sábado, 28 de noviembre de 2009

El cine, el dinero y un Señor con Bigote


¿Cuánto vale tu alma creadora? Pues depende, debería decir más de uno. La de Gabriel Velázquez unos 60.000 euros, los que necesita del Ayuntamiento de Salamanca para financiar parte de su nueva película, 'Iceberg', que parece ya ser un proyecto más íntimo incluso que los anteriores. Es un claro ejemplo de cómo la astucia del ingenioso autor debe capear temporales para poder llegar a buen puerto. Qué importa haber firmado junto con ese Señor Mayor con Bigote un papelito si a cambio puede terminar su obra. A fin de cuentas Miguel Ángel Buonarotti hizo la Capilla Sixtina para lo peor de la historia del catolicismo, aquel Papado renacentista y traicionero. Es una noticia que no es ni buena ni mala, simplemente la Cúpula del Bigote ha decidido moverse y proteger a un cachorro del Tormes para así poder presumir de algo, y de paso poner en evidencia que el cine español sigue sin crear industria, pero no ya por estupidez sino porque una historia sobre la adolescencia parece no tener sentido en otros lugares.
Pensamos aquí que sí, que hay que darle a Velázquez el beneficio de la duda y esos 60.000 euros y ver qué hace. Al menos su rodaje no parará mientras dure el limbo de las subvenciones del Ministerio de Cultura tras el revés que les han dado en Bruselas. Ahora se ve hasta qué punto Papá Estado es el gran productor de cine nacional. Terrible, realmente terrible esa dependencia pública: mata el ingenio, aborrega a los autores y despilfarra dinero para que luego muchas películas que han cogido parte del pastel ni se estrenen. El público y el cine español, como en la película de Wenders, "tan lejos, tan cerca".


jueves, 26 de noviembre de 2009

La Lorenzana

De todas las estrategias seguidas por Venecia para sobrevivir a todos los imperios, guerras y cruzadas imaginables en cerca de mil años, “la Lorenzana” fue una de las más efectivas y útiles. Toma su nombre de Lorenzo Bruno, un oficial mercenario al servicio de los Dux venecianos en el Adriático y Oriente. Un auténtico condottiero que tuvo que vérselas con los turcos y los balcánicos en la costa dálmata. Y siempre hacía lo mismo: ahogar al otro sin que se note. 

La Lorenzana es sencilla: sin aspavientos, sin demostraciones absurdas de fuerza, socavas al otro quitándole lentamente y en silencio sus puntos de apoyo, con sádica eficiencia trituras aquello que le da la solidez necesaria para ser algo. Finalmente, se derrumba y te lanzas sin compasión sobre él. Colocas a su alrededor una soga de ahorcado que se va cerrando disimuladamente; y por muchas puyas, por muchos ataques y provocaciones, no dejas nunca de tirar poquito a poco de la soga, con lo que el nudo se estrecha y las posibilidades del otro también. Lorenzo Bruno lo hizo tan bien que terminó siendo uno de los hombres más ricos de Venecia, hasta el punto de comprar algún que otro titulito nobiliario que asegurase a su descendencia. Dicen que era un hombre tranquilo, que no parecía perder nunca los nervios y que siempre estaba sonriente. Incluso cuando estaba rodeado mantenía su entereza con la frase “tranquilos, seguid tirando del nudo”. 

Algo parecido le están haciendo a Salamanca: alguien está tirando de la soga, le está haciendo la Lorenzana cultural. Primero recortando gastos que no ahorra sino que desplaza a gastos de representación, luego amparándose en el “interés público” para contratar mediocridad sin riesgo y finalmente abarcándolo todo para no llegar a nada. Como si Salamanca fuera Madrid. De esta forma la vacían de contenido cultural y la unen al turismo. Y ése alguien es Julio López, el concejal de Cultura, que también lleva Turismo y que ya no se esconde demasiado en su intención de fusionar cultura y marketing turístico, hasta el punto de no hacer promoción separada. Y le está saliendo de vicio la Lorenzana: algo extrañamente mezquino tiene el pensamiento conservador que desdeña la cultura salvo cuando se hace a su servicio, como si les molestara aquello que no pueden controlar o exprimir. Venecia siempre fue conservadora y oligárquica, pero sabían que sólo siendo liberales y tolerantes conseguirían mantener su libertad nacional y su imperio mercantil. Pero claro, es pedir mucho a este pueblo que sean así. Después de todo votaron al partido de López en masa. Ay, el flautista de Hammelin sigue suelto tras las ratitas y lleva traje y corbata…


Aviso para navegantes

Esta pequeña entrada está dedicada a las moscas cojoneras que se piensan que su gusto es ley y que los demás tenemos que plegarnos ante ellos como si cada palabra salida de su laringe fuera un mandato divino. Por cada cabreo ajeno por tocar las narices al respetable público nos reafirmamos más aquí en que la tolerancia y la resistencia frente al despotismo de unos pocos es lo único digno y honorable que se puede hacer. 

Insultarnos en los comentarios no es una buena forma de comunicación; aquí no lo hemos hecho nunca, y salvo un par de casos siempre hemos dejado las opiniones libres de otros. E insultar a otros que comentan a su vez nuestras idas y venidas mentales tampoco es lícito. Y sí, va por los comentarios de algunos post. Se puede disentir pero usando argumentos, no desprecios y soberbias innecesarias. Para quien quiera explayarse está la dirección maildelcorso@yahoo.es, y si es buena y da argumentos la publicaremos. Eso sí, queremos ideas críticas, con justificación y argumentos, no calentones de gente ociosa con muy poca amplitud de miras. Recordad lo que dijo en su día un hombre sabio: “El necio habla y habla hasta ahorcarse con sus palabras”. 


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Make me blue

Dedicado a los que se ganan el pan con la destrucción lenta de las yemas de sus dedos, dándole a la tecla hasta que sólo quede el blanco del hueso.

Mañana aburrida y gris de normalidad absoluta.

Mañana de plomo bajo la ducha; todos los días se parecen.

Mañana miserable de caras largas y miradas huidizas.

Mañana abominable al llegar a la factoría y darse cuenta de que los mismos imbéciles, tú el primero, siguen ahí.

Mañana torcida al percatarse de que el pan ganado no llega porque los idiotas equivocados siguen en el mismo sitio.

Mañana de miradas cómplices con algún amigo, igual de hastiado que los demás.

Mañana de Job de paciencia infinita al escuchar la enésima queja del enésimo lerdo con el que se comparten aire y aspiraciones.

Mañana de trabajo innecesario, de pago de los errores ajenos sólo porque alguien tiene que cargar con la culpa de las tontas cabezas de turco.

Mañana de instinto homicida simpsoniano porque el oído retumba con la lengua enroscada de las plañideras de siempre, ¿y van ya cuántas lágrimas por su mala vida…? Pégate un tiro y déjanos en paz, por favor.

Mañana de abismo sublime, como si nos columpiáramos en el alambre al ver todo el trabajo pendiente que otros no han hecho por pereza, incompetencia o mezquindad.

Mañana en la que promete llover un diluvio pero no cae y ahí sigue el mundo girando y girando…

Lo mañana en lo que sólo se salvan ‘Rainy Day Women’ y ‘Subterranean Homesick Blues’ de Dylan. Si no fuera por él no creemos que sería por otro. Buena suerte hoy, desdichados. 


domingo, 22 de noviembre de 2009

Belén Esteban y la Ciencia

Basta echar un vistazo a las páginas de los principales diarios nacionales para darse cuenta de que la Ciencia, con mayúcula, es una rara avis, una forma de expresión del conocimiento que para el periodismo español no existe, es un recurso o directamente no interesa al público. 

Claro, es mejor contarle la enésima trifulca entre los bufones del Congreso por unas corruptelas, cuando todos sabemos que muy pocos soportarían el Juicio de Dios (meter la mano en agua hirviendo: si eres inocente no te quemas...ejem). Un día Buenamadre, aquel periodista renegado y vitriólico, nos comentó que la ciencia sólo aparecía en los medios por el cambio climático y para ese tipo de bobadas del estilo "con las células madre del gemelo podremos hacer un hígado nuevo para su hijo terminal...". La dimensión social y sensacionalista del periodismo es tan verídica como sus necesidades. En lugar de enseñar y hacer pedagogía la prensa se limita a contar lo práctico que ni enseña ni forma al público, sólo lo distrae. Es un periodismo para jubilados. La ciencia determina nuestras vidas a cada segundo, el futuro completo de la civilización, y nadie hace o dice nada. No se pueden pedir peras la olmo, no en un país donde los gritos de una hija desaforada del proletariado capitalino como Belén Esteban atraen a más gente que los problemas del CERN para ponerse en marcha (por fin lo consiguieron, hace 48 horas). Sería cuestión de que el jefe de física de alguna institución saliera en la televisión diciendo eso de "Porque yo por el CERN mato, ¿me entiendeeees?". Igual así le harían más caso. 

Todo esto se resume en una palabra: ignorancia. Es pequeña, completa y de ella nacen todos los males del universo. Ignorancia del público, consentida y alentada; ignorancia de los periodistas, mal formados y a los que en las facultades nadie les dice que el periodismo científico existe y es un nicho sin explotar; ignorancia de los jefes de los grandes medios, que ni saben ni quieren saber de eso, obsesionados con la publicidad y la información política... En España no existe tal cosa. Sólo 'El Mundo' tiene una sección con ese encabezamiento, y el ABC, aunque teniendo en cuenta que también hacen 'Alfa y Omega' mejor no fiarse de lo que publican... ¡¡¡Porque yo por el CERN y la cátedra Newton de Cambridge mato, ¿me entieeeendeeeeees?!!! (Belén Esteban dixit). 

sábado, 21 de noviembre de 2009

Más sobre Sabina la Diva

En el post ‘Sabina la Diva’ se nos había quedado algo en el tintero, un argumento que dice mucho de cómo el gusto obnubila el buen juicio y lleva a los demás a la hoguera. Un hombre de la misma edad que Sabina, con una trayectoria vital también ligada a la izquierda, cuenta cómo en su momento Sabina dejó de gustarle. Cuando lo escuchaba en la radio simplemente cambiaba de frecuencia, y como Sabina no le había hecho nada, él tampoco iba por ahí criticándole. Nos ha enviado un email a la vista de ciertos comentarios anónimos, y en el texto contaba cómo Sabina le dejó de gustar no hace mucho porque “se ha agarrado a los coletazos de la Movida” y que no ha cambiado el chip desde entonces, como si sólo él fuera un contestatario, un poeta, un urbanita y el que dice la verdad. Lo más irritante es que parecía que sólo él y los que siguen a Sabina sienten y cuentan esas cosas, máxime cuando esta persona fue uno de esos héroes silenciosos que trabajaron contra el franquismo desde los sindicatos. 

Sabina se exilió a Londres y regresó cuando estuvo tranquilo, pero él se quedó y sufrió los golpes de una sociedad cerril que ayudó a cambiar con su trabajo diario. Por eso ahora ponerle vitola senatorial a Sabina es tan engañoso e hipócrita. 

No hace falta que un músico sea pobre para que nos caiga bien, simplemente que no venda motos trasnochadas. Un ejemplo: en el primer concierto de Sabina en Salamanca muchos se quedaron sorprendidos de la avanzada edad del público. Pocos jóvenes, muchos menos de los que cabría imaginarse. Sencillo: los menores de 25 años no escuchan a Sabina, sino a esos grupos que nadie parece conocer como The Sunday Drivers, que reventó La Riviera por los costados el mismo día que Joaquín Sabina cantaba ‘Tiramisú de limón’. Si nosotros somos coherentes con nuestros gustos (producto de miles de horas de audición), los demás también deberíais ser más tolerantes con los que no piensan como vosotros, ni tienen los mismos gustos. Aquí hemos alabado hasta el infinito a los Stones, y muchas gente no los traga. Pues bien, estupendo, y no por eso insultamos. Y jamás hemos atacado a los fans de alguien, sino al grupo, criticándole lo que nosotros vemos mal, libremente. Porque España, de momento, es un país libre. La civilización es aquello que existe sólo cuando la convivencia es tolerante. Lo contrario se llama despotismo. Y dicho esto, se terminó el tema Sabina, que aburre. 

 

viernes, 20 de noviembre de 2009

El auge del musical

Dice la Biblia, ‘El Cultural’, que el género del musical ha abandonado definitivamente la losa de los bailes estilo Gene Kelly para convertirse en teatro musicalizado, en “la ópera del siglo XXI”. Sería casi imposible resumir aquí la historia de los musicales. Digamos que su primer subidón fue en los años 30, cuando el sonido llegó al cine y se pusieron a cantar en números teatrales que se filmaban tal cual. La posibilidad de unir cine y espectáculo de variedades fue lo que puso a babear a los grandes estudios, que financiaron a fondo perdido una versión de Broadway por unos centavos de dólar antes de la guerra, con Fred Astaire y Ginger Rogers alargándose en el tiempo. 

Luego llegaría la gran época dorada, los 50 y parte de los 60, con Gene Kelly y Vincent Minelli de demiurgo detrás de las cámaras. Fue entonces cuando Mayo del 68, el desencanto burgués y los ácidos 70 trituraron el cine musical. El género volvió a su lugar: los teatros, especialmente los de Nueva York, hogar del estilo y sancta sanctorum de los musicales. Y una vez en casa el musical volvió a coger fuerza (‘Chicago’, ‘Cabaret’, ‘New York, New York’, ‘Grease’ o ‘Rent’). Ahora en España se abren los procesos de transformación para que el musical viaje. Como ‘Chicago’, que ya pone rumbo al Teatro Coliseum madrileño con una plantilla de actores que ya tienen muchas tablas en este tipo de obras, como Natalia Millán y Manuel Bandera, que ya compartieron escenario en ‘Cabaret’. ¿Será de verdad la ópera de este siglo o es el tercer renacer de un género que, mientras no salte al cine, parece tener su futuro asegurado? A veces, lo que está en el teatro, debería quedarse en el teatro. De momento les hacemos dos recomendaciones: ‘Chicago’, estreno en breve, y en la Gran Vía, ‘Spamalot’, de la que hablaremos en el futuro. 

jueves, 19 de noviembre de 2009

Sabina la Diva

Hemos dejado tiempo, hemos escuchado el disco nuevo, hemos permitido que Sony BMG infle el globo y ahora aparecemos ya, por fin, con un pincho en la mano. Como cuentan en muchos blogs, ciertamente Joaquín Sabina está hinchado de divinidad. Esto es, que su medida artística es muchísimo más ajustada en el cinturón que lo que recibimos. Sabina tiene ese "no-sé-qué" que huele a podrido a años luz y que dice mucho de cómo se concibe hoy en día la música. 
No es un buen poeta, y tampoco es un buen músico. Y por supuesto no sabe cantar. Dicho esto, si se le une una imagen de canalla y rojo cerrado y contestatario, hoy ya convertido en un burgués de tomo y lomo que pinta de rosa ocasional su vida, pues ya tenemos la coctelera triunfadora. Dos conciertos para un aforo de 6.000 personas cada uno, todo agotado, y media Salamanca haciéndole la ola gratuitamente. Cierto: no nos gusta Sabina. Es como Raúl González Blanco: un 6 en muchas cosas pero ni un 10 en algo que le salve de veras. 

Hicimos el esfuerzo de escuchar el nuevo disco (como otros anteriores) y una vez más se cumplió la teoría del diezmo: de cada decena de canciones sólo una puede, en algún momento, hacernos algo de tilín, mientras el resto suena a batir de campanas porque se quema la catedral. Así de claro. En 'Vinagre y rosas' la voz cascada de Sabina no llega ni a los coros, que se le escapan corriendo sobre las notas. En otras directamente recita. Lo sentimos mucho, pero ya le hemos dado varias oportunidades y siempre nos ha defraudado, repitiéndose hasta la saciedad en el mismo cliché, dando unos bandazos musicales sobre estilos que no controla. 

Las dos excusas que le avalan son además muy endebles: primero que si es un poeta urbano único. Es posible, pero sus rimas y el sentido lírico de las letras de las canciones son repetitivas desde hace quince años y no aguantan el asalto de cualquier crítico literario. Es un bardo de los sentimientos, de la canallesca, y con eso tira para delante y por eso triunfa. El otro es que su éxito le avala: claro, también una cabra subiéndose a una silla con el sonido de una flauta hace parar a la gente, pero eso no significa que sea bueno. De todas formas, como eso es entrar en el gusto ajeno nos ahorramos más comentarios. Allá cada cual con su dinero y sus oídos. Pero aquí que no pare más un tipo que vende una imagen y vive en la contradicción, que desprecia a la prensa y se ha dejado abducir por los luciferinos de Sony BMG. Cada vez que recordamos que Mozart murió arruinado...


miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sangre nueva: Noemí G.Sabugal

Sangre nueva, sangre fresca: un cadáver, un asesino que se esconde, una escritora en ciernes a la que apadrinamos y queremos a partes iguales. La amistad hace extraños compañeros de viaje, como Noemí G. Sabugal y el Equipo de Corso Expresso, que puso al infame becario troglodita a corregir la novela que quedó finalista ayer del Premio Unicaja Fernando Quiñones con la novela ‘El asesinato de Sócrates Trigo’. 

Debuta la leonesa con un zarpazo igual que el escudo que la distingue del resto de nacionales: algo tiene esa ciudad fundada por una de las más fieras legiones romanas y que fue una de las capitales medievales de Europa durante siglos, antes de ser hundida por Castilla en su favor (venga nacionalismo castellano, más antiguo que ninguno y arrinconado por la Historia). Parte del honor consiste en la publicación, para 2010, de la novela, la misma a la que le echamos un ojo y nos encantó por su verbo directo, melancólico y florido, deprimente y gris, donde los personajes van en consonancia con el realismo sucio que adorna toda la novela. 

Texto clásico en sus formas narrativas en torno al género negro pero que se diferencia por su claridad y su total falta de trascendencia: Noemí se centra por completo en el interior de los personajes, en una historia paralela que es más la vida del inspector y de los que le rodean que el propio crimen, que se convierte en ocasiones en una línea secundaria que aflora de vez en cuando para decir eso de “sí, es una novela negra”. Quizás sean esas imágenes duras y hermosas en su tristeza y miseria moral y material donde está la belleza de los caídos, de los perdedores. Bueno, no tan perdedores a tenor del capítulo final, pero para esto tendrán que leérsela. 


martes, 17 de noviembre de 2009

Armas, gérmenes y acero

Hace ya muchos años que Fernández-Armesto se atrevió a aglutinar la historia de la Humanidad en un libro llamado ‘Millenium’. En realidad no era todo, eran los últimos mil años, y siempre desde la perspectiva sobredimensionada del también siempre sobreestimado poder chino. Vino a decir, básicamente, que Occidente es un episodio intermedio dentro del dominio de la civilización china. Uno de sus fallos es que pica en el mismo anzuelo de la globalidad: en el siglo V ni los chinos sabían por dónde caía Roma ni a los pobres romanos les importaba un comino por dónde estaba la Gran Muralla. El mundo vivió en esferas separadas y esporádicamente conectadas por rutas comerciales hasta el siglo XVI. Fue Occidente quien unió los continentes con su colonialismo mercantil e imperialismo posterior.

Hasta que llegó Jared Diamond y ‘Armas, gérmenes y acero’, uno de los primeros intentos serios de no inflar las teorías asiáticas ni eurocéntricas y ceñirse a las tres varas de medir de las culturas: ¿quién tiene mejores armas?, ¿quién no ha sucumbido a las pandemias? Y ¿quién es capaz de producir más en menos tiempo? El eje del libro, que ya está en edición de bolsillo (7 euros, no me sean mirados con la pecunia), es un intento de explicación de por qué las civilizaciones euroasiáticas (Europa, China y el Islam) han sobrevivido enteras y han conquistado al resto. Y no por una superioridad cultural, moral o genética (ni el poder del hombre blanco ni la supuesta hegemonía cultural china). Para Diamond las diferencias de poder, y en concreto en la posesión de tecnología entre las diferentes sociedades humanas, tienen su origen en las diferentes condiciones ambientales de las que ya habló largo y tendido Hegel, y antes que él, Herodoto y Estrabón. Unas circunstancias que han favorecido a los europeos y asiáticos (por ejemplo, el gobierno centralizado de China o la resistencia de los europeos a las enfermedades infecciosas). Y un dato contrastable: Europa y China fueron las regiones más densamente roturadas para la agricultura, las primeras en eliminar a los grandes depredadores y en disponer de una red de caminos estable. O lo que es lo mismo, que donde Fernández-Armesto ponía la cultural Diamond es mucho más práctico y pone a los ingenieros. 


domingo, 15 de noviembre de 2009

El Horror

Absolutamente infame, la esencia misma de lo abominable, una manera de tirar el dinero, y de conseguir que dos generaciones se partan la caja torácica. Como decía Marlon Brando en 'Apocalypse Now', "el horror, el horror...". Alaska, loca por hacerse autobombo y publicidad en vista de que su música ya ni llega a los rincones de Chueca donde debería, ha regrabado un tema de su último disco como Fangoria con Sara Montiel, otro monstruo que araña días a la Muerte como nadie. Después de dos días sin nosotros había que volver por los fueros de Corso, y qué mejor manera que señalar que aunque el gusto es libre el estómago no lo es tanto. Un atento visionado del vídeo entre la Sara y la otra Sara (camino de ella va, estirada, bajita y con más kilos en la delantera de la que su espina dorsal está dispuesta a tolerar) ha conseguido que el becario pote en la sala de reuniones. Menos mal que le tenemos entrenado para que pase también la fregona.

De las muchas cosas que podríamos decir sólo se nos ocurren dos: una, que Alaska no parece tener ganas de venir a Salamanca (sólo por eso Dios debería existir, para darle las gracias), y dos, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Alaska ya no rasca bola ni resucitando a los muertos. Su talento musical depende mucho ya del gusto de una minoría de la República de Malasaña que ya la considera una parte más del decorado de sus vidas. No se puede tirar alguien 30 años haciendo lo mismo una y otra vez. Estamos en 2009 cariño, no en 1982.

Y hablamos de esto en lugar del rastro de genialidad que ha dejado Moebius en Barcelona, ni de que Sabina sigue siendo igual de estúpido que siempre, que vuelve El Barrio a Salamanca para torturarnos, que el vampirismo teen regresa también para soltar más estrógenos en pantalla ('Luna nueva') y que visto lo visto nos moriremos antes de ver algo digno musicalmente hablando en la ciudad. Terrible, terrible. Lo único que nos alegra la vida es haber visto al equipo de la República de las Mil Mentiras perder frente a los nuevos tercios hispanos. Ah no, perdón, que eso no es cultura..., vaya, ya se volvió a colar el becario de deportes...

jueves, 12 de noviembre de 2009

Ya van 477

Llevamos ya, con ésta, 477 entradas. Nos preguntaron por qué el nombre de Corso Expresso. Sencillo: “corso” porque nos otorgamos a nosotros mismos la patente de corso para hacer y decir lo que queramos bajo nuestra responsabilidad. Si te gusta, bien, si no, pues mejor. Y Expresso porque es el café preferido de uno de nosotros (que somos más de los que os imagináis, otra cosa es que alguien dé la cara…) y porque el blog tiene que ser rápido y los post cortos. Y como no hay nada mejor que dar un buen ejemplo de la identidad, hoy vamos a dar tres puñetazos bien merecidos. Porque estamos hartos:

De la Iglesia, que dice que quien vote a favor de la nueva ley del aborto será hereje. ¿Y qué van a hacer, quemar a los diputados en hogueras por no pensar como ellos como hicieron durante mil años? Ah, la Ecclesia siempre tan democrática y abierta…

De los divos, que se piensan que por tener pasado tienen el presente asegurado y el futuro resuelto. Y cuanto más mediocre ha sido su aportación cultural más ínfulas papales se dan con los demás. Y no damos nombres, pero seguro que estáis ya pensando en alguien.

Del juego político por una caja de ahorros, aquí en Salamanca y allí en Madrid. Es indignante que se dediquen a ser todos condonttieri y liarse a cuchilladas en lugar de justificar sus sueldos y primas ante el pueblo. Aburrís mucho, lerdos, pero mucho, y en parte es culpa vuestra que la gente no vaya a votar ni se involucre en la gestión política de sus sociedades. ¿Para qué, si sois como aquellos eunucos de la Ciudad Prohibida, que lo controlaban todo? 


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Filete asado de vaca sagrada

Nueva versión de ‘Fedra’ en Salamanca y otra demostración de por qué determinados personajillos deberían ser condenados al ostracismo. El divismo de la dentona belenense es de los que tiran de espaldas. Ya nos dijeron una vez que era la quinta esencia del pijismo rojo, de ese rojerío Ferrari del mírame y no me toques que llevo años en este oficio, nene. Así pues, no dejan de llegar mensajes celestiales de que a las vacas sagradas hay que fustigarlas, porque una vez llegan arriba (bueno, depende de lo que se considere “arriba”…) son como en la India: no se toca, no se mira y se le dan regalitos. Pues a cañonazos si hace falta. El respeto, y mucho más el respecto intelectual, hay que ganárselo. Y no se hace con malas maneras de uno de los esbirros de turno. Y a pulso, porque en el mundo del conocimiento y el talento artístico no se puede vivir de las rentas, hay que dar muestras de maestría cada determinado tiempo para que el respeto se mantenga, porque es una meritocracia y no una aristocracia. Y si no hay más combustible para nada, pues entonces se retira uno/a discretamente a una casita de campo a vivir relajadamente el resto de los días de vida. Porque subirse a las tablas para hacer ‘Fedra’ con esa cara de “apollardá”, la misma que pone cuando canta y encima meterle con calzador la tensión enajenada a un mito griego…, pues para eso se queda uno en casa. Vale, lo hace bien porque tiene oficio y experiencia, pero olvídense de saltos mortales, de esos segundos de angustia en los que el espectador se fusiona con el personaje en una sola cosa y vibran ambos al unísono. No, de eso no hay nada… Solo queda la sobreactuación y esa cara imposible en momentos emocionales imposibles. Por cierto, ¿alguien vende en Ebay algún látigo egipcio de siete colas?

PD: Esto pasa por no ser más flexibles y amigables con los medios... 

martes, 10 de noviembre de 2009

Migajas para el teatro, cofres para el cine

Que este post sirva para hacer ver cómo funcionan ciertos temas en esa jaula de grillos que es el Ministerio de Cultura. Anuncian a bombo y platillo que van a dar 275.000 euros durante un año para alentar la producción teatral en el País Vasco. Vale, una de las regiones españolas (mal que les pese, claro) con mayor tradición y producción escénica se tiene que conformar con 275.000 euros para sólo 115 representaciones, que es más o menos lo que se lleva una sola película de gran presupuesto en subvenciones públicas. 

La diferencia de trato es tan abismal, y sobre todo, de resultados, que da escalofríos pensar que puede llegar a funcionar en algún momento este actual sistema de reparto de los maravedíes del dinero público. Es aberrante que una obra de teatro que puede estar dos meses en cartel, llenar un teatro de unas 350 o 400 personas dos veces a la semana reciba a veces sólo un 5% de lo que recibirá una película que sólo verán unas 40.000 personas, como ha pasado más de una vez. Vale que el cine llega a más gente, pero la injusticia empieza a ser tan brutal que más de uno y más de dos deberían empezar a pensar en plantarse, negarse a pagar impuestos y buscarse la vida por su cuenta. Total, para las migajas que les dan más valdría no pedir. Un solo espectáculo de flamenco cuesta 100.000 euros, de primer nivel, de los que viajan a Japón, China, Corea del Sur, Taiwán, Canadá, Argentina, EEUU, Argentina… Un ejemplo: el montaje de Aída Gómez para su versión de ‘Carmen’ podría llegar a todos esos lugares. ¿Cuántas películas españolas pueden presumir de eso? No muchas. 

Y sobre todo, ¿por qué Lola Films, de los Almodóvar, siguen mendigando pasta al Ministerio? ¿Es que no ven que así joden a los directores primerizos que buscan apoyo para su primera película?, ¿cuántos de ellos habrán tenido que desistir porque todos los productores, por defecto, sacan la faça para ir a ver a González-Sinde? Luego se extrañan de que haya piratería, aquí y en el Índico: manda el bolsillo, así que dejen de hacer el idiota con el dinero, por favor. 


domingo, 8 de noviembre de 2009

Hace 20 años

Hace 20 años que Europa volvió a nacer para sí misma, para su esperanza de futuro, para que se hermanaran todas las naciones.

Hace 20 años que Europa se acobardó y perdió la oportunidad de ser algo más que un club de naciones ricas, mezquinas y aburguesadas, aterrorizadas con perder su terruño miserable frente a proyectos más grandes.

Hace 20 años Alemania recuperó su suelo y su futuro, y todos contuvieron la respiración con miedo a que volvieran a cometer el mismo error.

Hace 20 años Berlín dejó de ser una cicatriz irracional y se convirtió en la capital de Europa, sin saberlo.

Hace 20 años la gente miraba atónita cómo un error de comunicación entre el Ministerio de Interior de la RDA y el comando de guardias de frontera permitió abrir la espita por la que se hundió el comunismo.

Hace 20 años todo el mundo soñó con un futuro mejor, sin Guerra Fría, sin Holocausto nuclear, sin bloques, donde la democracia, la libertad y el comercio por fin convirtieran el planeta en un lugar mucho mejor.

Hace 20 años Salamanca era una sombra de sí misma, una capital de provincias perdida en medio de la nada.

Hace 20 años éramos todos más ingenuos, y algún inocente radical de derechas pensó que era “El final de la Historia”, sin darse cuenta de que sólo era un paso más hacia otra etapa con sus propias características.

Hace 20 años Bin Laden trabajaba para la CIA.

Hace 20 años George Bush (padre, obviamente) hacía honor a su estirpe colonial con 180 años de antigüedad y llevaba con mano firme y mucha astucia la transición hacia la nueva era.

Hace 20 años nadie, salvo algún que otro visionario, podía imaginar el mundo en el que vivimos ahora.

Quizás dentro de otros 20 años Europa sea ya una confederación democrática, la nueva Liga de Delos, el euro sea la moneda de referencia, Israel y Palestina sean estados aliados, Irán sea una democracia de verdad, África no se muera de inanición y China respete los derechos humanos. Puede que sí, puede que no. En manos de Corso Expresso no está, eso seguro, pero por soñar que no quede, porque los sueños, “sueños son”. 

Salud y larga vida, amada Berlín. 

sábado, 7 de noviembre de 2009

Tu maldito violín azul

"La música débil de la pieza final de 'El Padrino' de fondo, revoloteando alrededor del jardín que daba al acantilado; la brisa movía las hojas y hacía balancearse lentamente, como una canción de cuna, el espigado olmo del final. Todavía olía a pólvora, y el hedor a quemado entraba por las fosas nasales hasta llegarme al estómago, los pulmones reventados del miedo, y ahora, el corazón casi parado por el bajón de la adrenalina. No podía dejar de mirar, mientras sonaba el violín que metió Nino Rota en ese momento final de la película, el cuerpo todavía humeante, caliente y ya comida de los gusanos de mi antiguo amor y señor. Te dije que todo tenía su límite, que todo lo que hacemos tiene su contrapartida; te avisé muchas veces de que no pasaras de la línea, pero tú nunca me hiciste caso..., mientras tu maldito violín azul sigue taladrándome los oídos... tanta belleza en mi cabeza frente al horror de la muerte del que juró matarme. ¿Y ahora, Don, qué hacemos? El sol cae por el horizonte, escondiéndose detrás del mar; la luz rojiza se recorta contra la costa, también sobre la línea del cadáver. Oigo ruidos en la cocina, se acercan ya hacia el porche... todavía me quedan balas..."

Especialmente dedicado al violín azul de R.L. De parte del Equipo. 

Por Yoani Sánchez

Hace ya algún tiempo que no hablamos de los miserables tiranos que han convertido sus países en satrapías persas al peor estilo. Jenofonte habló largo y tendido en la ‘Anábasis’ de este tipo de miserables ególatras, pero se quedó corto en comparación con la sutileza de la dictadura cubana. Hablando en plata castiza, esa que no saben usar en Latinoamérica: “Nos pasamos la revolución cubana y sus éxitos educativos por el forro de los cojones del burro del tío Casimiro el de Cacabelos”. Yoani Sánchez (en la imagen), la bloguera más famosa de Cuba (Generación Y), resistente al régimen, fue detenida y humillada por la seguridad cubana mientras iba camino de una manifestación “tolerada y controlada”. La obligaron a subirse a un coche donde fue insultada, amenazada y golpeada. Sinceramente, los argumentos que podríamos usar son tantos como repetitivos. 

Darle pábulo a los afectos al régimen cubano con otro post largo sobre su despotismo y ceguera histórica sería un error. Simplemente recogemos uno de ellos: cualquier estado que para sobrevivir tiene que cercenar la libertad de opinión y expresión pierde toda legitimidad moral para justificarse a sí mismo. Es cuestión de tiempo, y esperamos de corazón que Cuba salga de la larga noche igual que lo hizo España, que su transición sea igual de práctica, beneficiosa y positiva. Que no se haga realidad la frase de Thomas Jefferson: “La libertad de las naciones se alimenta de la sangre de los tiranos”. Mientras tanto, os sugerimos mensajes de apoyo. Recuerden que un día también hubo aquí un imbécil al mando, bajito, con voz de gaita y monotesticular. Pero esa es otra historia…


jueves, 5 de noviembre de 2009

Mileuristas en Alerta

Título y subtítulo de un periódico nacional: "Matriculado en la euforia y licenciado en el desastre. España vive el drama de una generación que termina la carrera sin apenas perspectivas de trabajar - Buscan desesperadamente empleo sin importar ya las condiciones, el sueldo o la precariedad". Dicho de otra forma, los revolucionarios de mañana son los frustrados de hoy, como indicaba un comentario al margen. Ni los estupidizados proletarios, ni los pobres, ni los inmigrantes, ni los terroristas, nada ni nadie es tan amenazador como esos licenciados que luchan por no terminar poniendo raciones en un Krusty Burger cualquiera. Terrible sociedad ésta que se llena la boca de moralina hipócrita sobre la familia, la nación y los valores y luego abandona a su suerte al capital humano. ¿Qué le importa a alguien de 26 años que no tiene dónde caerse muerto la integridad de España, los valores familiares, el aborto, la eutanasia o la implicación del ejército en Afganistán? Pues una mierda, básicamente. 

La dejadez y la indiferencia son el primer escalón, y a partir de ahí sólo habrá una frustración progresivamente más dura y brutal, y después incluso la agresividad y la violencia. El hecho revolucionario es una cadena de situaciones, no un impulso espontáneo, y normalmente la evolución se podría haber frenado con anterioridad. Y lo peor es que los partidos políticos no reaccionan: ningún discurso ideológico puede ya anestesiar nada, y las promesas menos. Se han prometido muchas cosas que no se han cumplido, así que ya no queda ni el recurso al populismo dictatorial, sólo queda ya la frase de Heath Ledger en 'El caballero oscuro': "Mis vicios son baratos, sólo necesito gasolina y un mechero para prenderle fuego al mundo". Avisados quedan, padres funestos y mediocres de la patria, adalides de la buena sociedad, seguid así y veréis arder más de una torre, porque vosotros sois los responsables del sistema, no los mileuristas.


Todo el universo condensado en un punto

Sobre cómo un partido conservador puede hacer seppuku ,y de paso dar una demostración de cómo no dirigir y organizar una organización política, podríamos escribir toneladas de celulosa blanca. Pero no vamos a hacerlo, simple y llanamente nos remitimos a una viñeta de Vergara en el diario 'Público'. 

Hemos tenido que llevar a la mitad del Equipo a la UCI por el ahogo entre tanta carcajada. ¿Quién dijo que no se puede decir nada en una viñeta? Se puede decir todo, y al contrario que el niño que quería meter el mar en un agujero en la playa, todo el universo conocido se puede condensar en tres gamas de color y cuatro bocadillos de cómic. 


miércoles, 4 de noviembre de 2009

Primera y última vez que nos cabrean

Nos hemos pensado mucho este post, por las repercusiones negativas que puede tener para nosotros, pero callarse algo por el mero cálculo de pérdida y beneficio a veces no es ni honorable ni moralmente aceptable. Sobre todo cuando nos envían un email más que ofensivo con una sarta de memeces bastante importante por parte de alguien a quien llamaremos Megalerdo. Así que nos vamos a mojar. Porque amamos tanto la música, en todos sus formatos, que no soportamos que nadie juegue a la yihad con ella.

Partimos de una premisa: salvo honrosas excepciones, y algún que otro aprendiz que intenta emular a sus mayores, los críticos musicales son una manada de tarugos de gran calado. Especialmente aquellos que se dedican a pensar que la música sólo existe después de 1950. Para esa gente que piensa que lo clásico es sinónimo de rancio, trasnochado y aburrido. Ni juntando a todos los músicos y compositores del rock, pop, hip-hop y demás subgéneros de los últimos 60 años se podría llegar a la complejidad del trabajo compositivo de una sinfonía, una ópera, un concierto de cuerda o una fuga de Bach. La música se parece mucho a la matemática, en niveles, grados y complejidad: en algunas obras entran en juego hasta 27 líneas sonoras diferentes que hay que combinar, y encima con estilo. 

Usando el mismo símil, podría decirse que mientras Beethoven hacía derivadas, integrales y en algunos casos llegó a insinuar la mecánica cuántica sobre el pentagrama, los Beatles, los Stones y cualquier otro grupo se quedan al nivel de 2+2=4. Toda la base del pop es el consabido A+B+A, tan sencillo como fácilmente digerible: no hay desafío acústico, no hay complejidad que haga pensar, sólo placer y disfrute, una masificación orteguiana de la música, convertida ya en un producto más y no en un arte. Y eso va también por nuestro querido rock clásico. Algunos grupos, como The Doors, intentaron hacer algo diferente, pero hacer 2+2+5=9 no es sinónimo de genialidad, sólo de buenas intenciones. En ningún momento hemos quitado mérito a esa música, más bien lo contrario: disfrutamos de ella de igual manera que cualquiera, pero tenemos la tendencia a ponerlo todo en su justa medida, no a sacralizar el gusto. Las ideas sí merecen la pena, los gustos son productos personales. Escuchar a Scarlatti no es lo mismo que quedarse mirando al cielo mientras llega el sonido de 'Wild horses', por ejemplo. Y como son diferentes las reverenciamos ambas en su justa medida. La virtud es equilibrio, y esos principitos llorones con nula personalidad y que parecen salidos del Neo2 en cadena no cumplen con esa máxima. 

Y a partir de ahí, querido Megalerdo, nacieron los críticos musicales post-1950: son igual de simples y sentimentales que la mayor parte de la música que escuchan, y por lo tanto sus productos son equivalentes en densidad y profundidad. La cuestión radica en que una sociedad que no se exige a sí misma intelectualmente no es capaz de producir nada elevado después. ¿Alguien ha visto un mono haciendo ecuaciones de segundo grado? ¿Verdad que no? Pues eso. Sólo una cosa, te reconocemos el mérito de habernos cabreado; una y no más, avisamos. Eso ya queda para ti y tu ego. Y por favor, aprende a escribir oraciones subordinadas cuando intentes comunicarte con el resto de homínidos, no tenemos tiempo para hacer de Champollion con jeroglíficos.

Pd: El de la foto es el avatar preferido del Equipo. Había que poner algo. 


Otro RIP: Ayala y Levi-Strauss

Al final vamos a tener que crear una etiqueta en el blog llamada “RIP” porque se confirma la ley no escrita que inventaron en California hace años: las celebrities mueren de tres en tres. En cuanto uno cruza al otro lado detrás se van otros dos en cuestión de horas. En España y Europa, como no tenemos un star-system bien plantado perdemos cosas peores: autores, artistas y pensadores. Primero se fue José Luis López Vázquez, y ayer, en cuestión de 24 horas, murieron Francisco Ayala y en París Claude Levi-Strauss, padre de la antropología moderna. El primero un escritor, profesor y ensayista único que cubrió un siglo de nuestra identidad histórica y vio pasar de todo: la monarquía alfonsina, la dictadura de Primo de Rivera, la República, la Guerra Civil, el franquismo, el exilio, la Transición y la democracia. Más, imposible. 

Y en Francia se les heló el desayuno al enterarse que uno de los pocos filósofos y pensadores de entidad que le quedaba a nuestro vecino (que sigue en caída libre culturalmente, bien detrás de su lengua anquilosada…) había fallecido. Levi-Strauss (foto del despacho), el pensador clave del siglo XX, el que elevó el estudio un poco más al desarrollar toda la etnología moderna, se había ido discretamente. Tenía 101 años, sólo dos menos que Ayala, la voz de nuestra memoria que ahora se ha quedado afónica. Europa pierde a sus genios consolidados por puro agotamiento, porque no pueden vivir más ni crear más de lo que han hecho. En parte porque la decadencia cultural que sacude a Europa desde 1945 nos impide ascender un poco más. De cómo el continente y su isla preferida (esa pérfida Albión esquizofrénica que ni traga a sus antiguas colonias ni termina de ser europea) se han ido al hoyo de la historia en creación cultural ya hablaremos otro día. Por ahora baste decir que somos todos un poco más pobres intelectualmente, y que sólo nos queda rezar para que alguno de los profesores o novelistas desconocidos que pululan por España, Francia, Alemania, Irlanda o Italia espabile pronto. 


martes, 3 de noviembre de 2009

Ciao José Luis

Debe ser muy siniestro ser un actor de los pies a la cabeza y que te recuerden por un par de escenas en comedias costumbristas que sacaban lo peor del alma española, y que de paso eternizaban el cliché del moreno bajito, calvo, con bigote y terriblemente ingenuo que nos definió durante muchos años. José Luis López Vázquez ha muerto y los geniecillos del gremio le recuerdan por 'La cabina' y 'Mi querida señorita'. Perfecto para su visión de lo que es el cine, pero insuficiente a todas luces. Muy buenas interpretaciones, pero que no superan los papeles secundarios que hizo para 'El pisito', 'El cochecito', 'Plácido', 'La escopeta nacional' o 'Luna de Avellaneda'. Era un espartano del cine, una cara conocida pero que siempre dio lo mejor de sí mismo cuando interpretaba a hombres pequeños de placeres y vicios menores en un mundo que le venía demasiado grande. De haber nacido en Londres o Nueva York habría sido uno de esos grandes actores de carácter con un Oscar sobre la chimenea y que habría terminado haciendo alguna sitcom célebre en la CBS o la ITV británica, por ejemplo. Y sin embargo, por desgracia, la inmensa mayoría de la gente sólo le recordará por aquella escena de 'El turismo es un gran invento', del 68, cuando con bigote, traje negro y gorra de pañuelo al estilo albañil decía aquello de "a-le-maa-naaas". Una pena doble: su muerte y que no se le haga justicia en la psique nacional.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Lágrimas de Eros

'Lágrimas de Eros'. La belleza no tiene por qué ir unida a la muerte, pero suponemos que a los modernos les encanta la idea de que la hermosura y el placer del amor si vayan parejos a la antítesis de la vida. Es una idea relativamente nueva, y no nos sirve que todos hayan visto en la poesía romántica esa ligazón. No obstante, sirva la excusa para poder ver una temática bien diferente en el arte. La exposición que lleva ese nombre es una maravilla colectiva basada en el concepto, más allá de un artista o un formato. De la escultura a la fotografía escenificada pasando por la pintura de todas las épocas. Los trazos más hermosos unidos a un concepto. Es una fórmula que antes se usaba mucho pero que decayó por la complejidad de unir obras de tantos sitios diferentes. De momento sólo hemos podido contemplar una parte, la asociada al mito de Jacinto y Apolo (el primero, amante del segundo, que lo mató por error), a la muerte de Cleopatra y Ofelia (dos suicidas bien diferentes, el amor loco, la muerte como forma extrema de erotismo en la desnudez lívida de la muerte), o la decapitación como fetichismo sexual absoluto (Salomé y San Juan, David y Goliat). Sea como fuere, la belleza cobró vida en las salas de Caja Madrid. Falta la gran visita al Thyssen, pero eso se lo dejaremos a otro del Equipo, no va a ser siempre el mismo quien vaya. De todas formas, si alguien pasa por Madrid, no dejen pasar la oportunidad. Ya escribiremos algo más amplio más adelante. Ya saben, la resaca de Halloween no perdona.