Por una vez, y sin que sirva de precedente, hablaremos escuetamente de política en Castilla y León. Dijo el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera: “Ningún municipio de esta región va a pedir ser sede del cementerio nuclear del gobierno socialista”. De los doce en la lista final, la mitad son de Castilla y León. Y todos del PP, por cierto. ¿Qué puede esperarse de semejante personajillo? Nada. Los pueblos tienen los gobernantes que eligen, no los que se merecen. Pero para el caso es lo mismo porque la gente vota cada cuatro años. Además de tomarle a coña su propia gente, siempre ha tenido ese aire a piojo de puerta de armario que no se sabe si entra o sale del mismo… Esto con Aznar en la Junta, no pasaba, dicen por aquí. Además de la hipocresía. Se puede ser conservador, pragmático, coherente y positivo (Rato, Gallardón, Feijoo…), pero también ser derechista, hipócrita, cortesano e ignorante. La elección es de cada uno. De momento, pónganle ustedes un matasuegras en la boca a la foto que acompaña el texto. Es lo que le falta al pobre Juanvi, como lo llaman en Pucela.
sábado, 30 de enero de 2010
jueves, 28 de enero de 2010
Good bye, Salinger
Se acabó el sufrimiento para Jerome David. Ha conseguido, por fin, que le dejen en paz. Su reclusión voluntaria alejado del mundo ya no tiene sentido: de simple mortal paranoico, huraño y agrio ha pasado definitivamente a ser una leyenda, un mito, uno nombre que se repetirá incesantemente hasta convertirse en un mantra en labios de lectores mundanos, profanos o expertos. Ha muerto, con 91 años, más de cuarenta de ellos como recluso de sí mismo, Jerome David, autor de ‘El guardián entre el centeno’, publicada en 1951 y que es el referente de muchas mentes perturbadas y otras no tanto que disfrutaron con su insidia. Otro RIP que no queríamos citar, pero para el aso es igual: Salinger, el apellido que da sentido a Jerome David, llevaba muerto para el mundo muchas décadas. La imagen es la última foto que se tiene del autor. Una pena, y una grandeza a la vez.
Las campanas de Aquisgrán
Europa se achica mientras el resto del mundo se engrandece. Hace 65 años que Europa murió en Auschwitz. No podíamos olvidar algo así. Es su tumba, inalterable. Todo lo bueno que teníamos murió allí, irremediablemente. En las fosas está también el cadáver de una civilización hundida, envejecida, sin alma y que ha olvidado su espíritu en la tranquila mecedora de la vida fácil. La cuna de la democracia y la república, del federalismo y de las libertades y derechos civiles se encierra en sí misma, se silencia, mientras una dictadura mercantilista como China y una sociedad miserablemente injusta, de castas y machista como pocas, la India, aprende inglés y despega.
De todas las nuevas potencias sólo una merece la atención, Brasil, porque es lo más parecido a lo que en su día debió ser el resto de Latinoamérica: una nueva Europa, más mestiza, más libre y más suave que la original, lastrada por millones de muertos. Honduras culmina su golpe de estado reaccionario y coloca a un capullo que reza al jurar el cargo, amnistía a los militares y le ha tomado el pelo a medio mundo, que había condenado el golpe y ahora mira para otro lado y critica a los que se mostraron firmes en la defensa de la democracia. Muchos partidos y muchas naciones deberían avergonzarse de su ignorancia y necedad. Ah, lerdos, no serviríais ni para cortar el césped atados con una cadena al cuello.
La Unión Europea, diseñada oficialmente para evitar la guerra y unificar el continente con un pseudofederalismo laxo, hace aguas por todos lados por el provincialismo y el nacionalismo de sus miembros. Extraoficialmente era el último intento cuerdo y sano de reconstruir la Roma occidental, pero ni por esas. No tañen las campanas de Aquisgrán, no hay nadie que recuerde que Europa fue una y no trina ni gilipolleces varias. Si ser español, francés, inglés o alemán depende de tener gobierno, estado y manís propias, entonces no merece la pena ser ni español, ni francés, ni inglés, ni alemán. La identidad nacional debería basarse en otras cosas, como los ritos, la cultura o la lengua, no en los viejos y encorsetados clichés del estado-nación prototípico de la filosofía política moderna. No hay más futuro que el azul y dorado, se lo aseguramos desde ya: lo contrario será rendirse a monstruos mucho más grandes y que usan las constituciones y las leyes democráticas para limpiarse el culo. Y la América imperial no es espejo, es la distorsión de Alicia al otro lado del mismo. Y siguen sin tañer las campanas de Aquisgrán…
lunes, 25 de enero de 2010
'Spamalot' - 50% es mejor que nada
Pregunta: ¿Es capaz la cultura española de recoger e imitar el estilo absurdo, surrealista y desmedidamente inglés de los Monty Python? Respuesta: Puede que sí, puede que no. Puede que a ratos, puede que la imitación sea la esencia misma del elogio, pero 'Spamalot', en Madrid, puede que también en Salamanca, deje cierto regusto y cierto aire a nada. Es pythonesque hasta cierto punto; después de todo es la versión española del mismo musical que ellos mismos montaron y estrenaron en Broadway. No obstante, no llega a ser realmente pythonesque. Es un quiero, puedo pero mire usted, no llego. La mezcla de sketches entre 'Los caballeros de la tabla cuadrada' y 'La vida de Brian' le quita muchísima identidad a un musical que pasa más por pastiche mal fusionado de momentos míticos de los Monty Phyton que realmente una idea nueva y original.
viernes, 22 de enero de 2010
Un buen trago de Kraken
En época de crisis, un microrrelato. Por los caídos en combate de las redacciones de toda España.
"Pocas veces había tenido tantas ganas de liarse a hostias con alguien. Muy pocas. De naturaleza práctica y algo acobardada, lo cierto es que la ira no le faltaba, pero hasta el momento, por precaución, porque conocía al cabrón que anidaba al otro lado de la imagen del espejo, se había censurado millones de veces. Pero en aquel momento tuvo que agarrarse al sillón con fuerza, las manos crispadas, las uñas rojas de tanto apretar, como garras de una bestia; los ojos abiertos como platos, la vena del cuello hinchada, la boca crispada, los nervios a flor de piel y la lengua en retirada para ponerse a gritar como un poseso. Como tantas otras veces miró la cabeza rubia troglodítica y neandertaliana al tiempo de su superior en cargo que no en biología: de buena gana lo hubiera puesto a cavar zanjas, a pastar en el campo, a cortarle el césped. El pequeño nacionalsocialista que todos llevamos dentro berreaba en alemán desde la profundidad de su alma. Pero no hizo nada. ¿Para qué iba a hacer algo, qué más daba ya? Nada importa cuando te despiden, sólo ves pasar parte de tu vida, pero sobre todo cobran fuerza preocupaciones miserables como el pan, la leche, el alquiler, las copas, la ropa, la comida, los viajes… todas esas cosas que antes se hacían sin pensar y ahora habrá que meditar profundamente, con los céntimos en la cabeza y las manos sucias de tanto manosear las monedas y los billetes. La ira, la justa, santa, obligada y necesaria ira ante la injusticia se impone, salvo para los que ya se han acostumbrado tanto a retorcerse ante la realidad que no queda apenas chispa para encender la hoguera de la, repetimos, justa, sana, obligada y necesaria vendetta. Él simplemente se relajó, se dio cuenta de que el lerdo infinito que tenía en frente esperaba precisamente una explosión. Así que echó todo el agua que pudo sobre el pedernal, relajó los músculos y como pudo sonrió abiertamente, enseñando todos los dientes. Firmó los papeles que hicieran falta ante la mirada inexpresiva del otro y se fue sin decir nada, pensando ya en el siguiente ciclo de su vida y en un buen trago de Kraken en casa.
PD: Dos días después, el troglodita rubio murió embestido por un autobús, rodeado de cien personas que se limitaron a observar morbosamente. Dios existe, pero es un cabrón retorcido".
miércoles, 20 de enero de 2010
América se suicida
Fíjense bien en el tipo de la foto. Es republicano. En América un simple conservador: en Europa sería tachado de ultraderechista peligroso y varias asociaciones civiles ya le habrían intentado enchironar por apología de la tortura, la xenofobia y vaya usted a saber qué más. Es el nuevo senador republicano por el pequeño, no tal liberal ya, estado de Massachussets. El primer reaccionario desde 1954. Es el tipo, además, que rompe la mayoría demócrata en el Senado y pone en peligro la reforma sanitaria de Obama. Independientemente de nuestras filias y fobias, América empieza a parecerse ya al Imperio Romano de los últimos siglos, los de la decadencia: cerrado, elitista, ciego ante el futuro, enrocado en sus fobias y más pendiente del cainismo político que de construir un buen futuro. Sólo por memeces como la de Guantánamo (que, por cierto, no ha servido para nada salvo para cubrirse de mierda) merece EEUU caer en desgracia y verse superado por Europa y China, que a fin de cuentas son las dos grandes civilizaciones de la Historia. América se suicida cada día un poco más.
Un buen amigo nuestro nos dijo una vez que más tarde o más temprano un presidente chino se reunirá, en secreto en algún lugar de Asia Central, con un presidente común europeo. Ese día se repartirán el mundo ante la mirada fenicia de un presidente ruso, y entonces se acabó la aventura americana. EEUU, la mayor potencia del mundo, el país más rico del orbe, no quiere gastarse el dinero en cubrir la sanidad universal, que le saldría por un 30% de lo que se gastó en Irak y Afganistán. Son una nación de jacobinos celosos de su libertad gobernada por una élite imperialista como pocas se han visto. En eso se parecen al viejo Imperio Español: buena gente dirigida por lerdos avariciosos. Obama cada vez nos cae mejor: porque ahora ya nadie le hace la ola, porque ya no es el nuevo Mesías, porque los americanos reniegan de él. Propuesta: ¿Qué tal si la UE le ofrece a Barack Obama ser el primer presidente “de verdad, no de pega” de Europa? Arrasaría.
martes, 19 de enero de 2010
Tricicle
Un leve gesto sirve para partir la caja torácica. No es una llave de artes marciales, no es el gatillo de un arma, no es la empuñadura de una espada: es Tricicle. Desde aquella versión de la canción de Julio Iglesias, vista pro vez primera en televisión en los 80, estos tres gamberros aburguesados (sí, y además catalanes y además no lo niegan – ninguna de ambas) han conseguido hacer reír en paralelo a Martes y 13. Pero mientras el lenguaje y los giros y guiños del absurdo eran fundamentales en Millán y Salcedo, en ellos la palabra sobra: sólo es un gesto, un movimiento de una mano, una cara, una mirada, una ceja arqueada… y la risa. Es el nivel más básico, intuitivo, primitivo y eficiente de la carcajada.
“Reid mientras estéis vivos. Si os duele, estáis vivos; si os reís, estaréis todavía más vivos”, dijo Gervaise de la Rochelle mientras cruzaba el Rin aquel lluvioso martes de febrero de 1945. ‘Carrick’ es lo último de Tricicle, más fenicios que nunca, pero al mismo tiempo con nada que demostrar. Puede ser bueno o puede ser malo: sea como fuere, los viejos monstruos siguen adelante como unos Rolling Stones del humor ibérico que no han parado. Ni lo harán. Son, por decirlo así, y junto con Buenafuente, la cara más universal y menos nacionalista (en principio, ojo) de la carcajada catalana. Son como esa pirueta que hacía Buenafuente: cuando estaba en TV3, para poner tenso al personal y hacer reír al público trufaba sus monólogos y diálogos de palabras y frases en castellano. Cuando se fue a Antena 3 hizo al revés y empezó a ser más catalán que nunca. Lo que sea por llevar la contraria: lo que sea por hacer reír. Ya saben: si duele, vivimos, si reímos, vivimos más. Tricicle estará el 2 y 3 de abril en el CAEM salmantino.
viernes, 15 de enero de 2010
Florilegio, kaputt
jueves, 14 de enero de 2010
¿El fin de Israel?
martes, 12 de enero de 2010
Se nos cayó el mito: Hemingway
Nunca hay que dejar que la realidad o el testimonio de terceros destruya un mito. O cuando menos, hay que intentar contrarrestarlo. Claro que, al final, quizás sea mejor que el mito se venga abajo: Ernest Hemingway. Se ha encargado recientemente Antony Beevor (sin h en el nombre, aunque parezca mentira), aunque hay que recordar que Ernest luchó en la Primera Guerra Mundial (como conductor de la Cruz Roja), que cayó herido por la artillería y salvó a un soldado italiano. De todos los libros que dejó en vida antes de quitarse de en medio, Ernest el Rojo (mejor dicho, Ernest el Narciso, el Vividor, el tipo que pensó que haciéndose de izquierdas era más aventurero, épico y atractivo para la Historia), sin duda alguna el más profundo y conmovedor es ‘El viejo y el mar’. La soledad, la lucha de un hombre viejo y experimentado contra la fuerza de la Naturaleza, el tesón, el sacrificio, el pulso entre ese pescador y el brioso mar. Una lectura totalmente recomendable y que se sale de la norma impuesta por el propio autor, un “viva la virgen” de los que hubo pocos y que fue una de las mayores muestras del “ego yo-yo” que se haya visto nunca en Occidente.
No obstante, en las páginas finales de ‘El Día D’, de Beevor, en el capítulo referente a la liberación de París por los Aliados, narra el ambiente enrarecido y bufonesco que se encontraron los oficiales franceses de la 2ª División Acorazada al llegar a Rambouillet, cerca del Sena. Hemingway se paseaba armado como si fuera un miembro más de la Resistencia, rodeado de corresponsales de guerra obsesionados por ser los primeros en entrar en París. Para colmo de males andaba Ernest detrás de las faldas de Mary Welsh, luego su cuarta esposa; ufano, arrogante, agresivo, capaz de pegarle un puñetazo a un periodista americano al menor comentario sarcástico sobre “el general Hemingway”, y que incluso intentó torturar a pobre soldado alemán de unos 20 años capturado por la Resistencia. En cuanto quiso quemarle los pies con una vela un oficial americano de inteligencia militar sacó al prisionero y poco más que le puso el cañón de su arma en la cara a Ernest, que, ahí sí, se acojonó vivo. Mucho correr con los toritos en Pamplona pero luego con el rabo entre las piernas.
La Resistencia se mofaba de él por otros comentarios de otros tantos libros: actuaba más como soldado que como periodista de la revista ‘Coullier’, un detalle a tener en cuenta sobre su verdadera personalidad “incompleta”. Beevor podría ser un anti-Ernest, pero después de consultor otros libros… uf, uf. Nadie duda del valor de Ernest, pero sí de sus entendederas para comprender que una guerra es el abismo infinito del alma humana, no una plataforma para el lucimiento personal. Ernest fue un escritor de 6 sobre 10, y siempre hemos tenido la sensación de que hay más marketing que literatura en lo que dejó escrito. No obstante, el mito era interesante, hasta que el lector empieza a ver testimonios de otros periodistas y soldados de aquel 1944 y se dibuja un cuadro bien distinto. Una pena, oiga. Con lo bueno que es 'El viejo y el mar'...
lunes, 11 de enero de 2010
Goyescas y serie negra
viernes, 8 de enero de 2010
Gil de Biedma y los puntos oscuros
jueves, 7 de enero de 2010
¿Qué es un clásico?
miércoles, 6 de enero de 2010
Zefirelli: retírate
martes, 5 de enero de 2010
La muerte y la doncella
Ariel Dorfman, chileno, luchador de difuso origen centroeuropeo en la más blanca parte de Sudamérica, y al mismo tiempo también la más babanera. En 1992 publicó el texto que luego sería una de las obras de teatro más representadas del mundo, ‘La muerte y la doncella’, la misma que pasará por el Liceo el 23 de enero con Emilio Gutiérrez Caba, Luisa Martín y José Saiz. Sólo tres personas para narrar una opción retorcida y maquiavélica, la tentación del camino recto: una víctima de torturas durante la dictadura (da igual que sea Chile o Argentina, o cualquier otra), a su vez esposa del más reputado jurista de derechos humanos del país, encuentra al doctor que ayudó a humillarla y vejarla en aquellos años. Y no se le ocurre otra cosa que secuestrarle para devolverle la moneda años después. Es la vendetta, la justicia hebraica, Hammurabi convertido en realidad amordazada y a punta de cuchillo, pistola o lo que sea. Es un dilema, una opción moral que se repite un millón de veces al día en todo el mundo: confiar en ese difuso concepto de la justicia equitativa propia de la democracia o el viejo instinto del ajuste de cuentas. Merece la pena aunque sólo sea por ver a Gutiérrez Caba, un monstruo de los que ya quedan pocos; también por descubrir que Luisa Martín hace mucho que dejó de ser la chacha que encumbrara Emilio Aragón en aquella serie de cuyo nombre nos hemos olvidado (afortunadamente). Qué bien le sienta el drama a los actores, aunque hacer comedia sea más difícil. Y para abrir boca, un pequeño avance.
lunes, 4 de enero de 2010
50 años sin Camus
Góngora y las gárgaras
Góngora, gongorinos, gorgoritos, gorgojo, bicho en general. Una de las razones por las que el periodismo escrito es mejor que el resto es porque el lenguaje permite hacer filigranas que ni una televisión ni una radio se puede permitir. Por tiempo, por rapidez, por dinero y porque hay que soltar la información deprisa. Primero la radio embistió contra la prensa y ésta reaccionó pasando del pasquín escueto al periódico tradicional. Y cuando la televisión de posguerra volvió a golpear la hegemonía del papel la prensa tardó su tiempo pero encontró su método: la información tarda 24 horas en llegar, cierto, pero se cuenta mucho más detenidamente y reflexivamente que en la radio y la televisión. En esto apareció Internet y nos quedamos todos un poco mirando a Poniente, pensando si saldría el sol de nuevo al día siguiente. Sí que salió, pero a costa de acelerar el periodismo escrito y perder parte de la profundidad y densidad que había ganado a partir de 1950. Una pena, aunque no está del todo la guerra perdida.
Eso sí, por culpa de esa necesidad de densidad en el periodismo escrito apareció una subespecie que abunda mucho: el gongorino. Ya habíamos escrito antes en dos ocasiones sobre esta variante del Homo Periodisticus, una rama apoyardá del escritor informativo que en realidad es una gárgara continua con las letras. No vamos repetir aquello de las Cinco Leyes del Periodismo Escrito, pero si queréis, pinchad para leer que os ayudará mucho (el becario se las ha tatuado en los brazos como un tribal tattoo). Sólo mencionaremos una fecha, hoy 4 de enero, y unas siglas, A.R.L. Está en internet. Nos ahorramos más comentarios, pero en Salamanca van a pillar al vuelo el tema: ningún medio escrito, y menos ése, se merece semejante gárgara con aguarrás. Hay negados que se piensan que en lugar de informar hacen metafísica escolástica, y encima otros le hacen la ola. Qué pena, con tanto buen periodista pastando en las oficinas del paro… “Virgencita, virgencita, que nos quedemos como estamos”.
domingo, 3 de enero de 2010
Chejov roto
Hace poco hemos contratado (bueno, es un decir, claro…) a un fanático del teatro que se pirra precisamente por lo que tanto criticamos en cierta ocasión: la revisión y resurrección de los clásicos. A nadie le molesta verse un Hamlet un fin de semana invernal de cierto aburrimiento. Incluso el espectador podría descubrirse a sí mismo recitando los versos del príncipe tarado de Dinamarca (porque al final, obsesionado con la venganza y fingiéndose loco, se volvió realmente loco…) en la oscuridad de la sala. No obstante, hay ciertos temas que empiezan a cansar. Y él se está poniendo muy pesado. Es el caso de ‘El jardín de los cerezos’, obra de teatro basada en el celebérrimo y manido texto de Anton Chejov (nuestro hombre en la imagen) y que con Rayuela Producciones encuentra otra muesca más en la culata de lo facilón.
Originalidad, inventiva, ingenio, vanguardia (es decir, al ataque), imaginación… todas esas cosas que nos definen como seres humanos se convierten en papel mojado en manos de actores y directores que se creen que el teatro moderno es poner un par de árboles de fibra óptica, juegos de luces y una dosis concreta de minimalismo sobre el escenario. El nuevo da muchísimo la vara, y le va a costar una bofetada con la mano abierta de un pastor de cabras de los montes de León como no deje de saltar pensando que en Salamanca va a tener para gozar en dos meses. Aquí somos mayoría los que pensamos que efectivamente ya está bien de hacer remakes de viejos éxitos, como si el gremio teatral español (de los más fuertes y resistentes a enfermedades, crisis y zarandeos) fuera Hollywood, que lleva viviendo de los clásicos y de los cómics desde hace 20 años. La próxima vez, en lugar de que la gota de sudor sea por mover cajas sobre el escenario, que sea del esfuerzo intelectual. Muchas gracias.
sábado, 2 de enero de 2010
Primera del año: teatro barato
Primera traca del año, y sentimos haber tardado. Para 2010 prometemos un Corso Expresso más grande, más ambicioso, quizás con vídeos y música, o puede que en otro formato (¿se pagarán las deudas pendientes algún día...?). Palabrita del Niño Jesús.
Lo que sí podemos avisar es que finalmente Arco sale adelante y con sólo una galería salmantina, Adora Calvo, que no fue a Art Salamanca en diciembre pasado y casi parece que acertó: se la han cargado, o mejor dicho, la han convertido en bianual. Si es que la guadaña no perdona, y por lo menos lo han reconocido de una manera más o menos pública: no hay pasta suficiente, así que hay que recortar por donde se pueda. Aquí somos muy pragmáticos, así que no cargamos contra la guillotina, pero sí contra la forma de invertir el dinero. Una vez más, y nos repetimos, pero es que “hay que especializarse, hay que diferenciarse, hay que ser más listos, coño, y meter la pasta en algo específico que pueda dar de sí mucho más”. Así que para 2010 apostamos por un arte y un formato: el teatro. Es más barato, más digno, tiene más renombre y tirón (por los actores y obras), da mucho más juego cultural y quién sabe si no es el anticipo de una luminaria esporádica en el poder para que se decidan por un macrofestival de teatro. Entre el CAEM, el Liceo, el teatro Caja Duero y (¿algún día?) el futuro Juan del Enzina, suman unas 2.000 localidades. Fácil de llenar si se hace la bola de nieve promocional adecuada. Otra cosa es que al burro le vuelva a sonar la flauta si sobra. Para todo lo demás, vaya usted a rezar a Santa Rita, patrona de los posibles altamente improbables.