “el general Hemingway”, y que incluso intentó torturar a pobre soldado alemán de unos 20 años capturado por la Resistencia. En cuanto quiso quemarle los pies con una vela un oficial americano de inteligencia militar sacó al prisionero y poco más que le puso el cañón de su arma en la cara a Ernest, que, ahí sí, se acojonó vivo. Mucho correr con los toritos en Pamplona pero luego con el rabo entre las piernas. 

La Resistencia se mofaba de él por otros comentarios de otros tantos libros: actuaba más como soldado que como periodista de la revista ‘Coullier’, un detalle a tener en cuenta sobre su verdadera personalidad “incompleta”. Beevor podría ser un anti-Ernest, pero después de consultor otros libros… uf, uf. Nadie duda del valor de Ernest, pero sí de sus entendederas para comprender que una guerra es el abismo infinito del alma humana, no una plataforma para el lucimiento personal. Ernest fue un escritor de 6 sobre 10, y siempre hemos tenido la sensación de que hay más marketing que literatura en lo que dejó escrito. No obstante, el mito era interesante, hasta que el lector empieza a ver testimonios de otros periodistas y soldados de aquel 1944 y se dibuja un cuadro bien distinto. Una pena, oiga. Con lo bueno que es 'El viejo y el mar'...

lunes, 11 de enero de 2010

Goyescas y serie negra


Otra tanda de nominaciones a los Goya y de nuevo la demostración de que una buena historia puede ganar a los millones. 'Celda 211' costó 3 millones de euros, se rodó en la cárcel de Zamora, hay un salmantino en ella (Miguel Martín, Miguelón) y desde el reducto del género negro ha reventado la taquilla con 10 millones en recaudación. Si le sumáramos lo que ha perdido por el pirateo es más que probable que llegara a los 15 o 20 millones de euros. Moraleja: menos peplum estilo 'Ágora', menos lugares comunes almodovarianos o estilo Coixet y más apoyo al cine de género. En su día ya arrasó 'La caja 507', de Urbizu, y ahora otra de serie negra típìca. La película no tiene genialidades, sólo buenos personajes y una historia bien discurrida. El ingenio mueve montañas, mueve millones y debería movernos a los cines. Pero claro, con el lastre de aquella década de los 70 y principios de los 80... Igual ahora ruedan más en Salamanca. Aunque sea por contagio se le pegaría algo desde Zamora.

viernes, 8 de enero de 2010

Gil de Biedma y los puntos oscuros

Lo malo de los biopics (filmes biográficos sobre un personaje de cierta fama y fortuna) es que nunca dejan a nadie indiferente. Bien porque cuentan la verdad, bien porque ni la mencionan, también porque cargan las tintas sobre un aspecto más que en otros. Total, que ni amigos, ni familiares ni simpatizantes suelen quedar a gusto.


Es lo que ha pasado con 'El cónsul de Sodoma', el biopic sobre Jaime Gil de Biedma, protagonizado por Jordi Mollá y que se escora demasiado quizás hacia el lado escabroso y sexual del personaje (1929-1990), gran poeta español y por tanto un gran desconocido. Al parecer ha molestado mucho a sus amigos e íntimos que se diseccione la vida sexual, bisexual para ser exactos, del poeta. La intimidad con alguien siempre tiende a diluir los aspectos más negros de cada persona, y quizás por eso Juan Marsé, ese señor eternamente cabreado con el mundo (es decir, consigo mismo) ha dicho esto en 'El País': "Me resulta grotesca, ridícula, falsa, inverosímil, sucia, pedante, dirigida por un fallero incompetente y desinformado, mal interpretada, con diálogos deplorables. Es una película desvergonzada, de título infamante y producida por gente sin escrúpulos".

Sólo por estas palabras merece la pena que la película sea vista y le hagamos todos la ola a Mollá. Porque si el Señor Eternamente Cabreado de Marsé raja así es porque probablemente la película cuenta la verdad. Para fullero él, que lleva viviendo del cuento de que es un Nabokov mediterráneo más tiempo del necesario. En el fondo queda esa sensación de que cuando dan voz a personas que conocimos de cerca no las reconocemos. Cada uno conoció a un Gil de Biedma determinado, y el que intimó con Marsé no puede ser el de la película. Y sin embargo, ése también es aquél, es decir, que la personalidad humana tiene tantas facetas como una gema poliédrica, el problema es que nuestra familia, nuestros amigos y admiradores sólo conocen unas cuantas. Nadie conoce a nadie, y jamás se puede llegar a explorar del todo a un ser humano, ni siquiera los padres a los hijos. Qué de sorpresas se llevarían más de uno y más de dos. Gil de Biedma fue un gran poeta, pero también un habitual de chaperos y relaciones extremas. Él mismo lo reconoció sucintamente, así que... ajo y agua, Marsé.

jueves, 7 de enero de 2010

¿Qué es un clásico?

Buena pregunta. Esto merece una respuesta acorde. Un clásico, es decir, una obra artística clásica, es "aquel artefacto intelectual que supera la barrera intergeneracional y puede cautivar el gusto y la fascinación de dos, tres y hasta cuatro generaciones diferentes en el tiempo y el espacio". No es nuestra, es de Gervaise de la Rochelle, publicada en una de sus columnas del 'Daily Telegraph' en los años 50. El resultado de las obras creadas suele ser de tres tipos: 1. Nadie te hace caso y pasas inadvertido; 2. Tienes éxito, pero es temporal y al cabo de un tiempo la gloria se desvanece; y 3. Arrasa y se convierte en un clásico. 

Ejemplos de lo primero hay millones, tantos como moscas. De lo segundo hay menos, pero también abundan: las canciones del verano, los best-seller de metro que luego nadie guarda, la pintura figurativa... De lo tercero hay muy poco. Pero también suelen ser variables: no es lo mismo el "clásico eterno", como la 'Odisea' de Homero, que el "clásico actual" como es 'El guardián entre el centeno', de Salinger o 'A sangre fría' de Truman Capote. Las dos últimas puede que se vayan a leer dentro de cien años, pero... ummm. 'A sangre fría' por lo menos ya ha superado la barrera de dos generaciones, y se nos apuran incluso de tres: nosotros seríamos la tercera. Ahora, muy pocos consiguen ser un éxito unos 2.700 años después. El tiempo pone a cada uno en su lugar: Echegaray fue muy famoso en su tiempo, y ganó un Nobel, pero hoy ya nadie le recuerda. Lo mismo ocurrió con muchos otros, como Moratín, o como tantos compositores y pintores que en su día tuvieron éxito para luego diluirse como azucarillos en la espiral. Y éste, el tiempo, muchas veces es terriblemente cruel e injusto, como ocurrió con Van Gogh o John Kennedy Toole, dos genios a veces no muy bien entendidos que hoy ya son considerados clásicos modernos. Como esta escena y esta película: aaah, Graham Greene...


 

miércoles, 6 de enero de 2010

Zefirelli: retírate

Hoy vamos a disparar con uno de aquellos cañones de 88 mm que tenían los alemanes en Normandía. Hace poco el meapilas insoportable, ñoño e infantilizado de Franco Zefirelli echó a una soprano por gorda de un montaje operístico. Aparte de la demostración de frivolidad y falta de sensibilidad el pequeño insoportable demuestra una cortedad de miras muy cercana a la que tenía el nazismo: si no es rubio, joven y esbelto se queda fuera de la foto. La soprano se defiende: "no se canta con el cuerpo sino con la voz". Cierto, totalmente, y ahí está la larga lista de tenores y sopranos que parecían pelotas de playa pero cuya voz no claudicaba nunca. Cierto también que una escuálida mezzosoprano como la Callas pasó de oronda a famélica, pero el talento es lo que tiene, que perdura. Por eso Zefirelli tuvo su momento ñoño e infantilizado en el cine de los 70 para luego hacerse polvo, pasándose a la escenografía operística, mucho más mafiosa que el cine y también menos problemática. Zefirelli, que presume de moralina religiosa y de sofisticación estética, le debía de sentar mal en encuadre de los michelines. 

Mr. Z, el gran amigo de ese ejemplo de valores cristianos y conservadores que es Berlusconi, es otro de los muchos creadores envejecidos prematuramente que confunde su oficio con el arte, cuando en realidad es parte de una industria que cada día demuestra más que los grandes episodios eternos se escriben con las tres i: imaginación, ingenio e inteligencia, y que todo lo demás sobra y entorpece. Si la norma que impera es la imagen y no el talento, entonces esa ópera que está preparando Zefirelli será digna del mejor vertedero. Si no le gustaba cómo cantaba que lo hubiera dicho. Ahora, la soprano antes desconocida ya puede hincharse a hacer entrevistas que no verá otra como esta en años. En la imagen inferior está la pobre soprano. Juzguen ustedes. 


PD: Sí, nos molesta la injusticia, nos ponemos la capa y sacudimos. Cada vez que pensamos que este energúmeno hizo aquella versión naïf y apostólica de 'Romeo y Julieta' que parecía sacada del diario secreto de una novicia de 15 años... es para tirarlo del barranco de Montecassino abajo con la soprano a cuestas...

martes, 5 de enero de 2010

La muerte y la doncella

Ariel Dorfman, chileno, luchador de difuso origen centroeuropeo en la más blanca parte de Sudamérica, y al mismo tiempo también la más babanera. En 1992 publicó el texto que luego sería una de las obras de teatro más representadas del mundo, ‘La muerte y la doncella’, la misma que pasará por el Liceo el 23 de enero con Emilio Gutiérrez Caba, Luisa Martín y José Saiz. Sólo tres personas para narrar una opción retorcida y maquiavélica, la tentación del camino recto: una víctima de torturas durante la dictadura (da igual que sea Chile o Argentina, o cualquier otra), a su vez esposa del más reputado jurista de derechos humanos del país, encuentra al doctor que ayudó a humillarla y vejarla en aquellos años. Y no se le ocurre otra cosa que secuestrarle para devolverle la moneda años después. Es la vendetta, la justicia hebraica, Hammurabi convertido en realidad amordazada y a punta de cuchillo, pistola o lo que sea. Es un dilema, una opción moral que se repite un millón de veces al día en todo el mundo: confiar en ese difuso concepto de la justicia equitativa propia de la democracia o el viejo instinto del ajuste de cuentas. Merece la pena aunque sólo sea por ver a Gutiérrez Caba, un monstruo de los que ya quedan pocos; también por descubrir que Luisa Martín hace mucho que dejó de ser la chacha que encumbrara Emilio Aragón en aquella serie de cuyo nombre nos hemos olvidado (afortunadamente). Qué bien le sienta el drama a los actores, aunque hacer comedia sea más difícil. Y para abrir boca, un pequeño avance. 

lunes, 4 de enero de 2010

50 años sin Camus

Hay gente que no aguanta las comparaciones, ni un asalto. Y menos si se le pone al lado a Albert Camus. Jean-Paul Sartre es uno de esos mitos filosóficos y literarios que al ponerse bajo la lupa de la inteligencia ajena se marchita como si la luz lo quemara, proyectándose a través del cristal. 

Se van a cumplir 50 años de la muerte estúpida y moderna de Albert Camus: su coche se empotró contra el único árbol de la carretera que iba a París. Tenía 46 años y ya era Premio Nobel, cuando los Nobel de Literatura se entregaban al talento y no a las gilipolleces políticamente correctas. Fue un tipo diferente: introspectivo, existencialista, irreverente contra lo reverenciado por el mundo, y al mismo tiempo un rebelde con causa. Cargó contra el uso de armas atómicas contra Japón, contra el fascismo, contra los gulag y contra Stalin, contra la invasión de Hungría del 56... Siempre en contra. 
Escribió 'El hombre rebelde' y Sartre le afeó el gesto tildándolo de reaccionario burgués. Curiosamente el mismo tipo que vivía como el más liberado de los burgueses, que se aprovechaba de sus alumnas para hacerlas sus amantes y que, ahí duele, tenía que compartir estrellato intelectual con su mujer Simon de Beauvoir. Y para colmo de males era un "pie-nord", un pies negros, un francés nacido en Argelia y que era visto como un "inmigrante" en la Francia continental. Pero claro, como Francia "es tan liberal y abierta...". Una mierda. Así que el escritor más comprometido con el humanismo que ha dado Francia se convirtió en un paria en la misma Francia que ahora le rinde honores. Sobre el papel queda la tinta para 'El extranjero', 'La peste', 'El mito de Sísifo' y 'La caída'. Imagínense qué hubiera hecho de haber muerto al menos 20 años después. En fin... Siempre nos quedará Argelia. 

Góngora y las gárgaras

Góngora, gongorinos, gorgoritos, gorgojo, bicho en general. Una de las razones por las que el periodismo escrito es mejor que el resto es porque el lenguaje permite hacer filigranas que ni una televisión ni una radio se puede permitir. Por tiempo, por rapidez, por dinero y porque hay que soltar la información deprisa. Primero la radio embistió contra la prensa y ésta reaccionó pasando del pasquín escueto al periódico tradicional. Y cuando la televisión de posguerra volvió a golpear la hegemonía del papel la prensa tardó su tiempo pero encontró su método: la información tarda 24 horas en llegar, cierto, pero se cuenta mucho más detenidamente y reflexivamente que en la radio y la televisión. En esto apareció Internet y nos quedamos todos un poco mirando a Poniente, pensando si saldría el sol de nuevo al día siguiente. Sí que salió, pero a costa de acelerar el periodismo escrito y perder parte de la profundidad y densidad que había ganado a partir de 1950. Una pena, aunque no está del todo la guerra perdida. 

Eso sí, por culpa de esa necesidad de densidad en el periodismo escrito apareció una subespecie que abunda mucho: el gongorino. Ya habíamos escrito antes en dos ocasiones sobre esta variante del Homo Periodisticus, una rama apoyardá del escritor informativo que en realidad es una gárgara continua con las letras. No vamos repetir aquello de las Cinco Leyes del Periodismo Escrito, pero si queréis, pinchad para leer que os ayudará mucho (el becario se las ha tatuado en los brazos como un tribal tattoo). Sólo mencionaremos una fecha, hoy 4 de enero, y unas siglas, A.R.L. Está en internet. Nos ahorramos más comentarios, pero en Salamanca van a pillar al vuelo el tema: ningún medio escrito, y menos ése, se merece semejante gárgara con aguarrás. Hay negados que se piensan que en lugar de informar hacen metafísica escolástica, y encima otros le hacen la ola. Qué pena, con tanto buen periodista pastando en las oficinas del paro… “Virgencita, virgencita, que nos quedemos como estamos”. 


domingo, 3 de enero de 2010

Chejov roto

Hace poco hemos contratado (bueno, es un decir, claro…) a un fanático del teatro que se pirra precisamente por lo que tanto criticamos en cierta ocasión: la revisión y resurrección de los clásicos. A nadie le molesta verse un Hamlet un fin de semana invernal de cierto aburrimiento. Incluso el espectador podría descubrirse a sí mismo recitando los versos del príncipe tarado de Dinamarca (porque al final, obsesionado con la venganza y fingiéndose loco, se volvió realmente loco…) en la oscuridad de la sala. No obstante, hay ciertos temas que empiezan a cansar. Y él se está poniendo muy pesado. Es el caso de ‘El jardín de los cerezos’, obra de teatro basada en el celebérrimo y manido texto de Anton Chejov (nuestro hombre en la imagen) y que con Rayuela Producciones encuentra otra muesca más en la culata de lo facilón. 

Originalidad, inventiva, ingenio, vanguardia (es decir, al ataque), imaginación… todas esas cosas que nos definen como seres humanos se convierten en papel mojado en manos de actores y directores que se creen que el teatro moderno es poner un par de árboles de fibra óptica, juegos de luces y una dosis concreta de minimalismo sobre el escenario. El nuevo da muchísimo la vara, y le va a costar una bofetada con la mano abierta de un pastor de cabras de los montes de León como no deje de saltar pensando que en Salamanca va a tener para gozar en dos meses. Aquí somos mayoría los que pensamos que efectivamente ya está bien de hacer remakes de viejos éxitos, como si el gremio teatral español (de los más fuertes y resistentes a enfermedades, crisis y zarandeos) fuera Hollywood, que lleva viviendo de los clásicos y de los cómics desde hace 20 años. La próxima vez, en lugar de que la gota de sudor sea por mover cajas sobre el escenario, que sea del esfuerzo intelectual. Muchas gracias. 


sábado, 2 de enero de 2010

Primera del año: teatro barato

Primera traca del año, y sentimos haber tardado. Para 2010 prometemos un Corso Expresso más grande, más ambicioso, quizás con vídeos y música, o puede que en otro formato (¿se pagarán las deudas pendientes algún día...?). Palabrita del Niño Jesús. 

Lo que sí podemos avisar es que finalmente Arco sale adelante y con sólo una galería salmantina, Adora Calvo, que no fue a Art Salamanca en diciembre pasado y casi parece que acertó: se la han cargado, o mejor dicho, la han convertido en bianual. Si es que la guadaña no perdona, y por lo menos lo han reconocido de una manera más o menos pública: no hay pasta suficiente, así que hay que recortar por donde se pueda. Aquí somos muy pragmáticos, así que no cargamos contra la guillotina, pero sí contra la forma de invertir el dinero. Una vez más, y nos repetimos, pero es que “hay que especializarse, hay que diferenciarse, hay que ser más listos, coño, y meter la pasta en algo específico que pueda dar de sí mucho más”. Así que para 2010 apostamos por un arte y un formato: el teatro. Es más barato, más digno, tiene más renombre y tirón (por los actores y obras), da mucho más juego cultural y quién sabe si no es el anticipo de una luminaria esporádica en el poder para que se decidan por un macrofestival de teatro. Entre el CAEM, el Liceo, el teatro Caja Duero y (¿algún día?) el futuro Juan del Enzina, suman unas 2.000 localidades. Fácil de llenar si se hace la bola de nieve promocional adecuada. Otra cosa es que al burro le vuelva a sonar la flauta si sobra. Para todo lo demás, vaya usted a rezar a Santa Rita, patrona de los posibles altamente improbables.